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Aguantándose el bufido de frustración se masajeó las sienes con dureza con sus dedos. Apartó los lentes de su rostro y echó la cabeza hacia atrás, su vista quedó centrada en el altísimo techo cóncavo de la sala de la casa, veía algunos puntos oscuros brillantes moverse por sus ojos y tuvo que cerrarlos antes de que un mareo le llegara. 

El fallo de su visión había llegado paulatinamente con la edad, los lentes se habían comenzado a volver mucho más permanentes mes a mes, cada visita al médico le decía que solamente estaba poniéndose viejo, problemas que comenzaban a aparecer a la par de los años. La edad no era algo que viniera con suavidad. Los años golpeaban sin premura ni consideración. 

Era algo a lo que tenía que acostumbrarse, lo sabía. Era demasiado complicado, sin embargo. 

Y la tecnología no estaba siendo suave al decirle que estaba atrasado en muchas cosas, había tomado un par de cursos básicos y se había estado actualizando con el transcurso del tiempo, claro que habían algunas cosas que simplemente lo superaban. 

Era normal, suponía. 

Pero no podía dejar de ser algo frustrante y fastidioso, especialmente ese nuevo programa por medio del cual estaban organizando los archivos de las empresas y conectándose con las sucursales que no se encontraban en Londres, todo era más fácil cuando tenía reuniones mediante Skype y eventualmente tenía que visitar las empresas para verificar que las cosas siguieran ese curso. 

Para la mente de cualquier persona sería algo gracioso y simplemente el primer pensamiento es que al sus hijos ser ya unos adultos él tendría de vuelta esa libertad para viajar y estar al pendiente de forma física, las cosas no eran tan fáciles. 

La hiperglucemia no era una enfermedad sencilla, tenía que cuidarse demasiado o podría terminar transformada en leucemia. Y él definitivamente no quería eso. 

Y aparentemente viajar demasiado podría causar un estrés mayor a su cuerpo y subiría sus niveles de glucosa muchísimo más de lo normal, lo normal para él por lo menos. 

Así que estaba tratando de llevar una vida sana, dieta saludable y ejercicio diario, físico y mental, por supuesto. Y si todos los asuntos de su empresa no eran un ejercicio mental, entonces definitivamente se trataba de mera tortura psicológica. 

Lo que verdaderamente quería eran unas vacaciones, toda su vida había estado corriendo de un lado al otro, preocupado en cada fibra de su ser y queriendo siempre ser el mejor, al principio había sido para demostrarle a su familia que él podía hacerse un camino por sí mismo, demostrarle a sus padres que no importaba no tener su total apoyo por sencillamente no ser alfa, que él podría hacer lo que sus hermanos hacían y mucho más. Suponía que en eso habían caído los primeros dieciocho años de su vida, enfrascado en demostrar que servía tanto como sus hermanos mayores, la universidad no había sido diferente y había elegido la misma carrera que sus hermanos solamente para demostrarles a sus padres que él podía hacerlo muchísimo mejor en una universidad muchísimo más estricta. 

No era que sus padres no lo quisieran, absolutamente no, ellos amaban a todos sus hijos. Sin embargo, él sabía que los había decepcionado al no presentarse en lo absoluto, además, no era tonto, nunca lo había sido, él pudo ver cada una de las preferencias que sus padres tomaban con sus hermanos y su hermana. 

Así que solo se había esforzado mucho más por ser el mejor. 

La universidad la había terminado con honores y un año antes del tiempo, sin embargo, no había podido obtener un puesto real en la empresa de sus padres. Esos estaban ocupados por sus hermanos, su padre le había dicho que le solucionaría algo con premura pero nunca había pasado. Se había esforzado mucho más, incluso comenzó a realizar el trabajo de sus hermanos, queriendo demostrarle a su padre que era él quien estaba levantando las ganancias de la empresa. 

Styles ~LS- A-B-O~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora