Capítulo 14

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Cath

—Sí, sí, estamos llegando.— dijo Tennessee al teléfono y me retorcí en mi sitio.

Se había prevenido un caos cuando Neil había desaparecido de mi departamento para el momento en que llegamos, pero ahora se avecinaba otro, y los nervios estaban revolviendo mi estómago de una manera horrible.

No voy a caerle bien a sus amigos. Me creerán una loca. Todo el mundo me cree una loca. No podré hablar con ellos. No sé como hablar con ellos. Es demasiado pronto para conocer a sus amigos.

—Q-quizás será mejor si no voy, de todas formas tenía cosas que hacer hoy, así que...— comencé, mirando hacia la ventanilla, como si eso pudiera hacerme desmaterializarme y volver a materializarme en la acera, lejos del auto, sin ir hacia donde los amigos de Ten estaban.

—Cath, te caerán bien. Tú dijiste que era un héroe también, además Sabrina es una fanática de C. D. Laine. Tendrán mucho de qué hablar.— aseguró, dejando el teléfono a un lado para tomarme la mano. Era cursi, pero aún así era un buen gesto, así que permití que me apretara la mano en esa gran mano suya.

—Oh, gracias por decirme eso, no es como si ya no estuviera lo suficiente nerviosa.— gruñí, fingiendo estar molesta y Ten rió, llevándose mi mano a sus labios.

—No serás el centro de atención para ellos. En cambio, para mí...— dejó la frase en el aire y me reí por su romanticismo. Muy bonito, Ten, muy bonito.

—No hagas estas cursilerías en público, ¿puedes? Me haces ruborizar.— dije, tocándome las mejillas al sentir el ardor y Tennessee estacionó a un lado de la acera, antes de inclinarse y besarme los labios con la cantidad correcta de ardor y dulzura.

—Sí, no voy a obedecer eso.— rió, soltándose el cinturón antes de salir por su lado. Rodé los ojos antes de seguirlo, acomodándome la camisa que había decidido ponerme. Ten rodeó el auto para alcanzarme y me ofreció su mano, y otra vez, aunque cursi, la acepté.— No hay nada de qué preocuparse.

—¿Además de que tus amigos me crean una maniática?— pregunté, con el tono bromista intentando ocultar el terror. Fue Ten quien rodó los ojos por la exageración ahora.

—En realidad, temo que tú pienses eso de ellos.— bromeó y tomé su mejilla para robarle un último beso antes de que entráramos al servicio de catering frente a nosotros.

Una rubia de adorables ojos celestes me observó confundida al verme de la mano de Ten, y el sujeto junto a ella, uno de cabello café corto y de mirada seria, se quedó con la boca abierta mientras nos veía.

—Muy bien, vámonos...— dije, al ver sus expresiones incrédulas al vernos acercarnos. Ten soltó una risa mientras acababa de acercarse y saludó a sus amigos.

—Está es Cath, ya les hablé de ella, es... Mi novia.— me presentó y la chica se acercó para besar mi mejilla. Su prometido sólo agitó la mano.— Cath, ellos son Adrian y Sabrina.

—¿Notaron que sus nombres casi y se escriben igual? Quiero decir, volteas la "d", añades una "S"— murmuré, nerviosa y quise patearme a mí misma por siquiera soltar eso. Adrian me miró con los ojos arrugados, una sonrisa en sus labios pero Sabrina soltó una buena carcajada.

—Oh mi dios, es cierto. Nunca lo habría pensado, ¡Esta chica es una genia!— dijo, y no me pareció una burla o sarcasmo, así que me sonreí ampliamente.— Bueno, Cath, gracias por venir a ayudarnos a escoger los bocadillos para la boda.

—De hecho, lo que prometieron fue un desayuno.— bromeé y Sabrina volvió a reír, acercándose para sujetarme del brazo, cómplice.

—Dios, eres oro puro. Ya me caes bien, tú ven conmigo.— dijo, y me llevó hacia la zona de pasteles.

Basado en Hechos Reales [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora