UN AMOR IMPOSIBLE

CAPITULO 19

DULCE:

Tengo una sonrisa tonta en mi rostro, comprobé que lo que había pasado no fue producto de mi imaginación. Y se que no lo fue, porque aún me parecía sentir sus labios sobre los míos. Aún mi rostro sentía sus manos, como si quisiera conocer cada parte.

Y cuándo pienso en ese momento, mi corazón se acelera de la misma forma en que se acelero cuándo pasó. Se que no fue nuestro primer beso juntas, pero se sintió como si lo fuera.

Cada parte de mí, sintió algo nuevo. Desconocido, es agradable saber que la amo aún más de lo que sentía anteriormente, ¿cómo es posible?, no lo se.

Tal vez las cosas se apresuraron, o tal vez no, pero claro está que quiero vivir con ella y ver hacía dónde puede ir todo.

Ese mismo día fui por mis cosas a mi casa, o mejor dicho a la casa de los señores que son mis padres. En cuánto a ellos, pegaron el grito en el cielo, al darse cuanta que volví con Anahí, pero está vez nada ni nadie me podrá separar de la persona que amo, soy mayor de edad y hago con mi vida lo que quiera ya no me pueden obligar a nada.

Les hice saber que me iría de la casa a vivir con ella y eso en especial a mi padre le molesto tanto que decidió quitarme el apoyo económico que me a dado toda la vida, canceló mis tarjetas de crédito, canceló unas cuentas que tenía en el banco, que dichas cuentas me servían para pagar la universidad, y darme mis lujos.

Mi madre le dijo a mi padre que no tenía que ser tan drástico conmigo, pero él como siempre nunca la escucha, por algo se están divorciando, cierto.

No pude sacar ni mi cepillo de dientes, no me dejo sacar mis cosas, nada de mis pertenencias, solo las de mis estudios. Entonces no tenía nada que hacer ahí y decidí dejarlo con la palabra en la boca. Cuándo iba saliendo de la casa, él me siguió y me gritó. Que yo iba a volver, que sin su apoyo económico no puedo sobrevivir, que Anahí, ni yo, ni nadie podía darme la vida a la que estoy acostumbrada.

Y aquí estoy con Fabiola en su departamento, ese día me quede hasta tarde con Anahí y fui a mi casa bastante tarde la noche, cuándo salí de ahí no quise irme a la casa de ella ya que habíamos acordado que sería hasta hoy, por eso decidí venir a dormir aquí.

Estoy acostada esperando a que pasé el rato y que Anahí pase por mí. El sonido de una cuchara chocando con una taza llega a mis oídos, y me quita de mis pensamientos. Así que me levanto y bajo a la cocina, para encontrarme con Fabiola cocinando y con un desastre en la mesa que provoca que me burle de ella, ésta al recibir mi burla me frunce el ceño.

-¡Uy!, que seria Fabiola- me mira mal- Buenos días.

-¿Cuándo me vas a decir por qué papá, no te dejo sacar nada de casa?. Me contaste la historía a medias. ¿Hay algo que no me estás contando?. Tienes el mismo gesto que Ale cuándo tiene algo para decirme, y no sabe como.

-¿Qué gesto?- dije mientras saco yougur de la nevera.

-Esconder tus labios, y tener el ceño fruncido- cuándo me doy cuenta que lo estoy haciendo, dejo de hacerlo y Fabiola se ríe- Anda Dul, ¿qué me estás escondiendo?.

Suspiro y la miró- Arreglé las cosas con Anahí, solo que... Creo que debería bañarme- dije, y enseguida me tomé todo el yogur.

-Dulce, cuentame- dijo haciendo puchero.

-Que chismosa eres- me reí y me crucé de brazos.

-Yo soy tú hermana, tengo derecho de exigir saber lo que pasa contigo. Y no intentes desviar el tema- se cruza de brazos he imita mi postura. Le elevó una ceja, y ella hace lo mismo. Nos desafiamos con la mirada, pero terminó perdiendo cuándo me agarra un ataque de risa.