"Quédate conmigo por un día.
No tengo a nadie que me sostenga, porque, aparto a todos de mí.
No quiero estar sola, pero estoy mejor por mi cuenta.
Porque soy frágil"—Gnash ft. Wrenn.Dolor.
Dolor es lo que rodea las fechas cercanas a mi cumpleaños, a estas alturas, es algo que ya no me sorprende, es algo con lo que he aprendido a vivir, desde que la desgracia se presentó antes de mi nacimiento. Es por eso que me permito no estar bien, porque mi cuerpo necesita sentir esto de vez en cuando, aunque no se sienta bien.
Dolor es lo que ha rodeado estos días, en los que me he sentido más sola que de costumbre, luego de enterarme que mis compañeros tenían gran interés por mi vida privada y les parecía bastante divertido hablar de ello a mis espaldas, sin contar que me evitaban como si fuera una enfermedad infecciosa andante.
Dolor proveniente al agotamiento, físico —principalmente— y mental, ya que, al acercarse la fecha del estreno, la presión crece sobre nosotros, complicando las cosas muchas veces más.
Dolor proveniente de los recuerdos, de los remordimientos y el arrepentimiento, es el tipo de dolor que resulta insoportablemente molesto, con el cual puedes vivir, pero en algún momento ya no puedes aguantarlo un segundo más y la desesperación te aborda.
Y por último, dolor al sentirme estancada. Estancada en barro, asfixiante y opresor, de no poder salir de ese estado. O incluso peor, estancada entre la arena, la cual es asfixiante como el cemento, se mete entre tus vías aéreas altas y te deja sin respiración, es molesta y causa dolor, pero, a los ojos de los demás, se ve como algo sencillo de escapar, ni si quiera luce como un problema.
Parte de este dolor se esfuma al poner mis pies hinchados y magullados en la cubeta de hielo. Suelto un suspiro de alivio y cierro los ojos cuando todas las sensaciones del frío extremo y el calor de mis pies se encuentran.
—Buen trabajo, Canadá—una mano se posa en mi hombro, lo que me hace voltear a ver al dueño de esa voz—. Pero no lo suficiente—Xavier frunce el ceño ligeramente al hablar—. Sé que has estado practicando horas extras, pero necesitas mejorar. Es importante que estés a la altura de esta compañía. De mi nombre.
Un nudo se forma en mi garganta, pero me mantengo inexpresiva al decir:
—Entendido.
—No quiero despreciar tu entrenamiento, pero te falta mucho que pulir. Sé que las academias en Canadá no están a la altura como las de aquí... Tienes una gran oportunidad como solista, una que no se la doy a cualquiera. Mejora o te daré otro papel; el de un árbol o algo parecido.
Él se voltea y se retira de la sala de descanso. Escucho los murmullos y las risas de mis compañeras, no me atrevo a levantar la mirada, no quiero ver sus rostros con esa expresión de diversión.
Saco mis pies del agua con rapidez y me calzo en mis botas afelpadas. Agarro mi bolso de baile del suelo y camino hacia la puerta con las zancadas más grandes que mis temblorosas piernas me permiten. Todos mis músculos están en máxima tensión y mis pies me duelen tanto que siento la necesidad de tirarme al piso y no volver a caminar. Aprieto mis dientes, ordenándome a seguir adelante, no corro, simplemente camino con rapidez, directo a la salida, directo a mi lugar seguro.
***
Mi piso está hecho un desastre; es increíble que con tan pocas cosas se pueda hacer tanto desorden; moví el colchón y lo ubiqué en la pared para tener más espacio, moví cada mueble, planta, manta e incluso todas las alfombras y cojines que tenía en el suelo, saqué el gran espejo de cuerpo completo y lo ubiqué frente a la ventana, frente a mí.

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Enséñame
RomansaUna historia que muestra la el dolor y la lucha que hay detrás de la belleza y la perfección. Libro 1.5 de Encuéntrame. Cada historia es independiente una de la otra, siéntete libre de leer cual tú quieras.