En esos momentos no había tiempo para el amor, eso estaba en segundo plano.
Primero debía hacer lo correcto; luchar por saber la verdad para dejar de estar sumergida en una mentira.
¿Creías saber algo de lo que en realidad pasaba? En serio que estab...
—Pero por favor, tomen asiento —dijo Scott haciendo una señal a Max y Liam.
Éste último respiró profundamente mientras lo observaba, podía ver en su mirada que se encontraba molesto, furioso para ser exacta, pero también notaba que se controlaba.
La chica miró a Scott y asintió, caminó al lado izquierdo de la habilitación, se dirigía a un lugar donde habían sillas de metal.
La seguí con la mirada, llevaba unos zapatos con tacones de aguja, no tenía idea de cómo es que se le hacia tan fácil caminar con ellos, pero aún así ella lo hacía como si de zapatos deportivos se tratasen.
El sonido de los tacones era lo único que se escuchaba en la habitación, al llegar a las sillas levantó dos como si se fueran simplemente plumas livianas y regresó en nuestra dirección.
—Ella es Jessica —dijo Scott al notar que la miraba—. Pero puedes llamarla Jess —añadió cuando ella estuvo a lado de Liam y Max.
—Solo tu puedes llamarme Jess, Scott —dijo interrumpiéndole, él sonrió.
—Vamos Jess, no seas rencorosa con ellos. —Ella lo miró entrecerrando los ojos.
—¡Ese maldito rubio asesinó a mi hermano! —exclamó, sus ojos cambiaron a un rojo intenso, como si de un momento a otro se hubiesen llenado de sangre.
Scott negó con la cabeza mientras sonreía.
—El rencor es malo, querida... —dijo él pasando las manos por su cabello—. Un corazón como el tuyo no puede tener tanto. —Una carcajada salió de la boca de la chica.
—Por Lucifer, somos demonios... tenemos esos y más horribles sentimientos —dijo Jessica mientras se colocaba a su lado.
—No olvides que una vez fuimos ángeles, y teníamos los mismos sentimientos que ellos. —Ella revoleo los ojos.
—Sentimientos que se fueron a la mierda después de tantas mentiras —respondió alejándose de él.
Bajé la mirada mientras analizaba la situación.
Ella estaba dolida... porque Max había asesinado a un demonio que resultó ser su hermano, y él aún no decía nada, levanté la mirada en dirección a él y éste me miraba atentamente.
Sus ojos lo decía todo sin necesidad de palabras.
Para él, esta había sido una pésima idea.
—¿Qué quieres Scott? —dijo Liam después de unos segundos, su voz se escuchaba ronca, seguramente no había hablado en un largo rato.
—La verdad, tu querida prima me ha dicho algunas cosas pero no se si sean verdad —dijo para después tomar la mano de Jessica, quien se había alejado de él, se acercó a ella y susurró algo en su oído, no logré escuchar lo que dijeron, pero después de unos cuantos segundos ella sonrió y asintió.
—Me retiro —anunció para finalmente caminar hacia la salida e irse de la habitación.
—Όσο θέλετε χωρίς ψέματα ή να αρχίσει να αιμορραγεί. «Por más que quieras no mentiras o comenzarás a sangrar» —Señaló a Liam y a Max y al instante comenzaron a toser, revoleé los ojos ante la acción de Scott, no se me ocurrió que pudiese usar eso con ellos, aunque sabía que por lo menos, no tenían que esconder la verdad.
—Ahora seamos todos honestos —dijo caminando hacia la pared, al llegar se recargó en ella.
—Pero tomen asiento —dijo señalando las sillas que Jessica había acercado, las manos de ambos se encontraban en sus pechos intentando tranquilizar su tos, Liam escupió sangre, seguramente por los golpes que Scott le había causado—. ¿Qué es lo que saben y por qué ella conoce tantas cosas de nuestro mundo? —preguntó después de que ellos obedecieran.
—Ella tuvo una visión que le concedió Lobden —respondió Max.
Scott soltó un silbido.
—Así que mi padre tenía razón, ¿Lobden se volvió bueno unos minutos antes de morir? —Soltó una risita carente de humor—. Fue una lastima que fuese muy tarde para arrepentimientos – añadió, noté que Liam apretó los puños.
Después de todo era uno de nuestros antepasados.
—¿Qué es exactamente lo que quieren? —Liam suspiró.
—Sé que Laab, mi padre es el traidor, él es un mentiroso. —Comenzó a toser en ese instante, pero sabía que era porque simplemente le costaba trabajo decir esa clase de cosas sobre su padre—. Él nos ha engañado a todos con las cosas que ha dicho, queremos exponerlo ante los 24 dioses, pero si ellos le temen demasiado, deberemos iniciar una guerra y necesitamos su ayuda.
Scott asintió sin estar del todo convencido.
—Tardaron siglos en darse cuenta del tamaño de mierda que era Laab —soltó de repente, Liam apretó la mandíbula, yo simplemente suspiré.
No me parecía bueno que aún después de todo lo que Laab le había hecho sintiera cosas por él. Pero así es el amor, no importa cuanto te haya lastimado, siempre quedará una parte estúpida de ti que lo siga queriendo.
—Necesito llamar a Carissa —solté de repente—. ¿Cuánto tiempo tenemos aquí? —Scott miró su reloj.
—Cuatro horas. —Asentí y busqué en mis bolsillos, pero no hallé mi móvil.
—¿Algo más? —preguntó Liam comenzado a tensarse, sabía que no le gustaba que Scott tuviera el control de nuestra situación.
—Claro —dijo brindándole una sonrisa—. ¿Confían en mi? —preguntó al cabo de unos segundos.
Como si estuviésemos sincronizados de alguna manera, los tres respondimos al unísono un "No" rotundo.
Scott soltó una carcajada.
—Muy bueno de su parte, pero si haremos algo juntos hay que aprender a confiar en nosotros —dijo, buscó algo en su bolsillo y después de encontrarlo, sacó un móvil.
—Ten —dijo tendiéndomelo—. Llama a ese ángel —añadió, en ese momento me percate de que se trataba del mío.
(...)
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