Hoy comenzaban las clases y la semana siguiente seria libre de este tormentoso yeso que tenia en mi pierna. Me concentraba tanto en lo molesto que era que olvidaba cuanto me dolían mis costillas por culpa del golpe. Aunque la pierna era aun peor.
Ethan no me había llamado ni mensajeado desde que nos vimos la semana pasada, solo me había dado su número de celular en un papel, aunque ya lo tenía registrado en mis contactos. Quería que lo tuviera. “Por si alguna vez necesitas algo y no puedes encontrar mi número”, recuerdo que dijo. Asumo que me estaba dando tiempo para “pensar”, pero se me hace ilógico todo lo que me dijo. Simplemente no tiene sentido. Alguien no puede sentir algo así con tan solo conocerse una vez… Aunque cuando lo pienso mejor, así fue como todo paso con Josh. Con tan solo unas cuantas miradas y una charla común y corriente. Pero era diferente. Josh y yo sentimos una conexión al instante, por eso paso lo que paso; que, de hecho, me apena admitirlo porque no suelo comportarme así nunca, y menos con desconocidos. Nosotros dos pasamos por muchas cosas para estar en el lugar donde estamos ahora, y no podría permitir que nadie arruine eso. Absolutamente nadie. Y estos son los momentos en los que pienso “¿cómo me siento?”, y solo se que la palabra que lo describe todo es FELICIDAD. Soy completamente feliz. Más de lo que había sido en toda mi vida.
Durante los próximos días noté un cambio en Josh. Pensé que estaba exagerando, que era mi imaginación, hasta que comenzó a contestar mis llamadas con un tono triste en su voz.
Cuando fui al doctor para que me quitaran el yeso, no me acompaño. Me dijo que tenía que hacer algunas cosas. Dejo de ir a la universidad y todo se estaba tornado algo extraño. Decidí darle un poco de espacio. Tal vez estaba pasando por algo que no estaba listo para contarme aun y no lo iba a presionar. Quería que viniera a mí cuando estuviera seguro.
Y así paso una semana…
Toqué a su puerta, varias veces. Y no paré de tocar, hasta que abrió.
Josh se sorprendió al verme.
-Erin –susurro.
-Wow, pensé que me recibirías al menos con una sonrisa –dije desconcertada.
-No… No es eso. –dijo nervioso.
-¿Estás bien? –pregunté preocupada- No me has devuelto las llamadas ni los mensajes, no has ido a clases. Pensé que tal vez te sentías mal por algo y creí que dándote tu espacio estarías mejor, pero ya comienzo a preocuparme.
-Estoy bien –respondió, pero no le creí nada.
Había algo en su voz que me decía que algo estaba pasando.
-Y… ¿No me vas a dejar pasar? –bromeé.
-Creo que eso no sería una buena idea.
-¿Por qué? –pregunté extrañada.
Y justo cuando él iba a responder, apareció una chica en su departamento. Con su camisa puesta, no llevaba nada debajo eso se podía ver a más de 1000 kilómetros.
-¿Qué es todo esto, Josh? –mi voz tembló.
No podía creerlo. Esto no era cierto. Quería que fuera todo producto de mi imaginación.
-¿Quién es, cariño? –preguntó la chica.
-¡¿Cariño?! –casi grité.
-Erin, puedo explicarlo.
ESTÁS LEYENDO
Lucky Strike
RomanceDespués de una pequeña aventura en un avión, Erin no puede sacarse a Josh de la cabeza. ¿Por qué siente todo ese tipo de cosas con alguien con quien apenas acababa de conocer? Justo cuando pensaba que estaría con él un buen rato, Josh desaparece. Pe...