Capítulo 9

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Ten

—Buenos días, señora Willows, hola Ten.— saludó Mary, luego de haber saludado al resto del personal. Miré el reloj y noté que ella llegó justo a las seis en punto.

Mi mirada, que había estado todo el día yendo de mi libro, al reloj, a la puerta de entrada y a los clientes, ahora cayó sobre esta chica y la felicidad me inundó por completo, haciéndome dar un brinco feliz mientras recogía mi libro de abajo del mostrador.

—Al fin llegas, gracias por venir tan temprano.— dije, presionando un sonoro beso en su mejilla. Fui hasta mamá e hice lo mismo pero ella me miró divertida, con los ojos entrecerrados, a diferencia de Mary que me veía sorprendida.

—Hace dos días había que suplicar porque saludaras, Tenny, ¿Acaso te ha picado el bichito del amor?— preguntó mamá, con una sonrisa burlona y puse los ojos en blanco mientras tomaba mi teléfono que cargaba junto a la computadora.

—Sólo estoy feliz de tener un miércoles libre, mamá. Es noche de nachos en los bolos. No exageres.— le dije, intentando de restarle importancia y mamá me echó una de esas miradas de "Sé que mientes y voy a sacarte toda la verdad" — Te veré mañana, ¿De acuerdo?

—¡No creas que no voy a descontarte el sueldo por salir temprano sólo porque eres mi hijo!— gritó al ver que me alejaba corriendo hacia la parte trasera de la tienda.— ¡Y también voy a descontar esa planta de tu sueldo!

—¡Claro mamá, te amo!— grité, tomando la planta de girasol del sitio en el que había estado todo el día, absorviendo luz solar, bañándose en sus rayos.

Había estado pensando todo el día en Cath, y en nuestra cita de esta noche, ya que la noche anterior Cath se había "retrasado" en su empleo y debió quedarse por más tiempo en la librería, lo que la hizo re-reagendar nuestra cita. A decir verdad, no me gustaba eso, no luego de oír lo que su jefe había escrito en una tarjeta que envió con flores, rosas rojas, que significaban pasión y deseo.

Sacudí mi cabeza, ya en el auto. Yo no era quién para decir alguna queja. Incluso si yo quisiera algo más... "permanente" con Cath, nada me aseguraba que ella quisiera lo mismo. Ella podría simplemente no quererme.

Tú eres mi inspiración, Ten.

Su confesión aún hacía a mi estómago girarse en su sitio, de la manera agradable y sólo quería mantenerla en mis brazos y besar esos pícaros labios carnosos. Aunque Cath se alejara y fuera bastante particular. Aún recordaba la mañana de ayer, cuando dormí tan cómodo sosteniendo su caliente cuerpo desnudo contra el mío, con fuerza, y sólo poco después el intrigante sonido del tlack-tlack-tlack de su máquina de escribir me hizo abrir los ojos asustados, ya que no sabía de donde venía hasta que recordé donde estaba y que Cath tenía esa cosa; y cuando salí de la habitación, me sorprendí al ver cómo sus dedos se movían con fluidez y rapidez sobre la máquina. Me sorprendió incluso poder ver sus dedos.

A diferencia de la primera vez, Cath se había mostrado como realmente era: una friki de la escritura, que se desconectaba totalmente del mundo cuando comenzaba a escribir. Una amante de la comida (aunque eso sí lo había enseñado antes), en especial de las cosas dulces y las frutas, a juzgar por su refrigerador. Una chica ordenada, ya que no había el mismo desastre que la última vez. Una chica dulce que decía tímidamente las cosas que sentía y fluidamente las cosas sucias que pensaba, y sobre todo, era una escritora excelente, no era engreída y noté que yo no era fanático sólo de ella como C. D. Laine.

Yo también era fanático de la no tan simple Catherine Duphon y apenas la conocía. Podría adorarla como una diosa si llegase a conocerla más.

—Tú eres el jovencito que estuvo en el departamento de Catherine.— dijo una mujer que entraba en el edificio de Cath, luego de que yo bajé del auto y me acerqué para sonar el timbre.

Basado en Hechos Reales [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora