Sentí un sabor metálico en mi boca, escupí a un lado de mí para ver que era sangre. Me limpié el borde mis labios con un papel que me alcanzó Perrie.
- Ah por cierto - la miré - ¿Quién era la mejor en estás cosas? - pregunté elevando mis cejas. Ella solo me fulminó con la mirada.
- Bien hecho – exclamó Liam.
- Gracias, supongo - Sonreí, pero hice una mueca cuando traté de enderezarme.
- ¿Estás bien? - preguntó acercándose.
- Si, nada de que preocuparse - agité mi mano restándole importancia.
El resto de los chicos se acercaron para preguntarme si me encontraba bien o para decirme elogios. No me gusta mucho esto último ya que nunca me creí mejor que nadie en nada. A veces solo bromeo con que soy experta o todo eso, pero nunca me lo tomé en serio. Ya que todos pueden ser iguales o mejores en estas cosas.
Observé de reojo y vi que los Hobbs se marchaban. Comencé a caminar hacia una silla pero una voz detuvo mi andar.
- ____ - llamó una voz grave. Me giré para verlo directo a los ojos. Esos ojos verdes, el día de hoy tenían un poco de azul, aunque su mirada estaba apagada y no brillaba como de costumbre. Me quedé callada esperando que continuara. - Lamento mucho lo que ocurrió hoy, realmente no quería..
- Ya no importa - interrumpí de manera brusca.- lo hubieses pensado antes de besar a ese pedazo de plástico. – comenté enojada. Harry iba a decir algo pero una voz lo interrumpió.
- Espero que te acuerdes que hoy es la carrera – dijo mi tío mirándome.
¡La carrera! ¿Cómo se me pudo olvidar? Demonios.
- ¡Claro! - exclamé - ¿Cómo voy a olvidar algo así? – lo miré sonriendo pero él elevó las cejas y se cruzó de brazos. Diablos. - Ok, sí, lo olvidé – me resigné a decir, rodando los ojos - iré por mi auto.
Corrí hacia Giselle y le pregunté por mi auto. Ella me indicó que la siguiera.
En la última carrera que corrí, el hombre contra el que competía, empujó su auto contra el mío haciendo que me desestabilice, dejó una abolladura en la puerta del lado del copiloto y la pintura se salió dejando puro metal a la vista. Por lo que le pregunté a papá si lo podía arreglar y cambiarle la pintura, a lo que acepto.
Con respecto a la decoración del auto, no soy de esas chicas que lo autos tienen que ser rosa o colores claros. Cada vez que vamos a correr, se encuentran los autos rosas pasteles con flores o estrellas en dorado en algunos lugares como el capó o las puertas y bueno, después estoy me yo.
Para el momento, en que llegamos en donde se encontraba mi auto, comencé a observarlo. Había quedado increíble. Era todo negro con algunos graffitis en color verde, amarillo y rojo. Caminé hacia él y deslicé mi mano derecha sobre le capó hasta llegar a la puerta. Miré a Giselle que se encontraba esperando alguna respuesta de mi parte.
- Quedó increíble - chillé con emoción. Ella rió.
Me acerqué hasta la puerta del lado del piloto, la abrí y me subí para encender el motor. No hay mejor cosa que escuchar el rugir de un auto. Para mí, claro.
- Estoy lista para esa carrera - comenté mientras acariciaba el volante.
- ¿Con el permiso de quién señorita? - dijo una voz que podría reconocer hasta dormida.
Dirigí mi mirada hacia mi mamá que se encontraba con los brazos cruzados sobre su pecho y una de sus cejas levantada. Iba a decirle que me dejara pero mi papá contestó.
- El mío.
Ella lo miró por unos segundos. Negó con la cabeza.
- Vamos Mia, déjala - comentó Roman caminando hacia nosotros. Ella suspiró.
- Bien pero tengan cuidado, ¿Entendido? - nos miró.
- Sí, señor - dijimos a la vez papá y yo imitando la voz y seña de los militares.
- Ok, hora de irnos - dijo tío Dom para subir a su auto.
Todos subimos a los autos, los chicos nos acompañarían. Conducimos de manera tranquila para evitar llamar la atención de los policías de la zona.
Al llegar estacioné en un lugar libre, ya que habían muchos autos. Al bajar del auto pude oler el olor a tabaco, alcohol, entre otros más. El ruido de la música provenían de algunos autos con increíbles parlantes. Eché un vistazo al lugar y me encontré con caras conocidas y otra nuevas, gente bailando, coqueteando entre ellos e incluso besándose o peleando.
Busqué con la mirada a los organizadores de algunas de las carreras. Hasta que a los lejos distinguí la cabellera oscura de Josh y su novia Jennifer. Caminé hacia ellos con mi tío y los chicos siguiéndonos.
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The Fast And Furious
ActionAutos. Velocidad. Peleas. Discusiones. Armas. Policías. Corruptos. Pero lo principal y más importante el amor y apoyo incondicional entre la familia y un grupo de chicos que estaban dispuestos ayudar en todo. ¿Quién dijo que el amor no vale durante...