Capítulo 13

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Al término de los disparos Ana se dió lentamente la vuelta, su rostro se quedó pálido y empezó a mirar a Rosa. Ambas se quedaron en esa posición durante unos instantes, justamente después Rosa soltó la pistola y puso su mano derecha sobre su estómago, justo el lugar donde la había atravesado uno de los disparos y al poco cayó al suelo, muerta, segundos después, pero...¿quien había ejecutado esos disparos?

Ana no vió a nadie en el salón, por lo que se asomó a la puerta de la casa, al instante alguien le colocó una capucha en la cabeza y sintió un pinchazo en su brazo.-¿que coño estas haciendo? suéltame.- Fueron las únicas palabras que pudo esbozar antes de perder el conocimiento.

Lejos de aquel lugar, justo en el parque, se hallaba Edu, intrigado por aquella persona que iba aparentemente vestida de leopardo, se levantó de su asiento y se dirigió en dirección hacia donde se encontraba.

Pero al llegar no vió a nadie.-Habra sido fruto de mi imaginación.- pensó confundido...pero nada mas lejos de la realidad, a los pocos segundos alguien salía del edificio, y del susto salió corriendo a esconderse para que no le vieran, se asomó ligeramente desde donde estaba escondido y alli estaba, esa chica de leopardo, la cual de pronto se quitó la máscara que la cubría y pudo ver como su pelo aparentemente de color moreno con mechas pelirrojas ondeaba por la suave brisa que lo mecía con suavidad y como la luna se veia reflejada en sus ojos de color marrón oscuro.

Pero de pronto, algo llamó la atención de la chica, sentía que alguien la observaba y se puso a vigilar los alrededores, a los pocos segundos vió una sombra que se ocultaba tras el edificio y se acercó rauda al lugar y localizó a un chico.

-No...no me hagas daño por...por favor...-dijo un asustado Edu, pues cuando quiso darse cuenta tenia una navaja situada en su cuello.

-Pues la verdad tendría incluso que matarte, dado que no deberías estar aqui, y mi supervivencia depende de que no me pille nadie, asi que...¿unas últimas palabras?

Edu comenzó a respirar mas aceleradamente a cada segundo que pasaba debido al miedo que le inundó esa situación, cerró los ojos y...:

-¿Sabes?-dijo Edu con los ojos llenos de lágrimas- ayer mataron a mi novia, y hasta hace un rato estaba allí, en el parque intentando asimilar su pérdida, y te vi a ti, y tal vez si no fueras vestida asi no habría venido hacia aqui, pero...si tengo que morir, adelante, mátame y acaba con mi sufrimiento de una vez. - agachó la cabeza y se dispuso a esperar lo que parecia su final.

Ana, al cabo de minutos...u horas, no sabía exactamente cuanto, despertó aún aturdida por la droga que le suministraron, en un cuarto semioscuro, sin ventanas y sin tener ni idea de donde y como había llegado hasta allí, al estar consciente plenamente observó dos personas tumbadas en el suelo, no alcanzaba a identificarlas pero aparentemente eran mujeres, ambas morenas, y estaban muertas, pero rápidamente concentró su atención en el hecho de que estaba secuestrada y comenzó a gritar sin medida:

- ¡Oye!, se que estas escuchandome, entra aqui y da la puta cara cobarde, ¿quien te crees que eres para secuestrarme a MI? creo que no sabes con quien tratas...

- En realidad, si sabemos con quien tratamos hija de puta, no te confundas...

-Esa voz...no puede ser, eres tu...

-Vaya, no pensaste que fuera yo, ¿verdad? has pecado de ingenua si pensaste que esta vez dejaría que me mangonearas tan facilmente y, ¿sabes que? ya estoy harta de aguantarte, en concreto tus chantajes, ya es hora de que pagues por todo lo que me has hecho pasar, lo del hospital es lo ultimo que conseguiras en mi...

-Cállate estúpida, nada mas consiga escapar de aqui estas muerta, ¿¡me oyes!?, nadie juega conmigo, ¡nadie!, y quien tenga el valor de atreverse se la devuelvo por multiplicado.

-Si bueno, lo he sufrido en mis propias carnes, pero se acabó, ¿sabes porque? porque hoy Edu se enterará de ¡todo!, no conseguiras tu proposito...

-¡Hija de puta! no te atreveras a hacerlo.

-¿Que no? ¿quieres verlo?

En ese momento cogió su movil y se dispuso a enviarle un sms...

-Bueno, yo me voy, te dejo con tus dos amigas, ¿no has caido aún en quienes son? son Rosa y Lucia, Edu flipará de lo que se enterará mañana y le convencere para que te mate, asi que este es tu último día con vida, aprovechalo;  que pases buen día.

-Me las pagaras, te lo juro, ¡eres una bastarda!- gritó mientras veía como Kenia salía de la habitación.

Ana, al ver que salió del lugar, empezo a forcejear para intentar aflojar las cuerdas que la sujetaban, sin éxito alguno, pero justo en ese momento se le ocurrió una idea para revertir la situación.

Mientras tanto, en los alrededores del banco...

-Vaya, no sabía que lo hubieras pasado tan mal, esa chica debía ser muy importante para ti...se que no debería hacerlo pero voy a dejarte ir; eso si, si se te ocurre decir algo de esto a alguien no tendré piedad, ¿me entendiste?

-S..si, entendido.- le dijo mientras alzaba la cabeza y soltó un suspiro de alivio.

-Bien- le dijo retirando la navaja de su cuello y dandole un pequeño beso en los labios- ¿sabes? tengo el presentimiento de que volveremos a vernos, asi que cuídate, y ya sabes, no desveles nuestro pequeño secreto, ¿vale?

Apenas le dió tiempo a contestar, pues cuando quiso darse cuenta esa chica desapareció, ¿quien será esa chica? ¿y porque me habrá dejado vivir?

Justo en ese momento recibió un mensaje de texto, lo abrió y leyó su contenido:

-Hola Edu, espero que no te hayas olvidado de mi, tengo que contarte algo, te recojo en la puerta del hospital dentro de un rato ¿vale? un beso.

-Vaya, no me había dicho que había salido del hospital, me pregunto que querrá, por suerte no esta muy lejos de aqui.

A los 15 minutos llegó a su destino y se sento en uno de los bancos que  había alrededor, en ese momento sintió un pequeño pinchazo en el cuello y se desmayo casi al instante, solo le dió tiempo a ver como le ponian en la cabeza una capucha.

Cuando despertó empezó a agitarse para liberarse de lo que le ataba, entonces le quitaron lo que le cubría la cabeza, y observó lo que le rodeaba, estaba en un cuarto estrecho, sin ventanas y bastante sucio, y al mirar hacia atras vió a alguien que le era familiar, era Kenia...

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora