capítulo tres:

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03

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03.| ¿dos veloscistas? tony tendría un ingenioso comentario sobre esto.


      — ¿Crees que ella puede oírnos?

      — ¿Cuántas veces preguntarás eso? Hiciste la misma pregunta cuando Barry estaba en coma.

      —Bueno, no lastima preguntar, ¿ahora lo hace?

      —Oh, cálmate.

      —Chicos, dejen de discutir. No creo que ella quiera despertar cuando solo pelean.

      —Ustedes son tan extraños. Nuestro equipo no suele actuar tan raro o energético.

      — ¿Qué se supone que significa eso?

      —Exactamente lo que supones que significa, enano.

      — ¿A quién llamas enano?

      Maysilee apretó sus ojos fuertemente ante el sonido de sus voces. Pensó que se encontraban en su cabeza, discutiendo sobre algo estúpido. No sabía dónde estaba, pero sentía algo frío debajo de sus dedos. La hacía temblar y no se encontraba nada contenta con ello. Soltó un gemido cuando sus ojos se abrieron, solo para recibir una directa y brillante luz.

      Se giró hacia una persona, un pequeño siseo escapando de entre sus labios como si fuera un gato. La persona removió la luz de sus ojos y la chica apretó sus párpados antes de volver a abrirlos. Dejando que se ajusten a la luz por unos pocos minutos antes de mirar a su alrededor. Y, por la apariencia del cuarto, ella se encontraba en alguna habitación de un hospital o un laboratorio científico. Vivir con Bruce por un tiempo le había simplificado cómo reconocer cuál era cada uno, ya que ambos le lucían muy parecidos.

      Habían cuatro personas en la habitación con ella, y solo reconocía  uno de ellos. Pietro estaba sentado a su lado, mirándola, su pelo plateado cayendo sobre su rostro. Había una pequeña sonrisa en sus labios mientras la miraba y ella intentó devolvérsela, antes de mirar a los demás. Había otra mujer en la habitación con cabello marrón y marrones ojos juzgadores. También había un hombre de aspecto hispano y bajito, quién llevaba una camiseta gráfica. A su lado, había un chico alto y esbelto, con un cabello al estilo de héroe. Él tenía ojos azules y un rostro de forma rectangular.

      — ¿Estás bien, May?—, preguntó Pietro y ella miró por sobre él, asintiendo con la cabeza. Presionó sus manos contra la cama, logrando sentar. Pero cuando comenzó a hacerlo, un gemido de dolor escapó de entre sus labios y Pietro se acercó, posando una mano en su espalda —. No te apures, prințesă. No vas a querer lastimarte más de lo que ya lo hizo ese hombre en amarillo.

      — ¿Hombre en amarillo?—, el chico esbelto repitió, y Pietro y Maysilee lo miraron, asintiendo —. ¿Se movía muy rápido? ¿Tenía los ojos casi rojos?—, los dos volvieron a asentir y el chico miró a su equipo —. Supongo que ya sabemos a dónde fue Wells.

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