El ruido de la puerta llamó mi atención. Me levanté y dirigí hacia ella. Al abrirla me encontré con mi papá.
- Adelante. - lo dejé pasar y cerré la puerta detrás de él. - ¿Qué ocurre?.
- ¿Cómo está Perrie?.
- Está mejor. - me senté sobre mi cama. - Hoy le realizaban el último chequeo para controlar que siga estable y darle el alta.
Perrie con el paso de los días logró estabilizarse. Luego de visitarla me encerré en mi cuarto. Al día siguiente Louis me llamó comunicándome que Perrie había salido del estado de shock y se estaba alimentando.
Hoy era el cuarto día que ella estaba en ese hospital.
El cuarto día desde el accidente que se llevó parte de mí.
El cuarto día sin que nadie me dijera nada sobre ellos.
No me atreví a ir hacia ese lugar. No estaba lista.
- Bien - asintió.- Necesito decirte algo muy importante.
Su semblante no demostraba ningún tipo de emoción.
- Soy toda oídos.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
- ¿Qué están vivos? - preguntó con esperanza Perrie.
- No es nada confirmado. - respondí.
- Pero ¿Cómo? - interrogó Liam.
- No lo sé. Mi padre solo me dijo que ellos luego de que saliéramos de ahí. Investigaron el lugar donde se produjo la explosión. Luego de apagar el fuego no encontraron ningún cuerpo en la zona. Puede que ellos estén vivos. - respondí con una sonrisa en mi rostro.
Luego de que mi padre me informara que había probabilidades de que estuvieran vivos no dudé ni un segundo en acercarme al hospital para comentarle a los chicos.
- Tenemos que encontrarlos. - acotó Niall.
- Hey bro - lo llamó Louis. - No te emociones. No es por ser amargado ni nada pero son opciones.
- Pero ellos...
- Niall - lo interrumpió Eleanor. - Tal vez Lou tiene razón. No nos hagamos ilusiones.
El rubio agachó su cabeza. Sus labios apretados en línea recta.
Me acerqué a él y apoyé mi mano en su hombro. Levantó su mirada y me observó con sus ojos azules, profundos como el mar.
- No, nos rendiremos. - Miré al resto de los chicos en la habitación. - No vamos a parar hasta encontrarlos. No importa si están vivos o muertos. Hasta no encontrar sus cuerpos no vamos a detenernos.
Dirigí mi mirada hacia Perrie. Sus ojos brillaban y su sonrisa se expandía en su rostro. Ojalá estén con vida. Extraño mucho a ese castaño con ojos esmeraldas. Esos ojos que me encantan.
Alguien irrumpió en la habitación provocando que todos lo observaramos. Era el doctor Maxwell Hills. Un hombre de 35 años. Cabello castaño oscuro y ojos mieles. Durante la estadía de Perrie no hizo más que tratarnos como sus hijos por lo que le tomamos algo de cariño.
- Lamento interrumpir. - dijo apenado. - Pero vengo a informar que los estudios de Perrie salieron perfectos, así que ya se pueden retirar. Yo firmo la orden para que salga de este lugar.
ESTÁS LEYENDO
The Fast And Furious
БоевикAutos. Velocidad. Peleas. Discusiones. Armas. Policías. Corruptos. Pero lo principal y más importante el amor y apoyo incondicional entre la familia y un grupo de chicos que estaban dispuestos ayudar en todo. ¿Quién dijo que el amor no vale durante...