Styles ~LS- A-B-O~

3

Los labios rosas y delgados se fruncieron en una mueca "de vuelta a la prisión" susurró el pequeño omega, observando como las verjas de la casa se cerraban a su espalda, tras el pasar del auto en el que iba, una risa divertida se escuchó en el vehículo

"Creo que sobra el bienvenido a casa, verdad Louis" Martín negó con una amplia sonrisa en los labios

El castaño rodó los ojos "Amo volver" exclamó sarcástico, abriendo la puerta y bajando del auto, justo al momento en el que la puerta principal de la casa se abría y la mujer de avanzada edad salía por ella "Anais" moviendo la cabeza dio su saludo

"Pero, ¿qué es lo que le ha pasado a tu ropa, muchacho? ¡Luces tal cual un pordiosero!" prorrumpió en la exclamación, subiendo las manos para cubrirse la boca

"Mi ropa se encuentra en perfectas condiciones" Louis susurró, negando con lentitud, cansado de aquel modo de actuar, elevando la mirada hacia la imponente casa, un suspiro casi imperceptible brotando de su boca, gruesas columnas a los costados de las escalinatas, adornos, accesorios, la puerta gigantesca ocupando una gran sección de la pared principal, los colores sombríos, en escala de grises, un suspiró voló de sus labios, pasando de la mujer e ingresando al lugar, ignorando los finos y tan costosísimos adornos que estaban por el lugar, un gran candelabro de plata con un baño de oro y algunos diamantes y Rubíes colgando del techo, siempre se preguntaba porque razón su padre había desperdiciado el dinero de esa manera, pudo haber contribuido a causas benéficas, pero no, él prefirió mandar a hacer eso. Y no era lo único ostentoso que saltaba a plena vista, habían muchos adornos de oro distribuidos estratégicamente para que fueran vistos en cuanto se posara la mirada sobre el recibidor.

Resoplando, negó lentamente, él incluso había tenido muchas veces la tortuosa necesidad de agarrar algo de ello, meterlo en su bolsillo e ir a cambiarlo por comida para llevar a los barrios bajos, pero su naturaleza miedosa nunca se lo permitió, y claro, él no era un ladrón.

Así que sin más se dispuso a caminar por el lugar hacia el despacho de su padre, entre más rápido solucionara el asunto, mucho antes iba a poder irse del lugar. Lo único que le importaba era el estado de su princesa.

-xxx-

"He traído algunos diseños, unos cuantos materiales, averigüe ciertos datos, oh traje esta lamina, tal vez la utilicemos pero no estoy plenamente seguro pero es mejor prevenir que lamentar, ¿no crees? Mi madre siempre dice eso" el parloteo fue rápido, una sonrisa resplandeciente adornada con el aro en el labio inferior para finalizar

"también has traído un perro" el rizado sonrió mirando al animal, el otro chico quedó perplejo al escuchar lo que el rizado dijo y su estupefacción aumentó cuando vio como sonreía.

Oh joder, estaba alucinando.

El rizado levantó la cabeza para mirarlo, sin dejar de sonreír, aunque la sonrisa se deformó un poco cuando vio el rostro pálido del chico "hey, ¿te sientes bien?" cuestionó con un poco de incertidumbre, ladeando un poco la cabeza para verle mejor

"Eh sí, claro que si" murmuró asintiendo varias veces, no luciendo muy convencido con lo que decía "¿y tú? ¿Estás enfermo?" habló con rapidez

"¿Disculpa? No, no lo estoy" negó, volviendo a sonreír de la manera resplandeciente en la que instantes antes hacia

La boca adornada con el aro se abrió "¡Exactamente eso!" exclamó pasmado, señalando al rizado acusatoriamente "¡Nunca sonríes, ni hablas siquiera y ahora! ¡Ahora estás de esta manera!" el rubio habló exaltado