—¿Estás bien? —pregunta Izan al verme mirando fijamente a la pared.
—Eh... sí, sí. Estoy bien —fuerzo una sonrisa y me giro hacia él.
—¿Tú sabías que mi padre había logrado escapar? —dice preocupado.
—Desde hace poco...
—¿Vendrá alguien a recogerte? —Arruga la frente.
—Tengo el coche aparcado muy cerca de aquí. No te preocupes.
—Trato de tranquilizarle porque sé lo que está pasando por su mente.—Llama a tu amigo. No quiero que salgas sola. —Al oírle decir eso siento una punzada de dolor.
—No hace falta —le quito importancia—, solo tengo que cruzar la calle...
Durante las siguientes horas no parece conforme e intenta convencerme en varias ocasiones para que llame a Lucas. Tanta es su insistencia que tengo que explicarle lo que pasó con él.
—¿En serio te dijo eso? —Aprieta los dientes. Está forzándose mucho a pesar de que el médico le ha pedido reposo.
—Bueno... cuando uno está enfadado dice cosas que no siente.
—Le hago creer que no me afecta, aunque me siento rota por dentro.—Espero no tener que cruzármelo nunca por la calle —se tensa—, porque el día que lo haga le romperé todos los huesos. ¿Cómo se atreve? ¿No entiende todo lo que has pasado?
—Parece que no. —Le noto tan molesto que prefiero cambiar de tema—. Pero no le des más vueltas. Seguro que ha aprendido la lección.
—Se la tendré que recordar algún día para que no se le olvide...
—Cierra con fuerza sus ojos y entiendo que ha llegado a su límite. Debe descansar.—Izan. Es tarde y tengo que volver a casa. Apenas veo a mi familia y hoy quiero llegar un poco antes. —Me mira durante un par de segundos y cuando va a decir algo, cierra la boca y asiente—. No te preocupes, llegaré bien. —Le guiño un ojo.
—No me gusta esto...
—No me pasará nada. —Disimulo mi miedo y me acerco a él para besar su frente. No quiero privarle de su mascarilla ni un segundo más. Parece necesitarla ahora más que antes.
Mis labios tocan su piel y cuando me giro para marcharme, sujeta mi mano.
—Espera. —Me doy cuenta de que no tengo la necesidad de tirar para soltarme, como me ha estado pasando con otras personas. Con él soy capaz de controlar mi instinto—. ¿Piensas que después de aceptar ser mi pareja me conformaré solo con eso? —sonríe y retira la mascarilla de su cara mientras una tonta sonrisa se dibuja en mi cara. Me acerca a él mientras enreda mi cabello entre sus dedos y pone su frente junto a la mía—. A partir de ahora esta será la forma correcta de despedirnos —susurra y me besa. Un extraño y agradable sentimiento me invade y mi mente se borra por completo. Es tan dulce y sensual que creo poder volar sin alas.
A medida que roza su boca con la mía, me rodea con sus grandes brazos y crece el deseo de no separarme de él. Mi corazón se acelera hasta el punto de notar eco en mi pecho y todo se vuelve especial. El contacto de sus labios es tan distinto a todo lo que he vivido que nada podrá superar este momento.
Se aparta despacio y mantengo los ojos cerrados para aferrarme a la nueva sensación. No quiero que termine. Al notar que no me besa de nuevo, los abro lentamente y le veo. Sus ojos brillan y me mira fijamente.
—Te quiero, Sara —suspiro al oírle. Es la primera vez que nos besamos de esta manera y le noto más presente.
—Yo también te quiero —sonrío tímidamente. Me resulta difícil pronunciar esas palabras y no sé por qué. Es como si le hubiera entregado algo muy valioso al decírselo.
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La Marca de Sara - (GRATIS)
RomanceSara es una estudiante de 20 años que tras la repentina muerte de su padre, se ve forzada a abandonar su carrera universitaria... (Entra en la historia para leer la sinopsis completa)