6: I'll Be Good.

252 17 15
                                    

"Nunca quise comenzar un incendio, nunca quise hacerte sangrar. 
Hoy seré un mejor hombre. 
Seré bueno, seré bueno"
— Jaymes Young.

En cuanto abro los ojos, sé que estoy en el hospital. Su olor característico inunda el ambiente y las paredes blancas son inconfundibles.

Veo borroso durante unos segundos y me cuesta abrir mi ojo izquierdo, me siento abrumada y desesperada al mismo tiempo, comienzo a hiperventilarme.

—Tranquila—dice una dulce voz que no conozco—, estás en el hospital. Pasaste un momento traumático, pero todo está bien.

Sigo a la voz y me encuentro con una joven enfermera, por lo que alcanzo a leer en su placa, se llama Sonya y es una practicante. Observo la habitación, sólo estamos ella y yo.

—Necesito que me cuentes tu versión de los hechos, si lo deseas podemos a notificar a la policía del atraco—dice tomando una carpeta donde tiene una ficha y un lápiz, lista para escribir.

— ¿Atraco?—pregunto, confundida.

—Sí, tu novio dice que los asaltaron, pero al oponerse al delincuente se metieron en una pelea y él te atacó. Si quieres, podemos llamar a la policía.

¿Un asalto? Los recuerdos estaban borrosos en mi cabeza, pero sé que estábamos sólo Demian y yo.

—Yo...—no sé qué decir, me siento demasiado abrumada— no recuerdo bien qué pasó.

—Está bien...—Sonya me mira fijamente, como si pudiera leer la verdad detrás de mis ojos—, no hay presiones. Por protocolo debo darte esto—me tiende una tarjeta—, no dejes que nadie la vea.

Es un número de una asociación para las mujeres maltratadas.

Siento que todo mi mundo se viene abajo. «No soy maltratada», me digo a mi misma.

Guardo la tarjeta en mi pantalón, al momento que la puerta se abre y Demian entra con la cara mojada en lágrimas. Se acerca a abrazarme, no puedo oponerme aunque lo quiera, me aprieta fuerte contra su pecho mientras llora.

—Lo siento tanto, bebé. Debí protegerte. Nunca debí dejar que nadie te tocara—mira a mis ojos, a pesar de que sé que miente, sus ojos me indican sinceridad y arrepentimiento—. Espero que puedas perdonarme.

No respondo, la enfermera le pide que se aleje mientras me entrega un espejo. Lo recuerdo todo al ver mi rostro.

El lado izquierdo de mi cara está hinchado, sé que el golpe fue en el pómulo, pero de alguna manera, mi ojo también está azul, como si la hemorragia hubiera llegado hasta allí.

Comienzo a llorar al verme deformada de esta manera, no puedo reconocerme.

—Tranquila—dice la enfermera—, estás con medicamentos para que no sientas dolor. Ahora vendrá el doctor para hacerte un chequeo y firmar tus papeles del alta.

Tal y como la enfermera indicó, el doctor firmó mis papeles y me dio unas recomendaciones para sanar mi herida más rápido, me recetaron analgésicos para el dolor y me mandaron a casa.

Apenas salimos de la sala, Demian me agarra del brazo y me arrastra hacia su auto, va a dejarme hasta mi casa. No hablamos hasta que estaciona, cuando intenta bajar para llevarme hasta mi piso. Lo detengo.

—Pandora—su voz suena cansada, evita el contacto visual.

—Mentiste—susurro, prácticamente abrazando mi bolso de baile, de maanera protectora.

—Hubiera ido a la comisaría.

—Te lo merecías—digo con voz débil, miedosa de lo que haga a continuación.

EnséñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora