8°: Las tres etapas

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Día 6

Minerva Taylor

Antes de que saliera el sol ya estaba en el ventanal de la habitación. Observaba el paisaje de edificios, pensando hasta donde había llegado y mi necesidad de Dante. Quería abrazarlo y darle gracias por ser tan bueno conmigo. Porque nunca había recibido la amabilidad que él es capaz de darme. 

Salí de la habitación y caminé hasta la de él, iba a tocar cuando de pronto ésta se abrió dejándole ver con un traje negro, su cabello perfectamente arreglado y su sonrisa perfecta. Como siempre, perfecto.

- es temprano ¿por qué estás despierta?

-no lo sé, quizá es hambre.

- Minerva, debes cenar bien -me tomó de las mejillas y plantó un beso en mi frente-, por eso debes obedecer a lo que yo diga.

Sonreí relajada, de pronto su tono cambió.

- te quedarás aquí, volveré luego del almuerzo. Procura mantener el orden y... Si necesitas algo, solo debes pedirlo.

Luego de mirarme a los ojos una última vez... Salió del lugar, me senté en el sofá y me acomodé para dormir.

Sentí cosquillas en el cuello, era algo húmedo. Comencé a reír y me di cuenta que era un enorme perro lamiendo mi rostro.

Me levanté asustada y de inmediato vi el desayunador, había un hombre sentado,  con una sudadera verde oscuro de estilo deportivo. Estaba devorando un emparedado de mantequilla de maní.

- ¿Hay alguien más aquí? –escuché que preguntó mientras seguía de espaldas.
- estoy sola... –contesté con la voz temerosa.
-si yo fuera alguien con malas intenciones, de seguro ya estuvieras muerta –comentó con un tono de burla.
- ¿quién eres?

Al darse la vuelta vi su rostro, muy parecido al de Dante, su sonrisa también era perfecta.

-Hola, soy Duvan -inmediatamente lo vi confundida-, el hermano gemelo de Dante. ¿Sabes? Él ama dar órdenes pero es malo para recibirlas.
-¿qué quieres?-Pregunté confundida.
-Conocer a su novia, a su nuevo accesorio.

Inmediatamente me indigne al escuchar eso, yo no era su accesorio.

- ahora me ves así porque he sido cruel -hizo una mueca de fastidio-. Adivino, salió y te ordenó que te quedaras acá sin hacer mayor inconveniente ¿o me equivoco?

Afirmé moviendo la cabeza de arriba abajo.

- por la forma en que me ves, ahora sé que solo lo sigues sin siquiera indagar en más información.

Sacó su móvil, escribió algo y luego comenzó a leer.

"Dante Ivanek, perteneciente a la multimillonaria familia Ivanek. Es el hermano mayor, por dos minutos, a comparación de su hermano gemelo Duvan Ivanek. Aclamado por ser nombrado presidente de Ivanek Industries y llevar a dicha empresa a más que la cima, así como su influencia es cada vez más poderosa en la economía petrolera, gracias a la influencia de su madre quien es una reconocida magnate de los negocios al igual que su padre, quién es conocido con el apodo "Latino que no es latino" por su Influencia como accionista en empresas de comestibles de importación en gran parte de Centroamérica y próximamente en parte de Sudamérica."

- vaya resumen, solo soy el hermano menor –soltó una risa sarcástica–, he decidido ser tu ángel, por eso estoy aquí.

- pero estás vivo.

- dije ángel, no demonio que no quiere cruzar al otro mundo. Escucha, conozco a mi hermano, sé que solo eres un juego.
- no sé si deba confiar en ti, no te conozco. -expresé a la defensiva.
- a Dante tampoco... Pero aquí estás, obedeciendo órdenes como un perro lo haría –arqueó una ceja mientras me veía fijamente–, tengo una idea. Te daré tres pruebas, aunque claramente la primera ya la pasaste –señaló mi teléfono.
- él es muy bueno conmigo.
- besa tu frente y luego te rechaza ¿O me equivoco?

Inmediatamente sentí como ardían mis mejillas, estaba tan avergonzada. Él sabía exactamente lo que pasaba, cosa que ni siquiera había podido decirle a Sally.

Ese era el problema, me sentía débil porque básicamente lo único que creía tener era aquel hombre de imponente carácter. 

- estás en primera etapa, la segunda es el jardín secreto.
- ¿Y si no sucede?

Tratando de rescatar dignidad intenté contradecirlo en un acto por sobrevivir.

- vendré a disculparme por la molestia –dijo de forma sencilla, como si fuera costumbre decirlo.
No era seguridad en sí mismo, era como si ya lo hubiera hecho otras veces.
- hecho. -cerramos el trato con un apretón  de manos. 
Contesté segura, sabiendo que obviamente Dante no estaría de acuerdo. Pues detesta que hable con otras personas fuera de su círculo social permitido.

Duvan comenzó a buscar algunas croquetas de perro, al no encontrar algo para darle al can llamó a servicio y en cuestión de minutos trajeron un saco de alimento.

Tras alimentarlo se sentó en el sofá, fingiendo que yo no existía.
Seguí leyendo el periódico, pero la duda me consumía. Quería investigar sobre que clase de persona era mi dueña. Claro, un hombre poderoso y rico, pero quería saber sobre su pasado o cualquier cosa que me ayudara a contradecir a Duvan. Pero él seguía ahí, torturándome porque sabía que en algún momento podría darse cuenta de mis intentos de investigación y creería que tendrá la razón.

- vamos, busca contradecirme. Sobre mi hermano solo hay datos financieros, algunas fotos con modelos o sesiones de fotos que él ha protagonizado. Soy tu única fuente de información verídica.

- encontraré algo –contesté con un tono obstinado.
- muy bien –se levantó del sofá y caminó hasta quedar junto a mí. Tomó mi móvil y escribió su número, tras guardarlo me sonrió–, es mejor si desapareces los rastros de que estuve aquí.
- ¿Acaso hay cámaras?
- en este edificio no, es el único, sabría que éste sería el indicado. Cuando compruebes la segunda fase no dudes en llamarme y darme la razón, soy un ángel orgulloso y vanidoso.

Luego de sonreírme salió junto al can, dejándome atónita.

Dame 30 Días  ||En Curso||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora