Capítulo 10

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Miró hacia la puerta y tragó saliva. Sabía que estaba escuchando, y tal vez viendo; lo sabía porque su abuela había tomado la mala costumbre de escuchar tras las puertas desde que tiene memoria. Siempre temió ser descubierto por alguna imprudencia suya, pero hasta ahora, nada sucedía. Volvió a mirar a Harry, quien simplemente no desviaba la vista de él, expectativo de esa respuesta a pregunta tan inesperada. Podía largarse con él, pero volvía a repetir: ¿A cambio de qué? No todos los días se acerca un tipo con el que tienes sexo a proponerte vivir con él así como si nada. Era como aquél cachorro pateado, maltratado y temeroso al cual querían recoger, sin embargo éste ya mordía porque tenía miedo de sufrir otra vez. Alzó la vista a la puerta y vio la cabellera canosa de su abuela, la adoraba, pero en esta semana había pensado lo que Harry le dijo, y era verdad, lo había comprobado, por mucho que le doliere, sin embargo, eso no significaba abandonarla. Ella dio mucho por él y no sería tan ingrato como para dejar a una mujer de la tercera edad vivir en la miseria.

—Ni de locura, Harry. —Le miró fijamente, mientras, de seriedad, la mirada del rizado se volvió incrédula.

— ¿Por qué? —Parecía algo cabreado, pero en estos momentos a Louis no le interesaba mucho.

—Somos como el perro y el gato. —Fue sereno al hablar. —Aparte de que no podrás meter a tus mujerzuelas en el departamento.

— ¡No planeo meter mujerzuelas al departamento si tú estás ahí! —El comentario de Louis le dio en el orgullo. Harry era de esas personas las cuales conocían sus errores a la perfección y los aceptaba para sí mismo, pero odiaba escucharlos de los demás.

Para ser sinceros, la reacción del menor sorprendió a Louis, haciéndole sentir un poco... ¿Especial? Tan solo una persona le había hecho sentir así y esa siempre fue su abuela, quien se había ido de la puerta por el movimiento natural de ésta con el aire que entraba a la habitación y la ausencia de la sombra de sus pies debajo del mueble.

—No me aguantarías, Harry. Soy un vago de día que trabaja por las noches. —Suspiró y volvió su mirada al más alto, quien seguía molesto.

—Te puedo tolerar.

En un momento, esa última frase cayó a la cabeza de Harry como un cubo de hielos, abriéndole las ideas y la consciencia de golpe. ¿Le estaba suplicando a alguien? ¿Estaba suplicándole a Louis que se fuere a vivir con él? Y fue entonces que se sintió patético, tan patético. Bajó la mirada y rió disimuladamente, echando su cabello hacia atrás con su mano y volviendo a mirar al chico más bajo, Louis arqueó una ceja.

—Solamente me estás dando pretextos. Eso significa que no quieres. —Bufó y sonrió. —Tan solo di que "no" y con eso basta, ¿Sabes?

—Tú sabes perfectamente que estoy confundido. —Sintió quitarse un peso de encima cuando el mismo Styles comprendió por sí solo la situación.

—Cambiemos de tema, o mejor dicho, quiero comer.

Podían ser amantes, cómplices, compañeros de sexo, cliente y servidor, amigos, conocidos, sexualmente atraídos, entre miles de referencias más, pero a fin de cuentas eran hombres cercanos, y, como tales, sus problemas se iban por un tubo de un instante a otro, sin importar cuando se trataba de algo totalmente irrelevante, como lo era la propuesta para irse a vivir juntos. Apenas habían preparado la mesa, cuando el celular de Harry sonó, y el chico tuvo que alejarse del comedor para contestar, Louis suspiró y la abuela Tomlinson se acercó rápidamente a su nieto.

—Boo, no me dejarás sola, ¿Verdad? —Su rostro atormentado lo único que causó fue un vuelco en el corazón de Louis, naciéndole del corazón abrazarla con amor.

Zona Roja  [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora