Basado en Hechos Reales [TERMINADO]

Capítulo 22

Cath

Utilicé la maravilla invención de la encintadora para cerrar la caja repleta y miré alrededor, notando que era la última caja, finalmente. Suspiré con alivio y me eché en el suelo, recordando fugazmente todo lo que nos había llevado a Ten y a mí a esta mudanza, todo lo que había pasado en los cuatro años que habíamos estado saliendo.

Su mudanza a mi departamento, mamá consiguiendo un consultorio nuevo, tres bestseller y un contrato para una adaptación cinematográfica, Neil abriendo su propio restaurante, mis amigos con nuevos novios, y la mala suerte de que ellos se hubiesen encontrado con un sujeto que creyó que podía salir con Edi y Kiki al mismo tiempo, sin que ellos lo notaran (tranquilos, él se ganó una golpiza de parte de mi amiga.)

Un periquito mascota llegó a la casa, un regalo de Ten por supuesto y por eso se llama Diez, en su honor, o Di, para hacerlo más corto (aunque, seamos sincero, ¿acaso Diez no es ya lo suficientemente corto?)

Uno de los sucesos más recientes fue uno de los más bellos, uno que emparejó el marcador luego de la desgracia de la muerte de la señora White. Presencié el maravilloso y asqueroso milagro del nacimiento y, aunque no fue la primera vez que lo hacía, se sintió tan increíble como la primera vez, sólo el ver una pequeña cosita rubia salir del interior de Bri. Sí, ella y Adrian finalmente habían subido un escalón en el trayecto hasta su "final feliz", trayendo a la vida un hermoso niño sonriente como su madre al que llamaron Jesse Jacob (este último era por honor a Ten, ya que era su segundo nombre) y pronto lo acortamos JJ. Decir que enloquecí por completo al ver a tan bonito bebé no sería del todo una mentira

Ahora, que por esa emoción yo estuviera algo cambiada, se había vuelto un problema también. Quiero advertir, antes de explicarles, que por más que Ten lo piense o diga todo el tiempo, yo no estoy embarazada. Sí, mi periodo se ha atrasado algunas veces, pero suele pasar, en especial en momentos de estrés. Sí, he llorado mucho en este tiempo, pero tengo motivos y razones, como las personas normales (excepto cuando se trata de los comerciales, mi excusa es que son muy emotivos para ser comerciales.) Sí, quizás mis caderas y senos están más grande, pero es porque subí de peso, y lo volví a bajar, y no porque estoy embarazada.

La palabra me está volviendo loca. Por más que Tennessee adore la idea de un bebé suyo, llenándome, la prueba de embarazo que me hice hace algunas semanas no puede ser discutida. Yo quería hacer cosas antes de tener un bebé, cosas como casarme, tener una casa, viajar por el mundo, probar cosas nuevas; y se lo dije a Tennessee directamente, para asegurarme de que no lo malentendiera de ninguna forma.

Creo que lo entendió. Discutimos sobre eso un poco más la noche anterior, y él se levantó en la mañana para ir a trabajar sin decirme una palabra, aunque yo tampoco había intentado hablarle, no sólo porque estaba enojada por él y sus recientes desapareciones más largas de las normales, sino porque me había empeñado en empacar mis papeles y cosas, ignorándolo más de lo normal. Estaba enfadada porque él seguía insistiendo en algo que debía ser mi decisión, ya que ese bebé pasaría más tiempo conmigo, y que él se fuera por largos periodos de tiempo y me diera excusas poco creíbles solo avivava las llamas. No iba a tener un hijo así, no aún.

—Cath, el camión de mudanzas ya está aquí y esos sujetos guapos, altos y fuertes que se supone que son empleados están subiendo.— dijo Kiki, saliendo de la cocina y me levanté del suelo, preparando las cajas que irían en el camión hacia nuestra nueva casa.

Hace un par de meses, Ten y yo habíamos hablado sobre mudarnos a un nuevo sitio, uno más grande. Queríamos hacerlo, pero decidí quedarme porque la señora White estaba viviendo aquí, y no quería que estuviera sola. Entonces ella había muerto, y supe que no podría seguir viviendo en el departamento si ella no estaba alrededor. Preparamos la ceremonia, ya que ella no tenía a nadie más que una nieta francesa que aparecía una vez al año, y como ella era lo más cercano que tenía a una abuela, no me importaba hacer eso por ella.