Las horas y después los días pasaron, Regina aún encerrada en su mansión. Iba y venía de su habitación a la cocina, a veces se paraba en el salón para buscar algo que leer, ya que se tragaba las páginas con endiablada rapidez.
Y esa mañana no era una excepción: después de despertarse tarde, se dirigió a la cocina para su tradicional café de la mañana. Y mientras este se preparaba, escuchó un sonido no familiar en su entorno cerrado: como si arañaran una puerta.
Se puso recta, intentando concentrarse en el ruido para seguirlo. La condujo hasta la puerta de la entrada. Lentamente, agarró el pomo, giró la llave en la cerradura y abrió la puerta violentamente para dejar aparecer....¡nada! Desplazó su mirada hasta la calle, pero nada ni nadie. Frunció el ceño antes de volver a cerrar la puerta y volver a su café.
¿El encierro le estaría jugando malas pasadas en su mente? ¿Comenzaba a perder la cabeza, sola en esa casa teniendo como única compañía al aire y al polvo que se acumulaba?
Los minutos pasaron y con su café en la mano volvió a su habitación. Pero en medio de las escaleras, el ruido sospechoso resonó de nuevo. Frunciendo el ceño, dejó su taza, el ruido era más persistente, entonces se dirigió a la puerta de la entrada. Pegó su oreja a la puerta, los arañazos cesaron. Entonces abrió la puerta y nada otra vez. Pero su mirada fue atraída por algunas marcas en la parte baja de su puerta. Se arrodilló y vio señales de arañazos que habían cortado una esquina y fisurado la madera.
Que o quienquiera que fuese tenía una navaja o zarpas bien afiladas. Cerró la puerta diciéndose que si las ratas comenzaban ya a invadir su jardín o su casa, era que esta estaba en peor estado de lo que ella pensaba.
Cuando volvió a las escaleras escuchó el ruido en su jardín, en la parte de atrás de la casa. Volvió a fruncir el ceño y se dirigió hacia uno de sus ventanales y entreabrió las cortinas. Un rayo de luz invadió el salón, rasgando la penumbra del ambiente. Casi tuvo que entrecerrar los ojos ante el hiriente contraste.
Cuando se hubo acostumbrado al cambio, recorrió con la mirada una parte de su jardín. Al no ver nada, desvió la mirada, pero por el rabillo del ojo vio una forma oscura desplazarse. Intrigada, abrió el ventanal, dejando entrar una ligera brisa no innecesaria. Salió y dio unos pasos en el exterior, lo justo para ver uno de sus parterres de flores destrozado: las flores habían sido arrancadas, desperdigadas por el suelo, y enormes agujeros decoraban ahora el parterre.
«Pero, ¿qué....»
Y cuando ya se estaba imaginando un inmenso castor en su jardín, una forma oscura y peluda apareció en su campo de visión.
«¡Eres tú!» chilló ella casi de alivio al constatar que no se trataba ni de una rata ni de un castor, sino sencillamente de un cachorro vagabundo y mugriento «¡Fuera de mi jardín!» gritó ella, pero el cachorro, todavía con una pobre flor saliendo de su hocico, se acercó agitando la cola, prueba de que la potente voz, habitualmente fuerte de la Reina Malvada no le había dado miedo.
«¡Márchate! ¡Rápido!» dijo ella agitando los brazos para darle miedo...Pero nada surtió efecto, el cachorro se sentó e inclinó la cabeza a un lado como si intentara comprender por qué la joven mujer parecía tan agitada por su presencia.
«Pero, ¿no te vas a ir?» dio algunos pasos hacia afuera, hasta tocar con sus pies desnudos la hierba. El cachorro se levantó e hizo algunos movimientos como si quisiera jugar, sin tomarse en serio las advertencias de la joven. Esta última, visiblemente cansada, recurrió a una última solución: alzó su mano, con la palma hacia arriba, e hizo aparecer una bola de fuego «¡Vete! ¡Márchate!»
El cachorro entonces se asustó y huyo hacia un seto. Regina mantuvo su bola de fuego en la mano algunos segundos, por si acaso, pero al ver que no volvía, la atenuó hasta hacerla desaparecer del todo. Una vez segura de que el animal se había ido, volvió al interior, cerró el ventanal y corrió de nuevo las cortinas.
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Amber
FanfictionTRADUCCIÓN del fic francés del mismo título escrito por Sedgie. Después de la muerte de Cora - Mientras Regina se hunde en un profunda tristeza después de la muerte de Cora y del alejamiento de su hijo, una visita inesperada podría sacarla de su de...