Capitulo 5:

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-5-

Ellington

Me rechazo, Ross Lynch me rechazo. ¿Saben lo grave que es eso? No me pudo ocurrir otra cosa más humillante, ser rechazada por él, el hombre más fácil que conozco, me siento patética, realmente una estúpida, ¿Cómo puedo hacerme esto? No caí mas bajo porque simplemente no podía.

-¡Jodete Ross!- Le grite molesta viendo como se iba.

¿Cómo mierda se le ocurre rechazarme? Soy yo, su mejor amiga, mucho mejor a comparación de sus asquerosas zorras, me jode que él me rechace.

No sé si me molestaba mas ese hecho, o el que descubriera mis intenciones, ¿Y que si quería darles celos a Riker? No se me ocurrió otra persona mejor que su hermano menor, lo que más me molesta es que Ross lo diga Riker ni siquiera te pela, no, no es que me moleste que él lo diga, tal vez me moleste mas porque… es verdad.

Es tan difícil tratar de alcanzar algo al parecer imposible, me empeño tanto en eso, quería conseguirlo y estar a su lado pero por más que me esfuerzo él no deja de tratarme como una hermana menor.

Quisiera gritarle, decirle cuanto lo aprecio, recordarle que no existe ningún parentesco, que me vea como una mujer, que me dé una oportunidad, solo quiero eso.

Dejándome llevar por mis pensamientos de posible ira, me aleje del lugar, tenía ganas de desaparecer de ahí, me mezcle entre la gente que brincaba al ritmo de la pesada música, todos dejándose llevar por el ambiente energético, quise perderme entre la multitud y dejarme llevar al igual que ellos.

-Hola- Alcance a escuchar la voz de un chico a mi costado.

Cabello castaño y liso, ojos marrones, piel blanca, atractivo, me es familiar, es un amigo de Ross, lo recuerdo pero… ¿Cuál era su nombre? Era…

-¡Ah! Ellington

-No esperaba encontrarte aquí- Me dijo sonriendo.

Lo medite unos segundos, si mi noche era ya asquerosa ¿Qué otra peor podría pasar? A la mierda todo, me vale madres lo que piensen los demás, lo que piense el aunque yo ni siquiera le importe, lo que piense el otro por conveniencia, todas esas sandeces me importan un comino.

Después de estar unos minutos platicando con mi ahora amigo Ellington, entre ligeros roces y coqueteos apropósito, una cosa nos llevaría a la otra, así se maneja esto ¿no?

Me tomo de la cintura con mi total permiso, tal vez quería besarme, porque yo si quería hacerlo, esos finos labios me parecían atractivos y antojables, quise rodear su cuello con mis brazos para disfrutar mejor del futuro beso, estaba a punto de descansar mis antebrazos sobre sus hombros, cuando de la nada otra mano me sujeto con fuerza de la muñeca y me jalo bruscamente soltándome del agarre con Ellington, el cual tenía una expresión de confusión en su rostro al igual que la mía.

-¿Qué mierda haces?- Le pregunte más que enojada- ¡Suéltame!

-¿Qué te ocurre Ross?- Le pregunto el castaño.

-Lo siento Ellington, pero esta chica es mía así que no puedo dejar que la toques.

-Estás loco, suéltame- Sentía como cada vez apretaba mas fuerte mi muñeca.

-Así que si nos disculpas, nos vamos- Dijo el rubio.

No podía creerlo, por más que lo intentaba el idiota de Ross no me soltaba, peor aún, me llevaba a jalones por todo el lugar, mientras le gritaba y insultaba siendo totalmente ignorada.

-¡Ross me lastimas, suéltame!

-¿Para qué? ¿Para qué andes de resbalosa con otro?

-¡A ti que te importa! Deja de de estar jodiendo con esa mamada de que soy tuya.

-Que te quede bien claro- Se detuvo para mirarme de frente, esa expresión seria, como si de lo que hablara fuese de suma importancia- No puedes estar con otro chico, ya perdiste ese privilegio, ahora me perteneces, harás todo lo que a mí me parezca, me complacerás cuando y donde yo quiera, no tienes derecho a decir nada.

-Estas bromeando ¿Verdad?- Titubee, eso es cierto, jamás lo vi así, me intimido su actitud, me desconcertó, no supe cómo actuar.

-No.

-Ya te lo dije, no soy como tus zorras, no soy tuya ¡Ya basta!

Me jalo de nuevo llevándome hacia algún lugar ignorando por completo lo que dije.

Comenzó a fastidiarme el asunto, Ross obtiene lo que quiere, por más que quiero hacerle entender que no soy suya, pero sigue jodiendo.

-Ross espera, no puedes.

Me desconcertó demasiado el lugar a donde me llevaba, me jalo hasta ahí, quise detenerlo pero era más fuerte, abrió la puerta sin el mayor descaro obligándome a entrar a dicho lugar, si, entramos al baño de hombres, por suerte no había nadie afuera, siguió jalándome hasta entrar a uno de los primeros cubículos cerrando la puerta tras si y al fin soltándome.

-¿Qué te pasa? ¿Qué estamos haciendo aquí?

-Ya te lo imaginas, no tengo que explicarlo ¿O sí?- Me respondió.

Trague saliva, ¿Acaso el se refería a…? ¿Aquí? En un baño público, hacerlo de la manera más vulgar, no, no puedo dejar que esto ocurra, no lo hare como una putita barata.

-Déjame salir por favor- Le pedí.

No hizo caso de mi petición, me jalo cambiándome de posición, apoyando mi cuerpo sobre la puerta del cubículo por suerte esta de largo llegaba hasta el piso.

-Si tan solo no hubieras estado con Ellington, esto no hubiera ocurrido.

Sus manos sujetaban con fuerza mis caderas mientras se acercaba a mi cuerpo, estrujándome contra la puerta.

-No por favor- Le pedí tratando de apartarlo poniendo mis manos sobre sus hombros.

Esto no está ocurriendo, esto no puede ser verdad, quiero que se detenga pero él no me hace caso, no le importa nada, ni siquiera yo, lo desconozco, este no es Ross, tal vez sea una parte del que jamás haya visto.

-No, para- Susurre.

Quería verme bien, atractiva para llamar su atención, un vestido color vino, corto para dejarle a la vista lo largo de mis piernas, llamar la atención de su mirada, que le atrajera cada parte de mi cuerpo, sí, eso quería, una inocente intención, no quería nada mas, a cualquier chica le gusta que la admiren, que aunque aparentamos que nos moleste en el fondo disfrutamos de la morbosa satisfacción de un piropo por más vulgar que sea, eso solo alimenta nuestro ego y nos engrandece.

Asfixia; lynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora