Destino: Ascensor

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1 hora y media para finalizar el año

— ¿Crees que Ashton esté bailando con otra chica? —Le preguntó Marina con su cabeza recostada en las piernas del castaño, Liam acariciaba su cabeza pasando sus dedos por su cabello suavemente.

—Sí. —Contestó. Marina se paró de golpe y lo vio. — ¿Qué dije?

— ¿Por qué crees que Ashton estaría bailando con otra chica? ¡Yo soy su pareja!

—Pero tú no estás y él no es tonto. No son nada, no tienes derecho a sentirse celosa por algo que de seguro es verdad. —Le respondió, Marina suspiró y volvió a recostarse en sus piernas. —Claro, ponte cómoda. —Le dijo sarcástico para luego reírse.

—Me agradas, Liam. —Le dijo Marina, Liam bajó la mirada para verla.

—Tú también a mí, Marina. —Le sonrió. Marina cerró los ojos para relajarse, Liam siguió observándola, quería besarla, pero ¿Eso era lo correcto? Para él lo era, ¿pero para marina? Vaya, eso del amor era bastante complicado— ¿Qué pasará cuando salgamos de aquí?

—Iré a ver a Ashton para completar mi beso de año nuevo y tú irás con Kloss, luego de eso buscarás a Meredith y le dirás que te gusta. —Le informó, el castaño suspiró.

—Te mentí, no me gusta Meredith.

— ¿Y quién es entonces?

—Prefiero que quede como una incógnita hasta estar sentir de que estoy en zona segura. —Le respondió.

— ¿Zona segura?

—Yo me entiendo. —Le respondió. —Ojalá Kloss decida quedarse un rato luego de su toque, sólo sería una hora y ya me lo voy a perder.

—Relájate Liam, lograremos salir antes de año nuevo. —Liam volvió a verla.

— ¿Cómo? Los bomberos no han llegado, ni siquiera estoy seguro de que Lea los haya mandado, y en el hipotético caso de que eso sí sucediera, no podríamos llegar a tiempo a ninguna de las dos actividades. Son las. —Revisó su teléfono—Diez y cuarenta y ocho, y al menos que nos saquen de aquí en menos de cinco minutos, ninguno de los dos logrará su deseo.

—Estás sonando cruel.

—Estoy sonando realista. —Le respondió. —Si Ashton se preocupase por ti, ¿No crees que te hubiera llamado? —Marina quedó en silencio.

—Eres un niño. —Le dijo.

—Tal vez sea un niño, pero la inmadura aquí eres tú. —Ambos se cruzaron de hombros y no decidieron hablarse por el resto de esa hora. Vaya tontos, pelear por algo tan simple sólo lo hacían las personas que estaban destinadas a estar juntos, eso era seguro.