parte 6

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Diego pensó en la propuesta hecha por un momento, ya había escuchado anteriormente sobre quienes hacen un pacto y al final terminan perdiendo sus almas; no es que creyera en esas banalidades, pero la verdad no quería arriesgarse. Siempre se creyó ser alguien muy listo, así que quería salir más que beneficiado de esta situación. Lo medito por un momento, y luego negoció con su espectral acompañante: 

Solo quiero tres deseos — Dijo con seguridad. 

Dímelos y yo te diré el precio a pagar – Susurraba ansiosa aquella voz 

Estas son mis peticiones: 

1. Quiero tener vida eterna, no envejecer, ser bello y tener mi hermoso cuerpo de 25 años eternamente. 

2. Deseo tener el suficiente dinero como para derrocharlo en lo que yo quiera, sin nunca tener la necesidad de trabajar ni tener que preocuparme por la procedencia o la falta de éste. 

3. Deseo que nadie, sin excepción alguna, pueda ser dueño o dueña de mi alma, la cual me pertenecerá a mi solamente y a ningún otro ser que no sea yo, y eso te incluye a ti especialmente. 

— Estos son mis deseos, ahora dime tu precio. 

¿Así que nunca podre tener tu alma? Esta bien, son tres deseos y el precio que tendrás que pagar son tres almas, pero no almas cualquieras, quiero tres almas que hayan sido torturadas por ti hasta morir. 

¿Quieres que yo torture a tres personas? 

Que sean los tres que tu quieras, no me importa, y para facilitar tu tarea, tendrás salud y gozaras de mi impunidad, sin importar el crimen que cometas, nunca nadie te podrá culpar por ello. ¿tenemos un trato? 

Trato – dijo Diego tras pensarlo un momento. 

Aquella niebla comenzó a enturbiarse aun más y a moverse en forma arremolinada haciéndose mas grande, la voz en su interior resonaba con estrépito: 

Tendrás exactamente 30 días de salud e impunidad, deberás cumplir tu cometido en ese lapso, luego de eso morirás, y si no has cumplido tu me pertenecerás eternamente. 

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