Capitulo 3. Johnny or Cam

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Camille Shepard

Una de las cosas que más influyen en mi vida diaria, es causar una buena impresión. Causar una buena impresión para que la tía Kara Malik, nos deje hospedarnos a mí y a Robbie, en su motel, por gratis. Para que la señora y el señor Takimosho nos den algo de comida de su restaurante japonés, todos los jueves en la noche. Para que la dueña de la tienda de ropa usada, me hago un descuento… del 84%. Para que me dejen trabajar en el bar, si así se le puede llamar, de una esquina en Jaywick, a pesar de ser menor de edad. Con un sueldo mínimo.

Fue por eso que al ver la mirada en los rostros de los Styles, hubiera deseado tirarme del tren, cuando este aún se encontraba en movimiento.

-Em…- tartamudeó la señora de la casa, quien supuse que sería la esposa de John. Si, el me contaba todo. –Es un placer…conocerte, finalmente.- dijo mientras fruncía su ceño, sus ojos se espantaban, y una esquina de su labio superior, se elevaba unos centímetros, en muestra de desagrado. –Soy Anne Styles.- No, lo dudo.

-Cox. Ya no es más Styles. - la corregí sin dudarlo. {Buena primera impresión Camille.} Al instante cambió de tema, mirándome con odio, y arrugando su nariz, como si yo oliera a perro mojado.

-Bueno… Camille, ¿verdad?-

Detestaba mi nombre, jamás me había identificado con este. Nunca pude hacérselo saber a mi mamá, de todas formas.

-Johnny. Si no le molesta.-

-¿Johnny? ¿Cómo mi marido?- Por ahí, venía el tema de su enfado. Si tan solo ella supiera la verdadera historia de mi sobrenombre… Pero prefería hacerla enojar, sin razón alguna.

-Si.- le sonreí falsamente.- Pero en diminutivo.- las palabras fueron pronunciadas con lentitud, hablándole como si ella fuera una mujer que no tenía ni su secundario finalizado.

-De acuerdo muchachas…- dijo  el abogado. {Esta gente necesita actualizarse, Dios, ¿quién dice muchachas hoy en día?} – Oh, miren. Los pequeños Styles. –

Al segundo posé mi vista, adonde el señor indicaba. Por todos los dioses, ese no era un pequeño. Era el hijo mayor. Por inercia mordí mi labio inferior.

Ese cabello enrulado… esos ojos cristalizados como el verde de una botella… ese físico.

Ese era el bastardo.

-Buenos días.- canturreó una voz debajo de mí. Bajé mi mirada, y vi a la persona más llena de ternura que había visto. La pequeña tenía su brazo extendido hacia mí, el cual tomé con gusto. –Bienvenida señorita Shepard. Soy Gemma.-  {¿Quién escondió a la anciana en el cuerpo de este pequeño duende?}

-Buenos días.- le respondí, escondiendo mi sonrisa. Coloqué uno de mis mechones castaños claros, detrás de mi oreja, haciendo que la punta de este, rozara mi hombro. –Pero no me llames ‘’Señorita Shepard’’- hice una voz algo gruesa, a lo que ella rió.- Así me dice el abogado este.- lo señalé con un movimiento de cabeza. –Llámame Johnny. O si preferís, Cam.- le guiñe un ojo.

La señora, ahora dueña de la casa, puso su mano sobre el hombro de su hija, quien aún reía, y la escondió detrás de sus piernas. ¿En verdad trataba de hacerme sentir mal, con sus simples gestos? No sabe con  qué tipo de gente he lidiado.

-Hola.- una fuerte voz se escuchó, luego de un carraspeo.- Soy Harry.- me extendió la mano, levanté una ceja, y la apreté con fuerza. 

-Ya escuchaste. Soy Johnny, o Cam.- le dije algo irritada de tener que repetir las cosas.

-Cam, será. Siento que hablo con alguno de mis amigos, si te llamo por el nombre de un hombre.- rió, a lo que yo rodé los ojos.

-De acuerdo.- Stephen chocó sus palmas.- Ahora sí. Conózcanse mejor.- hizo un gesto raro, el cual no entendí. Creo que trató de señalarnos a todos al mismo tiempo. –Van a estar escuchando de mí, más seguido.- nos guiñó un ojo. Y sin un despido ni más, se dirigió a la puerta. Echándose de la escena a sí mismo. Ojalá pudiera hacer eso yo también.

Juzgada ~Harry Styles~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora