1: Otherside.

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"¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo resbalaré?
Separarme de mi lado.
No, no creo que sea malo"-Red Hot Chili Peppers.

Actualidad.

No estaba lista para decir adiós, ni para la bofetada que "el mundo real" me dio apenas terminé mi camino con la Compañía Americana de Ballet Profesional. Un día tenía una casa, una escuela, un trabajo, una familia y al otro día, ya no tenía ninguna de esas cosas, en cambio tenía un piso de apartamento barato en mal estado, un poco de dinero, mi orgullo y un certificado que indicaba que me había graduado de la CABP.

No me sentía lista para dar este paso, lamentablemente, el año pasado tampoco me sentía lista, así que me aconsejaron quedarme un año más, pero ese año había terminado. Lamentablemente, no me ofrecieron un puesto de trabajo, lo que significaba que era tiempo de graduarme y ser libre por mi cuenta; buscar otra compañía y trabajar en lo que siempre he soñado.

Eso pasó hace exactamente 8 meses.

Aún tengo mi piso, mi poca cantidad de dinero y mi certificado, pero mi orgullo se marchó hace mucho.

Trabajo como camarera en un restaurante a medio tiempo en las noches y como vendedora en IKEA. No suena nada divertido, pero al menos me estoy manteniendo con vida.
Sí. Esta es mi aburrida vida.

Abro los ojos y fijo mi mirada en el techo; estoy muy sedienta y mi estómago se siente como un agujero negro. Volteo mi cabeza y miro el reloj digital en el piso, 2:30 pm. "Esto es una broma". De repente, mi cuerpo reacciona y se despierta, como si me hubiera dado una corriente eléctrica. Esto no es una broma, de verdad voy tarde. Salgo de la cama a toda velocidad y me dirijo a la ducha, ni siquiera me molesto en templar el agua.

Llegaré tan tarde, no puedo perder esta oportunidad.

Cuando ayer perdí el día libre en IKEA no pensé que lo desperdiciaría de esta manera, pude haber ensayado algo, al menos.

Y para más, vivo en Nueva York, hay tráfico casi todo el maldito día y la ciudad es tan grande que no sería extraño si me llego a perder. Llevo cinco años viviendo en esta ciudad, si me dieran un dólar por cada vez que me he perdido en este laberinto urbano claramente no tendría dos trabajos.

Salgo de la ducha a tropezones, prácticamente patinando en el baño y corro a mi habitación, claro, se me olvidó la toalla en algún momento. Por alguna extraña razón siento que al apurarme, me estoy demorando más.

Por gracia divina, en cuestión de minutos estoy lista, recojo todas mis cosas del suelo; bolso de baile, llaves, teléfono móvil, botella de agua y sí, mi comida.

Salgo de mi apartamento con el sándwich vegetariano -que compré para la cena anoche y que claramente no comí- en la boca mientras corro para agarrar un taxi. No es el desayuno ideal, pero prefiero comer esta basura a desmayarme en la audición.

Por suerte, un taxi me para, una vez que estoy sentada en el asiento trasero, siento que puedo volver a respirar. Le doy la dirección al conductor y me recuesto en el asiento mientras observo por la ventana.

Esta es mi última oportunidad, es la última jornada de audición de la temporada, la última del año, si no lo consigo aquí, tendré que irme. Lo he intentado, pero la vida de un bailarín es cara, vivir en Nueva York no es barato y no puedo dejar de sentirme decepcionada de mí misma por no conseguir un trabajo como bailarina ya. Los más probable es que tenga que mudarme a Miami, Los Ángeles o incluso volver a Canadá.

Tal vez esto de ser bailarina no es lo mío, no soy lo suficientemente buena, quizás por eso no he conseguido trabajo. No me gusta pensarlo, pero si las cosas no mejoran podría considerar ir a la universidad y buscarme una profesión real.

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