parte 14

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Él fue ingresado ese mismo día en el hospital local, la neumonía empeoraba a cada momento. Casi agonizante, recordó aquel numero 2999 – 1666, comenzó a llamar... nadie contestaba del otro lado. Se sentía estafado, él había cumplido con su parte del trato pero nadie más había cumplido con él. Los tres días pasaron y Diego perdió la batalla contra su enfermedad. Murió tal y como le habían vaticinado treinta días antes. Al morir, su alma comenzó el paseo por la sima. Después de su interminable descenso al foso se encontró con su negociador, aquel que le había ofrecido la inmortalidad y que a su juicio, no le había cumplido: 

¿Qué estoy haciendo aquí? — Decía Diego con tono enfurecido — Yo debería estar vivo. 

No te precipites, María tardó tres días en morir y al final murió justo unos momentos antes que tú, solo quería estar seguro que cumplirías con el plazo. Además, para tener un cuerpo joven y eterno primero debías deshacerte de ese enfermizo que poseías. 

Yo he cumplido con mi parte, ahora cumple con la tuya y dame esos tres deseos 

Admito que lo has hecho, has cumplido aquí están tus tres deseos: 

1. Tu alma es libre ahora, no le pertenecerá a nadie más que a ti. 

2. Tendrás todo el dinero que necesites de aquí a la eternidad, al despertar solo debes buscar en el bolsillo derecho de tu pantalón y ahí lo encontraras. 

3. Tendrás también juventud y vida eterna, poseerás tu embellecido cuerpo de 25 años, saludable y fuerte, jamás morirás ni envejecerás. Pero has de esperar tres días para esto pues a nadie le es permitido levantarse de entre los muertos antes de esos tres días. 

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