capítulo nueve:

1K 146 69
                                    

09

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

09.| a veces quiero emborracharme todo el día.


      Después del beso, Maysilee intentó mantenerse lo más lejos que pudiera de Barry. No planeaba comenzar algo en el nuevo universo en que el que se encontraba, y aquel asunto del beso solo complicaba las cosas. Por supuesto que todo lo que sintió fue real, y no podía negar que Barry era muy atractivo, pero nunca planeó besarlo. Nunca fue su intención comenzar algo que iba a terminar tan pronto como el portal fuera arreglado para que ella y Pietro pudieran volver a su hogar. Y no creía que sería capaz de abandonar al velocista sin hacerlo completamente incómodo.

      —Entonces, ¿se besaron?—, preguntó Natasha, mientras Maysilee hacía ejercicio —. ¿Qué tiene eso de malo? Besar es genial. En especial cuando son lindos.

      —Nat—, mencionó Maysilee, arrojándose al suelo y comenzando a hacer flexiones —. Fue un beso repentino. No lo planeamos... solo sucedió.

      — ¿Deseas no haberlo hecho?—, cuestionó la pelirroja.

      Maysilee descansó su peso sobre sus rodillas, dando una pausa —. No lo sé.

      —Bueno, ¿qué tipo de beso fue? ¿Francés?

      — ¡Nat!—, regañó la castaña, y la Viuda Negra rió.

      —Esperen, ¿quién besó a quién?—, la voz de Clint hizo eco en el auricular, y Maysilee suspiró antes de volver a sus flexiones —. MAYSILEE, ¿FUISTE ?

      —Sí, Clint—, respondió la cuestionada, y pudo escuchar a Clint maldecir en el micrófono.

      — ¡BESAR ES ASQUEROSO!—, Wade gritó, y Maysilee rodó los ojos. Se levantó y se acercó hacia la barra para saltar y comenzar a hacer abdominales.

      —Wade, cierra la puta boca. Tú haz hecho cosas peores que yo.

      Wade rió —. Diablos que sí lo he hecho, y será mejor que no intentes hacer cualquiera de las mierdas que hice.

      — ¡Lenguaje!—, recordó Steve, y Maysilee no pudo evitar negar con la cabeza.

     —Está bien, ¿quién está conmigo?—, preguntó Maysilee.

      —Yo—, respondió Clint.

      —Yo—, agregó Natasha.

      —Yo, cariño—, intervino Steve.

      —YO—, gritó Wade.

      — ¿Pietro se está comportando?—, preguntó Wanda y Maysilee rió.

      —Apenas—, asintió Maysilee —. Pero lo estoy manteniendo en la línea.

      —Bien—, contestó Wanda —. Los extrañamos. ¿Cómo les está yendo, además del beso?

      Maysilee suspiró y volvió al suelo. Presionó su espalda contra la pared de piedra, y volvió a suspirar —. Todo es tan diferente. Hay más humanos. No hay muchos súper héroes, además de Barry y sus amigos. Tienen meta–humanos aquí, no inhumanos.

      — ¿Qué mierda es un meta–humano?—, cuestionó Wade y Steve lo regañó a la distancia.

      — ¿Pueden callarse de una maldita vez?—, pidió Clint.

      — ¡Están actuando como niños!—, regañó Natasha.

      — ¡No! ¡Estamos actuando como si Maysilee estuviera en prisión y solo tenemos una llamada!—, señaló Wade.

      — ¿Saben? A veces quiero emborracharme todo el día—, soltó Maysilee y, por un momento, todo es silencio.

      —Iré contigo—, habló Wade, feliz.

      Maysilee dejó escapar otra carcajada antes de mirar hacia la puerta, encontrándose con Pietro caminando dentro del lugar. Él no llevaba puesta una remera y ella inhaló profundamente. Ambos se toparon con la mirada del otro y ella le dio una pequeña sonrisa. Podía escuchar a los demás hablar en las diferentes líneas, pero sabía que ellos probablemente estaban discutiendo sobre que ella era menor de edad y no debería estar bebiendo hasta tener veintiuno. Pero entonces, Tony entró y señaló que la habían dejado beber cuando habían destruido la base de HYDRA en Sokovia.

      Una de las últimas cosas que escuchó antes de despedirse de todos fue que Wade iba a patear el trasero de Peter en un videojuego y Steve lo retó por comportarse como un niño. Wade claro que dio un ingenioso comentario como respuesta, y Maysilee apagó el aparato. Ella miró a Pietro, quien tenía sus manos cubiertas y estaba parado frente a un saco de boxeo. Lo observó dar golpes incontables al saco, y una sonrisa rompió en sus labios antes de caminar hacia él. Se paró detrás de él, y sostuvo el saco.

      — ¿Qué te tiene tan triste?—, preguntó Maysilee, y él le miró. Le dio una pequeña sonrisa antes de volver a golpear la bolsa. Ella suspiró antes de pararse frente a la bolsa de boxeo, provocando que él parara de lanzar golpes.

      — ¿Qué crees que haces, May?—, inquirió Pietro y ella le hizo señas para que se acerque. Él rió antes de posar sus manos sobre sus caderas —. No pelearé contra ti, prințesă.

      —Entonces, eres débil—, señaló, antes de arrojar un gancho derecho en su dirección.

      Pietro atrapó su puño antes de que pudiera hacer contacto con su mandíbula y le miró. Una sonrisa apareció no solo en sus labios, sino que también en sus ojos. Ella movió su mano de vuelta hacia atrás, antes de mover sus dedos hacia él. Pietro formó un puño y lo lanzó contra su cuello, pero Maysilee alzó su pierna y noqueó su puño, lejos de su trayectoria. La mutante sonrió antes de conducir su puño hacia el hombro del velocista, rotando sus caderas con el golpe.

      Los dos continuaron repartiendo un vasto surtido de golpes el uno al otro, y Maysilee incluso utilizó algunos de los movimientos que Natasha le había enseñado durante sus años de Vengadora. Ella impactó su pie contra su estómago y Pietro gimió, pero no cayó al suelo. Maysilee alzó las piernas, rodeando su cuello, antes de lanzarlo al suelo.

      La castaña presionó su antebrazo contra su garganta, girándolo en el suelo. Pietro la miró, y su respiración inmediatamente se volvió pesada. La chica se encontró con sus ojos azules, antes de notar la rapidez con la que su pecho subía y bajaba. Su mano descansaba sobre su pecho desnudo, y podía sentir sus abdominales. Inhaló cortamente mientras miraba a Pietro bajar su vista hacia sus labios. Sus ojos también vagaron como los de él, antes de que ella se colocara de pie. Le ofreció su mano a Pietro y lo ayudó a pararse.

      Los dos volvieron a compartir una mirada antes de que Maysilee saliera de la habitación. Pietro se mantuvo de pie, observando a la castaña alejarse antes de mirar sus propias manos. La piel de sus nudillos estaba comenzando a desgarrarse e inhaló profundamente. Sus ojos viajaron hacia la puerta y se encontró con la mirada del otro velocista. Entrecerró los ojos, mirando a Barry, antes de darse la vuelta y pararse frente a la bolsa de boxeo una vez más.

      Arrojó golpe tras golpe.

      Esperando a que los Vengadores volvieran a por ellos a través del portal.

      Así podría tomar a Maysilee e irse de allí.

RIGHT HEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora