Ayuda providencial

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Desapreció en una nube violeta para aparecer en la consulta del doctor Hopper. Pongo, sorprendido por tal entrada, ladró, lo que advirtió a su amo de la presencia de un extraño. Se dio la vuelta y vio a Regina, en mitad de la estancia, con un cachorro en los brazos.

«¿Re...Regina?»

«Doctor»

«Hace...hace mucho tiempo. No hemos tenido la ocasión de vernos desde...» balbuceó él.

«Déjese de cortesías, que además, son totalmente superfluas e hipócritas»

«¿Hipócritas? Regina, creo que soy uno de los pocos habitantes que todavía se preocupa por usted»

«¡Ah, sí! Me he dado cuenta por sus incontables visitas, es verdad» dijo ella sarcásticamente

«Regina, los hechos son...»

«No importa. No estoy aquí para un ajuste de cuentas. He venido a pedirle algunos consejos»

«¿Sobre?»

«Él» dijo ella tendiendo el cachorro hacia el hombre que lo cogió con dulzura.

«Oh...Es mono...» Él lo miró por todos lados antes de esbozar una sonrisa

«¿Qué?»

«Pues que no es "él", sino "ella"»

«¿Es una hembra?»

«Exacto. Su porte y sus rasgos me hacen pensar que es un Golden Retriever...pero creo que está cruzado con alguna otra raza»

«¿Está...bien de salud?»

«Visiblemente sí. Quizás un poco delgada, pero...no soy veterinario»

«Al tener un perro, pensé que usted sería el más adecuado a darme algunos consejos, sobre todo sobre la comida...»

«Regina, ¿es su perro?»

«¿Qué? Oh, no, lo he encontrado en el jardín»

«Si no desea quedársela, puedo darla en adopción...»

«...¡No! En fin...no, yo...yo me encargaré si así lo decidiera. De momento, solo me gustaría saber si...está bien»

«¿Por qué no va al refugio? Sabrán aconsejarle mejor que yo»

«...»

«¿Regina?»

«Yo...Estar fuera no es una buena idea, la gente es...no se sienten seguros en mi presencia. Y para ser sinceros, cuanto menos contacto con ellos, mejor me porto»

«Oh...¿Desea que vaya yo en su lugar?»

«¿Haría eso? ¿De verdad?

«Regina, nunca he sido su enemigo. Siempre he creído en usted»

La joven se acordó de un tiempo en que ella le confiaba todo, cuando trabajaban juntos para que dejara la magia. Hoy, esa promesa estaba obsoleta, pero la confianza que él parecía tener en ella estaba intacta, a pesar de todo lo que haya podido hacer en esos últimos tiempos sobre todo cuando estuvo con su madre.

«Bien, voy a ir a verlos. Quédese aquí, no tardaré mucho»

Sin darle posibilidad de elección, él tomó su chaqueta y se puso al cachorro en los brazos. Regina no pudo sino esperar sentada en el sofá, con Pongo mirándola.

«¿Qué?»

Al cabo de una hora, Archie volvió con los brazos cargados de muchas cosas, y el cachorro atado.

AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora