Asfixia; lynch

Capitulo 7:

-7-

Recuerdos

Incontenibles lágrimas resbalaban por mis mejillas, me era imposible poder respirar bien, mi pecho dolía.

-¿Qué pasa?- Una sombra se poso frente a mí, levante la mirada por instinto- ¿Por qué lloras?- Me pregunto permitiendo oír esa suave voz.

-Es que… Es que… Es que Ross tiro mis galletas al piso- Apenas logre articular entre mi llanto.

Por lógica el fijo su vista en el piso viendo a su alrededor unas cuantas galletas desboronadas esparcidas por la alfombra de la sala.

-No llores- Se inclino para estar a mi altura- Seguro no lo hizo apropósito.

Acaricio mi cabeza alborotando unos cuantos de mis revoltosos cabellos, siempre estaba ahí, siempre que lo necesito, aun sin la necesidad de sentirme bien, de sentir a alguien a mi lado, el aparecía en el momento indicado, preocupándose por una pequeña de 8 años.

Ross también tenía unas galletas, diferentes a las mías, hay que compartirlas, eso fue lo que dijo, así ambos probaríamos diferentes sabores pero me negué, solo fue una acción egoísta de una niña al no querer compartir, el insistía, no, fue lo único que recibía de mi parte, que tonta era, todo fue mi culpa, ahora era tan cobarde para no aceptarlo que solo me puse a llorar.

-El jamás haría algo para lastimarte, lo sabes- Me decía para consolarme- Tal vez solo se equivoco.

-Pero…

-Es un niño orgulloso y caprichoso, tal vez grosero, pero sabes que te quiere mucho, seguro no quiso hacerlo intencionalmente, solo fue un accidente.

Asentí limpiando mis lágrimas con mis pequeñas manos

-No tengo galletas, pero puedo darte algún dulce ¿sí?

Esa cálida sonrisa dibujada en su rostro, provocándome una sensación de total tranquilidad, una de sus tantas sonrisas que siempre suele dedicarme, desde niña me perdía entre ellas.

-Gracias Riker.

-____- Escuche una voz infantil llamándome desde el otro lado de la sala- Yo no quería… Perdóname.

Sus ojos se veían rojos y sus mejillas sonrojadas, el también estaba llorando, solo asentí y corrí hacia el.

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-Sabes Riker… Me gustas- Le confesé con inocencia mientras sujetaba alegremente su mano.

-¿Qué?- Me pregunto impresionado pero seguimos caminando.

-Me gustas porque eres amable conmigo y me tratas bien.

-Ya veo- Soltó una risa ante mi ocurrencia.

¿Qué podría pensar de mi en ese entonces un joven de 12 años? Me dejaba llevar por todas esas acciones hacia mí, si, Riker realmente me gustaba.

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-Riker es genial, es lindo, es amable, es gentil, es una buena persona- Presumía frente a mi mejor amigo, quien tal vez se aburría de todas mis declaraciones.

-_____, deja de hablar de Riker- Me pidió serio mientras su miraba estaba fija en el televisor de la sala, cambiando una y otra vez de canal con el control remoto en sus manos.

-Malo- Bufe.

Una y otra vez la pantalla emitía varias imágenes, desde animaciones hasta personas, pero al parecer nada interesante para el pequeño rubio, no hasta que se detuvo en un canal.