Styles ~LS- A-B-O~

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—¿Quieres una mamada? 

Un parpadeo lento acompañó la ligera sombra de la confusión que cruzó por el rostro pálido iluminado angelicalmente por los últimos y dorados rayos del sol de la tarde. 

—¿Qué? —Consiguió graznar con la boca seca y la garganta apretada. 

Su contrario soltó una risa nasal—, parece que vas a tener una embolia en este mismo momento, relájate hombre. 

Relamió sus labios antes de dar media vuelta y alejarse de su gemelo a pasos rápidos, pudo escuchar su nombre ser llamado a gritos pero no volteó a mirar al rizado. Él no estaba regresando. Caminó tan rápido como pudo considerando el avasallante dolor estallando en su zona baja. Ignoró a las personas que se le cruzaron por el camino pretendiendo saludarle demasiado amigables. Menuda mierda, claramente ellos le estaban confundiendo con su hermano. 

Él ignoró a cada persona que se cruzó por su camino hacia los baños del enorme lugar, rechazó todos los saludos y las invitaciones a tomarse fotografías absurdas para "guardar el momento para el futuro". Sí claro, ¿Cómo demonios se supone que él iba a disfrutar ver en el futuro lo imbécil que muy probablemente lucía ahora? Sí, mira. No había una maldita opción. 

Y eso no tenía absolutamente nada que ver con que en cualquier fotografía habría quedado marcada una protuberancia obvia levantando la toga en la zona media de su cuerpo. Tenía que ver con toda la maldita mierda. Primero, él refutaba sus decisiones justo después de haberlas realizado, considerando que un instante después maduraba un poco más y le parecía que había sido un completo idiota, siempre estaba pensando ¿Qué carajos tenía en la cabeza como para haber hecho lo que hizo? Para haber actuado cómo lo hizo. Así que sí. Una mierda. En segunda instancia estaba el hecho de que le interesaba una mierda tener una fotografía de éste día, era algo estúpido y si hubiese estado en su plato él hubiese tomado la decisión de recibir su diploma y acta de graduación en alguna oficina escolar. 

Toda esta parafernalia era una total ridiculez. 

Las personas con las que había estudiado no eran más que inmaduros que estaban presumiendo cada maldito segundo en redes sociales, que si ella llevaba un vestido que no era de diseñador, que si aquél no se había peinado adecuadamente, que la corbata y los zapatos no combinaban, que esos tacones eran demasiado altos, que por qué ella no se había arreglado las uñas de una forma más sutil, que por qué aquél llevaba esos zapatos brillantes y no unos mocasines de alguna mierda cara. 

Él solo quería gritar que dejaran de joder. 

Eran unos imbéciles. 

Y claro que no faltaban las personas que estaban presumiendo los regalos de graduación que habían recibido. Muchas joyas y autos nuevos para destacar. Y eso no era un problema en sí, claramente su mismo padre les había obsequiado a él y a su hermano anillos y relojes a juego. Su puto problema con el asunto radicaba en la manera en la que las personas descerebradas estaban presumiendo los obsequios, que si a él le dieron algo de diseñador, que si a ella le dieron una imitación, que aquél tiene más diamantes o pero mira ese con esmeraldas y rubíes. Cuchicheos yendo y viniendo por todo el lugar y su cabeza podría reventar a cualquier instante, ¿Cómo había soportado años cerca de ésta clase de personas? 

Estuvo en el baño durante un buen rato, hasta que su problema se volvió doloroso y luego cedió dejando una incomodidad lo bastante fuerte como para que al levantarse y caminar los muslos le temblaran ligeramente. Lamentablemente tuvo que volver a cruzar toda la mierda de gente gritando, riendo, saltando y jodiendo con una emoción que él sencillamente no podía comprender. No tenía sentido. Iban a estar en el sol durante por lo menos dos horas, podría llegar a ser más si a los malditos que les correspondía dar los discursos se ponían a hablar más, pero sus ensayos daban para una hora con cincuenta y tres minutos. Y maldito todo aquel que provocara que la mierda durara un segundo más.