Capítulo 16: Amenaza de aborto

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6 meses

La alarma suena indicándome que es hora de levantarme, hoy es la segunda ecografía para ver a mi muñeca y mi príncipe, todavía me cuesta creer que vengan en camino y lo perfecta que es la naturaleza por permitirnos a las mujeres llevar tan maravillosas criaturas en la panza y luego de nueve meses poder traerlos a la vida, lo único que pido para mis angelitos es que vengan muy sanos, ese sería mi mejor regalo.

Me levanto de un salto con una sonrisa instalada en la cara. Abro las cortinas y me estiro para luego acariciar mi panza.

-Buenos días angelitos –sonrío y me encamino hacia el baño.

Enciendo el calentador y dejo que el agua se aclimate, coloco algo de música clásica en el bosé que tengo en la repisa del armario del baño. Volteo a verme en el espejo y me pongo de medio lado como hago todos los días para ver cuanto han crecido mis bebés.

-Los amo, me muero por tenerlos conmigo –abro la puerta transparente de la ducha y entro. Las gotas de agua empiezan a empapar mi piel generando una exquisita sensación relajante que me hace suspirar.

Al cabo de quince minutos salgo renovada, amarro la bata y salgo para cambiarme.

-Andrea ya está listo el desayuno –mamá grita desde abajo– te vienes con cuidado –dice y eso me hace sonreír.

-Ya voy mamá –le respondo usando su mismo tono y apresuro a cambiarme.

Bajo las escaleras luciendo un pantalón abombado con una camisa ancha y unos zapatos de tela que son supremamente cómodos, mi cabello negro está suelto y más resplandeciente que de costumbre.

Saludo a mi familia y enseguida me acomodo en mi asiento. Mis ojos se iluminan al ver mi desayuno, pancakes con formitas apilados con salsa de chocolate y fresas, sí, estar embarazada tiene sus ventajas.

Degusto todo rápidamente y dejo el plato reluciente ante la atenta mirada de mi papá, mi mamá y Estella.

-¿Qué? –los miro– ahora como por tres –una risa colectiva inunda el comedor y no puedo evitar reírme también.

Una de las cosas que ha cambiado el embarazo es mi apetito, vivo comiendo a toda hora y aunque me cueste reconocerlo, igual ha aumentado mi hambre sexual, lo peor del asunto es que no tengo a Samuel conmigo así que cuando estoy dormida, mi subconsciente me traiciona y tengo sueños eróticos con él.

-Lávate los dientes que ya nos vamos –asiento y me levanto con pesadez, en este momento lo que siento es sueño, esa es la desventaja de comer tanto y más con esta panza que casi no me deja ni caminar, por lo visto Aurora y Santiago van a ser unos niños bastante grandes.

De regreso a la sala, una vez aseada y lista por completo, mi mamá me da un beso y salimos directo al consultorio del doctor. Papá canceló todas sus reuniones para poder ir con nosotras y Estella nunca se perdería una ecografía de sus nietos.

Papá saca el auto y lo deja en frente de la puerta, luego se baja para junto con mamá y Estella ayudarme a subir. Intento montar la pierna y un pinchazo que siento en el vientre me hace doblarme a la mitad y soltar un quejido.

-Ay –grito. Los ojos ojos se me llenan de lágrimas y enseguida todos se preocupan.

-Andrea ¿qué tienes nena? –Estella me habla pero soy incapaz de responderle.

-Ignacio vamos a llevarla al hospital ya –apremia mamá y entra primero para que luego Papá y Estella me acomoden sobre sus piernas.

Papá se sienta en el volante y Estella en el asiento del conductor, por favor que no les pase nada a mis bebés.

El camino al hospital se me hizo extremadamente largo y doloroso, Papá manejaba lo más rápido que podía pero para nuestra mala suerte había mucho tráfico en las calles.

Apenas llegamos trajeron una camilla donde me subieron y me entraron enseguida. El dolor que estoy sintiendo es tan intenso que siento que voy a morir.

-Andrea ¿qué es lo que te sientes? –el doctor se acerca a mí en la forma más profesional que puede y aprieto los dientes antes de responderle.

-Me duele doctor, me duele mucho, siento como si se me quisieran salir los niños –respondo antes de soltar un grito y lo veo fruncir el ceño.

-Enfermera, instrumentos ya –ágilmente muchas personas salen y entran y en menos de cinco minutos ya el doctor estaba equipado con todo.

Dos enfermeras toman mis piernas y las ponen en alto haciéndome sentir en el paraíso por un instante, el Doctor me abre las piernas para revisarme y a los minutos murmura.

-Estás presentando amenaza de aborto Andrea uno de los bebés está muy bajo por lo que estoy seguro que los niños no van a nacer en el tiempo establecido sino antes, lo que hay que hacer es ponerles un tratamiento para madurarles los pulmones antes y que al momento de nacer no haya riesgo de muerte por hernia diafragmática.

-Haga lo que tenga que hacer doctor pero por favor salve a mis bebés –le suplico y él me mira tranquilizadoramente antes de asentir.

-Y tú vas a tener que pasar el resto del embarazo en cama y usar una faja que ayude a subirlos un poco, si quieres que ellos lleguen a nacer tienes que seguir todas mis indicaciones.

-Lo que usted ordene doctor, yo por mis pequeños hago lo que sea.

-Perfecto, hablaré con tus padres y ya mismo empezaremos los trámites para el tratamiento –asiento y se retira dejándome con unas enfermeras poniéndome algunos medicamentos para calmar el dolor.

Me siento muy nerviosa por mis hijos, no podría soportar que algo malo les pasara y en este momento siento que odio a Samuel, lo odio por ser un cobarde imbécil que no es capaz de estar aquí con nosotros, pero si un día llega a regresar, ni se le ocurra volverme a buscar porque cuando más lo necesité, me dio la espalda y me dejó tirada, aún lo amo, pero me también me amo yo y amo a mis angelitos que son inocentes de todo y por ellos voy a salir adelante y a luchar con uñas y dientes.

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Hola! Aquí estoy, disculpen por no haber podido actualizar.
Yo sé que much@s quieren que Samuel aparezca y en verdad faltan 2 capítulos para que salga, ese será narrado por él.
Gracias por leer, por el apoyo y por la paciencia.

Creo que en la noche subo el siguiente.

Besos y bendiciones.

AP❣️

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