«¡Henry, Henry, es la hora, date prisa!»
«Ya, pero...»
«¡Rápido! Acaban de llamarme, ¡es el momento!»
Emma y Henry se dieron prisa en volver del colegio, donde ya estaba desde hacía dos años, y del que la joven acababa de ir a buscar a su hijo.
En el coche, la tensión era palpable: Emma tenía las manos sudadas, crispadas sobre el volante, preguntando sin cesar a su hijo hacía cuando que habían salido.
«Mamá, ya, todo va a ir bien»
«No, no lo creo. Le había prometido a tu madre estar ahí en ese momento. Va a matarme, cuando pueda hacerlo. Estaba segura que tendría tiempo de venir a buscarte»
«Mamá, relájate. Ella no te lo tendrá en cuenta...En fin, no por el momento...»
«Ya, super reconfortante. Venga, démonos prisa en llegar antes de que todo acabe, si no, creo que podemos hacer una cruz sobre el matrimonio, eh...»
Condujeron tan rápido como pudieron, al límite de lo legal antes de pararse ante el edificio. No se tomaron la molestia de coger el ascensor, y subieron las escaleras de cuatro en cuatro.
Regina había deseado que pasara en su casa, no fuera. Ella se sentía bien y segura para ese momento, lo que era primordial y Emma no había hecho sino que acceder a su demanda, concediéndole todo lo que quería desde que se habían enterado de la buena noticia.
Cuando entraron estrepitosamente en el apartamento, Emma se dirigió hacia la habitación donde fue detenida por una mujer.
«Yo...¿puedo entrar? ¿No es demasiado tarde, no?»
La joven mujer le sonrió y la dejó entrar, mientras que Henry, se quedó atrás y se sentó en el sofá, triturándose nerviosamente los dedos. Esperaban eso desde hacía meses, se habían preparado, habían tomado todas las precauciones.
Y al cabo de una hora interminable, Emma salió, casi igual de cansada que su media naranja.
«¿Y, y?» soltó Henry, contento
Emma parecía totalmente desorientada.
«Son...son trillizos»
«¿Qué? ¿En serio?» dijo él saltando del sofá «Yo...¿puedo verla?»
Un hombre salió entonces del cuarto y dio su aprobación para que el adolescente entrara. Cuando entró, la luz estaba difuminada, y un silencio reinaba. Sujeto por los hombros y guiado por Emma, rodeó la cama donde se encontraba su madre, visiblemente fatigada, pero feliz.
«¿Todo bien?» preguntó él
«Sí...» suspiró Regina, feliz «Acércate, no tengas miedo»
«Yo...no deseo asustarlos...»
«No te preocupes. Ven»
Emma lo siguió y cuando vieron las tres maravillas pataleando, sonrieron sin poder evitarlo.
«¡Son tan monos! Y tan pequeños»
«Una hembra y dos machos» suspiró Regina incorporándose, dispuesta a mostrar a esas tres maravillas y presentarlas al resto de la familia.
«Yo...¿Puedo coger uno?»
«Ten cuidado»
El adolescente se inclinó y tomo cautelosamente uno de los bebés que apenas abrió los ojos.
«¿Cómo vamos a llamarlos?»
«Tu madre y yo hemos decidido que cada uno elijamos un nombre. Así que, si lo deseas, tú le podrás un nombre a ese»
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Amber
FanfictionTRADUCCIÓN del fic francés del mismo título escrito por Sedgie. Después de la muerte de Cora - Mientras Regina se hunde en un profunda tristeza después de la muerte de Cora y del alejamiento de su hijo, una visita inesperada podría sacarla de su de...