3: Melt.

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"Derrite mi felicidad con algún tipo de jodido desastre"—Chet Faker.

Esta mañana, cuando desperté me sentí muy molesta conmigo misma. He luchado mucho para llegar a esta posición y no puedo seguir arruinando las cosas. Hay una parte de mí que odia a Xavier por comportarse de esa manera conmigo, haberme tratado así cuando no lo merecía. Pero lo entiendo, estoy consciente de mi error y es por eso que iré a pedirle perdón esta mañana.

Mi primera clase era Jazz, por lo que no vería a Xavier hasta la última clase, que era ensayo. Me levanto más temprano de lo que acostumbro, me hago un gran desayuno comenzando con un batido verde con proteína vegana, un bowl de granola con fruta y leche de almendras. Con los años he descubierto que los lácteos suelen hacerme sentir pesada y mal del estómago, a pesar de no tener intolerancia a la lactosa. Y luego de unos cuantos documentales como Earthlings y Cowspiracy me siento mucho mejor dejando los productos animales de lado.

Arreglo mi cabello en un moño estirado y alto antes de salir por la puerta de mi piso. Tomo el metro que me llevará a sólo unas cuadras del estudio y cuando encuentro un asiento vacío, saco mi teléfono de la bolsa de baile y decido llamar a mi hermana.

—Hola pequeña—me saluda en cuanto contesta, después de un par de tonos.

—Hola Zoë, ¿cómo estás?

—Estoy bastante bien. Viajaré a Toronto por un reportaje en la nueva agencia, mi vuelo sale en dos días. Estoy muy emocionada. ¿Tú cómo estás?

—Bien, todo perfecto—mentí, como siempre hacía cuando se trataba de mi familia—. Ahora voy a clases. ¿Cómo está Adrien?

—Él...—suspira— está bien, la temporada acaba de empezar y eso lo pone un poco estresado. Pero está bien, estamos bien, en realidad. Mucho mejor que años atrás.

—Estoy muy feliz por ustedes. Dile que no se le suelte un tornillo, la doctora del amor no podrá volver a Canadá en un tiempo.

Zoë ríe al otro lado de la línea, hace tiempo no la oigo tan feliz, como si flotara sobre una nube constantemente.

Hace dos meses logré reunirlos y que posteriormente se reconciliaran después de cinco años de distanciamiento. Mi hermana vino a verme de Canadá cuando bailé una de mis piezas estrella de mi anterior compañía en un acto benéfico, pero Adrien y yo teníamos planeado ese encuentro hace mucho, así que cuando el espectáculo terminó, ellos se encontraron y pasaron unos días en Nueva York.

Yo había mentido. Durante un tiempo le dije a mi familia que estaba trabajando en una gran compañía porque no quería que se sintieran tan decepcionados —como yo estaba— de mí, tampoco quería que se preocuparan o que me dijeran que sería mejor volver a Canadá.

A pesar de estar a punto de tener 20 años, eso me hubiera arruinado completamente, hubiera escuchado a mamá y hubiera vuelto a casa.

Pero ahora no tenía que fingir más, ya que ahora las cosas de verdad estaban yendo bien. O lo estarían, muy pronto.

— ¿Panda? ¿Estás ahí? He estado hablando sola los últimos minutos.

—Lo siento, estaba pensando en cosas sin importancia. ¿Qué me decías?—pregunto jugando con mis dedos.

—Nada importante. ¿Qué me cuentas de especial?

—Eh, bueno, estoy saliendo con alguien... Se llama Demian. Él e-es mi novio.

— ¿¡Qué!?—chilló emocionada, haciéndome reír.

—Sí, todo es muy raro para mí también.

EnséñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora