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10 horas para finalizar el año.

Un grito se escuchó en todo el parque. Marina corrió por toda la calle hasta entrar al local de comida mexicana en donde su mejor amiga trabajaba — ¡Me invitó a la fiesta! —Chilló emocionada la castaña, un grupo de chicos voltearon a verla riendo pero ella sólo decidió ignorarlos.

— ¿Quién te invitó? —Le preguntó dudosa.

—Por dios Lea, ¿Quién más podría invitarme y yo estar así de emocionada? Sólo Ashton tiene ese privilegio. —Se quejó.

—Bueno, disculpa. No pensé que él iba a invitarte. —Se defendió.

— ¡Es por eso que estoy así! —Explicó animada. —Debo hacer que quede impresionado al verme. —Se sentó en una de las sillas de la barra. —Imagínanos, juntos en la fiesta, la cuenta regresiva empieza y justo cuando llegue el reloj a las doce, él me besa. —Suspiró y tomó unos nachos del plato que se encontraba en la barra. —Sería un sueño.

— ¡Hey! Esos nachos no eran tuyos. —Se escuchó la voz de un chico quejándose, ella volteó a verlo.

—Disculpa por eso. —Le dijo su amiga. —Te daremos otra ración por el inconveniente, ¿Te parece? —Él miró con el ceño fruncido a Marina por unos segundos para luego voltear a ver a la pelinegra y asintió. —Puedes esperar sentado, yo me encargaré de darte el pedido.

—Pero que ella no se coma mis nachos. —Señaló a Marina para luego irse a una mesa.

—Me debes 10 dólares. —Le dijo Lea, Marina rió y sacó de su bolso el dinero pedido y siguió comiéndose los nachos. — ¿Y qué te pondrás? —La castaña dejó los nachos a un lado y la expresión de su cara cambió por completo.

— ¡No es posible! ¡No tengo que ponerme! —Exclamó en un grito, el mismo grupo de chicos volvió a reírse de ella. —Debo hacer compras de último momento. —Tomó el plato de nachos y se marchó del local despidiéndose apresuradamente de su mejor amiga.

Tenía que tener un vestido antes de que cerraran las tiendas y le quedaba poco tiempo para eso. Definitivamente el último día del año no era el día indicado para perder tiempo.

Destino: AscensorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora