El trabajo me había mantenido ocupada e incluso así me ofrecía para trabajar horas extras. Traté tanto de no pensar en ese almuerzo una vez que se había terminado, pero estaba en mi mente cada vez que le daba un espacio libre. Si no era el almuerzo, era Justin. Y ambos me dirigían hacia el mismo lado.
¿Todas las mujeres quedan estúpidas como yo después de haber tenido sexo con un hombre?
La noche anterior hasta soñé que estaba embarazada de él y me dejaba diciéndome que era una zorra que le habría las piernas al primero en atreverse a verme. Como dije antes; estúpida. Como si yo hubiese sido la única mujer que se acostó con un hombre sin conocerlo antes, además, ni siquiera era virgen. Ya había pasado por el proceso de cuerpo con cuerpo antes y no me había vuelto tan paranoica en aquel momento.
Quizá porque estábamos en una relación.
—Jaz, quiero que salgamos esta noche —pronuncié decidida.
—¿De verdad estás queriendo salir después de matarte trabajando horas extras durante toda la semana?
—Te voy a confesar algo, y no me vayas a juzgar.
—¿Alguna vez lo he hecho?
—Sobre este tema sí.
Ella asintió.
—¿Todavía sigues esperando la llamada del guapetón? ¿Es eso?
—No.
—No recuerdo otro tema por el que te haya juzgado, y ni siquiera era yo juzgándote esa vez, solo no quería que estuvieras esperando algo más de una noche de sexo. Las cosas son como son, sin emociones, solo dos cuerpos casualmente unidos.
—Cállate —pedí, antes de que me arrepintiera de decirle—. Él llamó hace un tiempo, cuando te dije que no almorzaríamos juntas.
—¿Te buscó? ¿Por más sexo? Y en la hora del almuerzo, estúpido pene impaciente. Ni siquiera respeto la hora de la comida porque quería follarte.
Suspiré... si así empezamos, ¿cómo iba a terminar esto?
—¿Me vas a dejar hablar, Jazmyn?
—Es que me molesta, Haizel. Soy parte del club sexo casual, conozco ese ambiente, y también te conozco a ti. Eres de relaciones, corazones y folladas con palabras dulces, estuviste esperando una llamada de ese hombre por días, esta guapo, sí. Pero no lo suficiente como para que yo permita que confunda tu cabeza. Lo quieras negar o no, vas a armar una historia de amor en tu mente cuando él en la suya tiene solamente un hoyo en el cual va a meter su pene con tan solo una llamada.
—¡Tú misma sugeriste que lo siguiera y tuviera sexo con él! —chillé, enojada de su porquería verbal—. Si sabías como era, ¿por qué lo permitiste? Me hubieras evitado pasar esta vergüenza.
Jazmyn cerró sus ojos por un momento, después los volvió a abrir y suspiró. Su voz sonó más tranquila cuando volvió a hablar.
—Siento que estamos hablando diferentes versiones de un mismo tema. ¿Qué fue lo que pasó en ese almuerzo? ¿Te trató mal? ¿Es por eso que quieres salir?
—Yo... —tomé aire—. No, él no me trato mal, solo que, creo que tienes razón, estuve a punto de hacer una historia en mi cabeza. No estoy acostumbrada a eso del sexo casual, no puedo manejar la situación y él no me ayuda. Es realmente un caballero y me gusta la forma en la que me ha tratado.
—¿Cómo te ha tratado? —Jazmyn sarcásticamente espetó—. Lo has visto dos veces en tu vida, Haizel. Por favor, ¿crees que de verdad conoces la forma en la que podría tratarte con eso?
—No estoy diciendo eso, sé que no lo conozco en lo absoluto. Pero lo que he visto me ha gustado.
—Has visto lo que él quiere que veas.
—Ese día —continué, sin hacer comentarios a lo que ella dijo, porque tenía razón—. Fuimos a almorzar a su casa, hice una pregunta mientras íbamos en el carro que lo puso inquieto pero no le tomé demasiada importancia. Después su empleada, o no sé qué sea, la mujer que le limpia, hizo un comentario sobre estar soñando que él llevó a una mujer decente.
—¿Te puso celosa eso?
—No, pero me incómodo.
—Mira, no quiero hacer un comentario que tomes como si estuviera juzgándote, pero simplemente olvida todo eso, supéralo. Ya no estamos en la época de mis abuelos, en los que por acostarte con una mujer debías casarte con ella. El sexo es sexo, únicamente habrá compromiso de por medio cuando esa persona te hace sentir algo.
—Lo sé.
—A veces las familias hacen convenios, pero eso sucede en la realeza —bromeó Jazmyn, librando el ambiente—. ¿Por qué quieres salir?
—Quería —corregí. La verdad es que la plática me había hecho pensar demasiado, lo que tenía en mente era probablemente la peor idea para salir del conflicto.
—¿Ibas a emborracharte para olvidar las penas?
—Algo así.
—Dios, somos demasiado jóvenes para siquiera estar teniendo penas debido a un hombre, todavía podemos ser libres.
Ella tenía razón, otra vez.
* * *
No estoy segura de que hora es, lo único llamativo resonando en mi cabeza son los toques fuertes en la puerta. No quiero ser quien se levante, por lo que hice caso omiso y hundí más me cabeza en la almohada.
—Haizel... ve a abrir —murmuró Jazmyn con voz adormilada. Ni loca iría a abrir, he visto suficientes películas de miedo como para tener que levantarme a abrir una puerta a horas indecentes.
Jazmyn maldijo en voz baja y se levantó, nos decidimos por dormir en la sala hoy porque habíamos estado hablando sobre el problema que tenía su madre por resolver. La situación pintaba a terminar en despido, según lo que ella me había dicho, y eso hizo que el sueño llegara junto a pereza, fui yo quien fue por almohadas para que al menos la cabeza estuviera cómoda.
Abrí completamente mis ojos cuando no escuché ningún ruido, la puerta estaba entreabierta y no había pista de Jazmyn. Tuve que levantarme para saber qué era lo que estaba pasando. A paso lento caminé hasta la ventana y aparte la cortina para tener una visión de lo que pasaba afuera.
Jazmyn estaba junto a un niño, hablando como si estuviesen discutiendo, ella hablaba más que él, pero de repente él se agachó y comenzó a tirar piedras. Estaba a punto de salir para ver que rayos era lo que estaba pasando cuando ambos se calmaron, él le dijo unas palabras haciendo que ella asintiera, se acercó a abrazarle y el niño se fue.
Antes de ser descubierta me volví a acostar intentando dormirme, pesando en sobre que había sido eso.
ESTÁS LEYENDO
Bajo las sábanas {j.b}
FanficUna noche fue suficiente para cambiar sus vidas. Dejándose llevar por la curiosidad y el deseo, pudieron descubrir por ellos mismos que eran buenos en algo más que lanzarse miradas y coqueteos. Ambos pasaron en alto los pequeños detalles de esa noch...