Styles ~LS- A-B-O~

7.1

Las cejas fruncidas demostraron la confusión, se corrió hacia un costado, agazapado, escondiéndose de la vista ajena, observando deliberadamente cuando el auto estacionó frente a una gran verja de oscuro color, negó lentamente, retrocediendo un poco en el auto, sabiendo cuan idiota era por solo intentar esconderse él en las penumbras de su vehículo, no habiendo pensado antes en esconder su auto, apagó el auto cuando lo dejó en el césped, su abuela iba a estar furiosa al día siguiente cuando viera aquel gran desastre, estaba plenamente seguro de aquel hecho, resopló negando mientras caminaba y se escondía tras una columna llena de enredaderas, vio que los guardias le daban confusas miradas pero agradeció infinitamente que no lo iluminaron con las linternas y aquel gran reflector, la mansión Cox estaba diseñada con la seguridad de un panóptico y con mucha facilidad cuidaban toda la propiedad, sacudiendo la cabeza volvió la atención a lo verdaderamente importante, su alfa rugió enojado cuando en su campo de visión apareció aquel cabello rizado sujeto en un alto rodete demasiado maltrecho, tal parecía haber sido construido en un momento de afán, el uniforme lucía desprolijo y Edward entrecerró los ojos cuando vio como la puerta de copiloto se abría, su alfa gruñó enojado cuando la delicada figura dio aparición en su campo visual, llevaba el uniforme mal acomodado y tenía encima un suéter bastante grande cubriéndole los hombros, vio que sonreía y la mano grande de su hermano se apoderaba de la cadera delgada, pequeña y delicada del joven para luego apretarlo contra la puerta de su auto, arrinconándolo contra ella, cerrándola con el empuje que había propiciado al otro cuerpo, los colmillos de Edward aparecieron en su boca y su alfa gruñó repleto de enojo, apretó los dedos en el frío cemento de la columna, dañando las florecillas diminutas que estaban en la enredadera, matándolas con un muy fuerte apretón.

La rabia consumiéndolo cuando se fijó como las manos pequeñas subían hasta el cuello del alfa idéntico a él, observó los movimientos de su hermano, refregando la cadera contra la del más bajo. Negó, enfurecido, manteniendo un admirable control sobre su alfa, apretando extremadamente fuerte la mandíbula, llegando a ocasionarse daño, se golpeó la frente contra la frialdad de la columna, luego solamente se deslizó hasta caer sentado en el suelo, la cabeza apoyada en la columna, las enredaderas machacándose bajo el peso de su espalda.

La desolación conjugada con la ira fue algo que lo comprimió, exprimiéndolo y luego arañándolo de adentro hacia afuera, como fuego arrollador, lava extendiéndose por todo su sistema nervioso, consumiéndolo en dolor.

Harry lo había conseguido. De nuevo estaba ganando, no, la verdad allí era que le estaba quitando lo que tenía que ser suyo.

...

Las emociones son un conjunto de estados desarrollados a partir de situaciones que desencadenaban reacciones gracias a un estimulante, no es una tarea difícil encontrar un detonante para la ira, la rabia, el enfado, porque cualquier situación puede ser un desencadenante de aquello.

Los tenedores se movían de un lado al otro, chocando con los platos en lentos intervalos de tiempo, la tensión podía ser palpable en el aire, y aunque el beta era incapaz de percibir los aromas él podía sentir perfectamente la ira que uno de sus alfas emanaba y también, era una cosa absolutamente complicada no ver aquella diminuta curva de los rosáceos labios en su otro hijo, era una cosa casi imperceptible pero él podía ver aquella sonrisa minúscula, estaba presente en el rostro de su hijo. La situación era que quien siempre parecía exudar rabia estaba en una situación apacible en comparación con quien siempre sonreía que para el preciso momento parecía la reencarnación de el grinch, la contradicción era justo frente a sus ojos una prueba viviente. Sacudiendo la cabeza el hombre mayor dejó caer el tenedor en el plato, el aluminio creando ruido al chocar contra el vidrio, los alfas no se dieron por entendidos, seguían con las mismas expresiones.