capítulo trece:

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13.| ¿dónde diablos está maysilee?


      Cuando volvieron a los laboratorios S.T.A.R., la primera cosa que Maysilee decidió hacer fue tomar una ducha. Había entrenado toda la mañana antes de intentar encontrar la sintonía de la que Bruce les habló. Pasaron seis horas allí, intentando encontrarla, pero no lo lograron. Por lo que decidieron que se merecían un descanso y volvieron a los laboratorios S.T.A.R. Pietro estaba discutiendo con todos sobre ello, pero le ignoraron y volvieron de todas formas.

      Parándose debajo del agua caliente, ella inhaló profundamente. Sus dedos recorrieron su cabello antes de darle la espalda a las llaves del agua. Tomó el champú y el acondicionador, y los colocó en su cabello. Cuando acabó de hacer todo, lavó su cuerpo con el jabón antes de pararse debajo del agua. Los perdigones de agua hirviente golpearon su espalda y hombro. Era casi tranquilizador mientras inhalaba y exhalaba el aire de sus pulmones antes de abrir los ojos. Observó la pared antes de darse la vuelta, dejando que el agua impactara contra su pecho.

      Después de unos cuantos minutos, cerró el agua y tomó la toalla que se encontraba fuera de la ducha para envolver su cuerpo en ésta. Saliendo de la ducha, podía ver que el espejo frente a ella se encontraba empañado. Se acercó a el y pasó su mano contra éste, revelando su agotado rostro. Suspiró y se observó antes de mirar su hombro para encontrar su marca de nacimiento. No parecía nada, pero era la única cosa que le recordaba a sus padres, ya que su madre poseía la misma.

      Saltó en su lugar ante el sonido de algo en su habitación. Miró hacia la puerta, tensándose. Caminó hacia ella y alcanzó el picaporte, pero entonces comenzó a moverse en la dirección contraria. Rápidamente colocó la traba antes de tomar un paso atrás. Se giró y se colocó la ropa que se encontraba en el mostrador del fregadero. Ató su cabello en una coleta alta antes de volver a mirar la puerta.

      Inhaló profundamente antes de que la puerta fuera abierta. Los ojos de Maysilee se abrieron cuando aterrizaron sobre el hombre en amarillo. Él le miró por unos segundos antes de correr hacia ella y tomarla. Intentó vencerlo para que la soltara, pero su agarre era fuerte antes de salir corriendo de la habitación.


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      Posándose contra la pared del cuarto principal de los laboratorios S.T.A.R., Pietro miró a Caitlin, Cisco y Barry, quiénes miraban la pantalla de la computadora. Sus ojos se pasearon alrededor de la habitación, eventualmente encontrándose con Oliver Queen y su grupo de amigos. Él alzó una ceja al mirarles antes de volver a observar el arco de la entrada que lo guíaba hacia la habitación. Presiona sus labios en una línea.

      Barry miró en su dirección antes de volver a centrarse en la computadora. Sabía que no le caía muy bien a Pietro, y lo encontraba algo extraño. Ellos eran la misma clase de persona con su súper velocidad, pero una vez más, Maysilee había remarcado lo competitivo que Pietro era cuando se trataba de alguien más con sus habilidades.

      El velocista escarlata miró hacia el arco de la entrada antes de encontrarse con la mirada de Pietro. Pietro lo observó por unos segundos antes de salir de la habitación. Barry le miró irse antes de que él le empujara.

      — ¿Cuál es tú problema?—, inquirió Barry.

      Pietro rió antes de darse la vuelta para mirarle —. Es divertido que creas que puedes gustarle.

      — ¿Disculpa?—, Barry alzó una ceja —. ¿Hablas de Maysilee? ¿Por qué no le gustaría? Soy su amigo.

      —Veo cómo la miras. Créeme, conozco la mirada porque la miro de la misma forma—, admitió Pietro —. Pero tú no eres de nuestro mundo, y su relación no va a funcionar.

      — ¿Cómo sabes eso?—, inquirió Barry —. Todo es posible.

      Pietro negó con la cabeza antes de comenzar a caminar hacia la habitación donde Maysilee se estaba tomando una ducha. Sabía que a ella le gustaba tomar duchas largas, pero ya había pasado demasiado tiempo. Ingresó a la habitación, con Barry justo detrás de él. No dudó en empujar las puertas y entrar a la habitación para encontrarla vacía.

      — ¿May?—, llamó Pietro.

      Pero no hubo respuesta.

      Pietro recorrió el lugar, dirigiéndose al baño. Pero en su camino, encontró pedazos de madera rotos en el suelo. Sus ojos se abrieron antes de correr al baño para encontrar la puerta en el suelo. Barry apareció detrás de él, ambos observando el baño preocupados. No había señal de Maysilee.

      — ¿Dónde diablos está Maysilee?—, preguntó Barry.

      —No tengo idea—, espetó Pietro, apretando la mandíbula —. Pero voy a patear el trasero de quién sea que la tenga.

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