Las cosas pueden pintar a ir perfectas, que todo sale como esperamos sin ningún error de por medio.
Pero tenemos que saber cómo seres humanos que si ocultamos algo, más temprano que tarde eso va a salir a la luz.
Y el mundo se derrumba.
Apreciaba que hubiese ocurrido cuando ya veníamos a casa y no durante estábamos con mi familia. Mi fin de semana no se arruinó pero estaba con ese miedo de que mi amistad con Jazmyn si se fuera toda por la borda. Años de travesuras y experiencias compartidas.
¿Cómo llegué aquí?
Tenía presente que ella tenía que ser una de las primeras personas en saber sobre mi embarazo una vez que me sintiera con las ganas de sacar todo a la luz. Pero no sabía que las cosas iban a estallar por unas inocentes en palabras dichas por mi padre al despedirnos.
«Espero que cuides a Haizel, y la estés apoyando ahora que tiene una vida más por la que velar».
Puedo recordar a mi corazón pararse cuando las escuché y también a Jazmyn actuar como si nada, como si estuviera totalmente enterada del asunto dándole a entender a mi padre que iba a seguir tomando cuidado de nosotros. De mí y de mi pedazo de vida.
El caos se desató cuando salimos de la casa de mis padres y me pidió que la dejara en la parada de buses para poder regresar a casa, recalcándome que no quería compartir un viaje con una desconocida. También se aseguró de preguntarme si de verdad estaba embarazada, con mis ojos casi llorosos respondí que sí, tenía miedo. Miedo de su reacción, miedo de perder su amistad. Es la única persona existente en este mundo que de verdad considere una amiga.
Suspiré profundo y me armé de valor para decirle que no iba a dejarla en ningún lado y que sea lo que quisiera decirme esperara hasta que llegáramos a casa. Todo el viaje fue incómodo, no me había sentido tan incómoda desde esa vez en la que fui a almorzar a casa de Justin y estaba la persona que se encarga de hacer la limpieza. Ese día antes de dormir deseé que ese sentimiento no se repitiera
No todos los deseos se cumplen.
Cuando llegamos a casa Jazmyn me pidió tiempo, asegurándome hablaríamos cuando se sintiera más calmada. Le rogué que no hiciera de esto un gran dilema. Y prometió que haría lo posible. Ni siquiera sacamos las maletas del carro, ella se bajó y yo conduje sin rumbo, buscando un lugar adonde ir.
Desde que estacioné a una orilla de la desolada calle me mantuve mirando mi celular. Quería llamar a Justin. Era la única persona que se me venía en mente para que me diera un poco de ánimos.
¿Qué si se ponía a preguntarme sobre lo que pasó? ¿Tengo que decirle a él también que había estado ocultando por más de dos meses mi estado?
No estaba preparada para que dos personas se enojaran conmigo el mismo día. Si Jazmyn se enojó demasiado, Justin iba a detestarme. Por ocultárselo o por haber sido tan descuidada ese día.
Ignorando todas las advertencias lo llamé. No había nadie más a quien podría recurrir, las chicas que también son mis amigas están fuera de discusión, son esa clase de amistad para fiestas más que para momentos de apoyo. Seamos honestos.
—¿Si? —habló Justin en cuanto respondió la llamada. Tome un respiro profundo para que las lágrimas y el llanto que había estado conteniendo no se salieran.
—¿Todavía estás trabajando?
—Sí, ¿por qué?
—¿Podemos encontrarnos?
—¿Ya llegaste a la ciudad? ¿Por qué tu voz suena extraña? Si estas resfriada espera a que vaya yo a tu casa después de salir del trabajo.
—Estoy en la calle, cerca de una escuela color verde. No sé qué dice porque está bien fea esa letra para poder reconocer su caligrafía.
—¿Qué estás haciendo allí?
—¿Podemos vernos o no, Justin?
—¿Ahora?
Colgué. No estaba de humor para un interrogatorio. Tan simple como un sí o un no, era todo lo que necesitaba.
Justin volvió a llamar, y llamar, pero los primeros timbres no los respondí. Tan rápido como me costó darme cuenta que el orgullo no iba a llevar a ningún lado más que a la soledad contesté a su llamado.
—Estoy yendo a la casa, amor. Discúlpame si te hice enfadar o algo así, y respondiendo a tu pregunta, si podemos encontrarnos. Solamente quería confirmar si era en este preciso momento.
—Bien... discúlpame tú, solo estoy un poco tonta en este momento.
—Entiendo. Nos vemos en un rato.
Sin decir nada más corté el celular y volví a encender el carro para partir hasta su casa. Él ya estaba parqueado, por lo que situé mi carro al lado del suyo en el estacionamiento.
No fue necesario tocar porque había dejado la puerta abierta para mí. Y una vez que lo vi sentado en el mueble de su sala no pude hacerme la fuerte por mucho más tiempo. Como un niño al que su madre acaba de regañar de la forma más cruel que existe en el mundo, comencé a llorar. Su primera reacción fue abrazarme y permitirme sentir la comidad situada entre sus brazos.
Me aferré a él, me aferré demasiado fuerte a su abrazo porque una vez yo abriera mi boca posiblemente no pueda ni tener este apoyo para mis momentos difíciles.
—¿Pasó algo con tus padres, guapa? ¿Qué fue eso tan malo que te tiene así?
Negué repetidamente con mi cabeza. Todavía no estaba segura de poder abrir mi boca y hablar con transparencia por lo que fue lo único que hice por el momento.
—¿No qué? —volvió a preguntar.
—¿P-puedes dar-darme a-agua?
Él no respondió con palabras pero inmediatamente se levantó del mueble y fue hasta la cocina. Hice una sonrisa débil cuando lo vi venir con un vaso y un jarrón grande agua.
Echó agua en el vaso y me lo dio para que tomara. Se sentía bien el poder refrescar mi garganta. No había tomado algo en cinco horas desde que salí de la casa de mi familia.
—¿Puedes hablar ahora?
—Sí.
—¿Y me dirás que es lo que va mal?
—Si yo te digo, ¿prometes no preguntarme tanto? Necesito solamente alguien que esté a mi lado mientras lo resuelvo, no a otra persona juzgándome.
—Lo prometo. Solamente quítame este peso de verte mal y no saber cuál es la razón.
—Jazmyn está molesta conmigo, como, realmente muy molesta. Llegó al punto de llamarme una desconocida para ella.
—¿Por qué haría eso? Es solamente una pregunta, no haré más.
—Le oculté un acontecimiento que está pasando en mi vida ahora mismo. No era algo personal contra ella, Justin. Solamente no sentía que debía ir gritárselo al mundo tan pronto como me enterara, porque fue difícil para mí. Pase cosas que solo yo sé cómo me hicieron sentir.
—Dije que no haría preguntas ya, y voy a cumplirlo. Pero esa respuesta me dejó asustado, no puedo saber que sería eso tan malo que las hizo enojarse. Aunque como tu pareja no me queda más que decirte que los problemas siempre tienen solución, y voy a estar esperando a que te sientas preparada para contármelo y poderte ayudar.
Asentí con mi cabeza. Dispuesta a buscar las palabras que tenía que decir para no durar callando a mi hijo por más tiempo.
Él más que nadie debía saber de su existencia. Aunque me odiara después.
ESTÁS LEYENDO
Bajo las sábanas {j.b}
Fiksi PenggemarUna noche fue suficiente para cambiar sus vidas. Dejándose llevar por la curiosidad y el deseo, pudieron descubrir por ellos mismos que eran buenos en algo más que lanzarse miradas y coqueteos. Ambos pasaron en alto los pequeños detalles de esa noch...