Dia 2.

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La fe tiene que convertirse en una acción de amor quiere vivir, y el amor para ser real y vivo debe ser servicio. (ML,160)

¡Hola!

Se supone que debí escribir el segundo día después,  pero no pude. No sentía el ánimo ni siquiera para salir de mi habitación.

El dolor me esta consumiendo, está acabando con mi vida, y no me refiero a que mi corazón ya no late. Si no que mis amigos se están alejando, mi familia ya no sabe qué hacer o qué decir para hacerme sentir bien, ya no puedo salir sin que cada lugar me recuerde a ti.

No logré levantarme de la cama, no logré dejar de llorar, no pude dejar de lanzar todo lo que estuviera a mi paso.

Contigo se quedo mi felicidad, mi paz, mi tranquilidad. Te la robaste como si siempre te hubiera pertenecido toda mi vida.

Mis amigos me han preguntado dónde ha quedado esa felicidad que incluso se salía de mi cuerpo y la transmitía a los demás.

Supongo que todos se han dado cuenta del cambio, camino por los pasillos con una mirada fría, sola, nadie quiere acercarse a mí.

Yo también me pregunto ¿Dónde quedó todo? ¿Qué pasó con nosotros? ¿Qué hice mal?

Ya ha pasado más de una semana, en la cual me he puesto a pensar que tal vez lo mejor era terminar, pero aún no tengo la menor idea en que me equivoqué. Tal vez dije algo que no te gustó, tal vez fue por que aquella vez intenté darte celos con aquél chico, tal vez fue por quererte tanto, tal vez fue por entregarte todo de mí, tal vez fue por que la única que siempre iba a estar para ti era yo.

Para por favor, deja de darme celos con esas chicas, deja de intentar hablarme como si no hubiéramos tenido el fuego dentro de nosotros.

No podemos negar que todavía cada que nuestras miradas se cruzan tenemos un cosquilleo en el cuerpo, no podemos evitar el mirarnos el uno al otro cuando estamos distraídos, no podemos evadir que aún queremos un último roce. Ambos sabemos que inclusive estando lejos miramos  la luna y nuestro nombre pasa por la mente de cada uno de nosotros.

Me volví adicta a tu voz tanto como los alcohólicos son adictos a esas botellas que toman para saciar su dolor, así como ese día estuve aferrada a esa botella de tequila.

Eras eso que me mantenía firme, hacías ver que nada me haría daño, que siempre ibas a estar tú para protegerme, y al final fuiste el que terminó empujándome.

Ahora todo es gris, ya no puedo ver la misma escala de colores, me siento triste, me siento sola, me siento traicionada.

Los dos tenemos la culpa, si me hubieras dicho que te gustaba ella, te habría dejado ir antes. Sí sentías el universo cuando estabas con ella, yo me habría hecho a un lado.

Pero seguiste alimentándome de mentiras, creando ilusiones, fingiendo sentir algo que sentías por alguien más, y cuando tuviste la oportunidad me dejaste ir, ni siquiera tuve la pude  suplicar que te quedaras, simplemente te fuiste con ella.

Me acostumbre tanto a ti que no sé como iniciar de nuevo, fui creando una rutina contigo, que no entiendo cuáles serán las instrucciones para hacer una rutina sin ti.

No recuerdo qué hacia cuando aún no te conocía, tampoco sé que sentimientos tenía cuando no te tenía, o a dónde iba, o inclusive qué amigos tenía. Nuestra relación era dañina y eso se notaba pero "nuestros amigos" que prometieron quedarse con ambos,  solo tomaron partido por ti sin conocer la versión completa.

Quiero arrancar todo el amor que todavía siento dentro de mí, quiero que se esfume, que no quede ninguna ceniza de ese incendio. Pero ¿cómo?, sí aun te sigo teniendo frente a mi, si aún veo lo que haces, te puedo ver sonriendo a alguien más, amando a alguien más, puedo observar cómo puedes estar tan tranquilo y libre sin mí, mientras yo estoy quebrándome a pedazos.

Dime cuál es el truco, por que he intentado todo, y lo que siento sólo se hace más fuerte, me atrevo a decir que te amo con locura, pero es un sentimiento no correspondido. Entonces quiero que me enseñes cómo olvidarte, cómo fingir que no me importas, cómo dejar de quererte.

Tú lo haces ver tan fácil, el que yo me acerque y que tus facciones representen frialdad, que estés serio, que ni siquiera tengas la iniciativa de mirarme a los ojos cuando te hablo.

Enséñame a quitar todo esto de mí, prometo irme cuando ya lo haya aprendido.

No entiendo, es decir nadie entiende, cómo después de expresarnos amor, acabó. Así en seco, sin contratiempos, ni palabras.

Me duele tu indiferencia a este asunto, muéstrame qué hiciste, para poder detenerme.

Aún por las noches puedo sentir tus caricias sobre mi piel, aún tengo tatuados los besos en cada centímetro, aún siento espasmos en el corazón.

Ayúdame a sanar, te lo suplico. Prometo irme cuando ya no sienta nada.

Hasta la siguiente carta.

Con amor, yo ❤

𝑻𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒊𝒓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora