Juzgada ~Harry Styles~

Capitulo 9. Fairytales will grow but never die

~Camille Shepard~

No podía quitar la sonrisa de mi cara. Harry Edward Styles era la razón. Me hacía bien. Me hacía feliz…. A pesar de que él no lo supiera, y no fuera lo que quisiera, era igual a su padre. Generoso, simpático, devoto, serio, considerado, gracioso, con una sonrisa matadora, esos ojos verdes que me volvían loca, y por sobre todas las cosas, tenía el mismo poder que su padre sobre mí, que lo quisiera tanto que mi pecho doliera de lo agrandado de mi corazón. 

-Buenos días.- canturreé entrando a la cocina, solo para darme cuenta que no tenía compañía. 

Unas pisadas retumbaron desde la escalera, dejando lucir a un Harry dormilón. Nuestras miradas se cruzaron, e inmediatamente sus ojos se iluminaron y una sonrisa se expandió en su rostro. 

-Hey.- no era necesario un espejo, yo sabía lo que provocaba su voz ronca, sin necesidad de verme. Mi sangre se concentró en mis mejillas, mis piernas cosquilleaban, y mis ojos brillaban.

-Hace frío.- fueron mis primeras palabras. Idiota.

-¿Y?- preguntó con una sonrisa. Dios, que linda manera de despertar, ojalá esa sonrisa se encontrara a mi lado todas las mañanas. 

-Y nada… que solo estas usando bóxers y una remera.- no desvié mis ojos de los suyos, ni por un segundo. Tan solo por precaución de que fueran en otra dirección.

-Lo sé.- rió. –No soy una persona muy friolenta.- susurró.

Camino hacia mí, y en ese momento entendí exactamente su respuesta. Por supuesto que no iba a tener frió, si tan solo su cercanía hizo que mi cuerpo entrara en calor. Era prácticamente un sol. Su mano acarició con cuidado mi cintura, mientras acercaba sus labios a mi rostro. Mis nervios corrieron por todo mi cuerpo, alojándose en mi estómago. Con una sensualidad increíble, sus labios besaron mi mejilla, dejándola ardiendo. 

-Buenos días.- susurró, mientras esa hermosa sonrisa con hoyuelos se dibujaba en su rostro. 

-Voy a hacer café.- respondí. Tan solo para calmar a mis hormonas. 

Mientras me encontraba frente a la mesada, preparando la bebida, se ubicó a mi lado, y su mano comenzó a acariciar mi espalda.

-¿Dormiste bien?- me limité a asentir. No confiaba en mi voz cuando él estaba cerca. –Me alegro. Yo tuve un sueño hermoso ¿Querés saber de que trataba?- 

-No es necesario.- 

-De acuerdo. Te voy a decir nada más que… vos estabas en él.- me guiñó un ojo. ¿En qué momento comenzó el verano? Mis mejillas ardían. 

-¿Querés café?- le pregunté, una vez que lo había terminado, evitando su tema de conversación. 

-Seguro.- se giró a regañadientes, para extenderme una tasa. La llené de ese humeante líquido, y luego ambos nos sentamos frente al desayunador. 

-¿Vas a hacer algo hoy?- inquirió, alzando una ceja.

-No lo creo. Soy una persona hogareña… aunque este no sea mi hogar.- me reí, a pesar de que el solo haya mostrado un centímetro de sus dientes. 

-Quiero que te sientas como en tu hogar, Camille.- 

-Cam.- lo corregí. –Y no importa que tanto trates Harry, sin mi hermano, yo no me encuentro en mi hogar. Obviamente, dejando de lado, que tu madre se empaña en no hacerme sentir cómoda. No te ofendas.-

-No te preocupes. Ella es… complicada.- parecía que era la única palabra que se le ocurría para describirla. Pues tal vez debería tomar uno de los tantos adjetivos que tengo en mi mente para ella.