Beatles.

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Me sentí tan mal, tan miserable, no por el hecho de que Jane me hubiese engañado, sino por mí, por mi confianza rota, por mi orgullo destrozado. No sabía que pensar y mucho menos que hacer, creía que todo era un rumbo horroroso y deprimente.

Bajé con rapidez y evité que mis hijos me miraran derrotado, con cuernos y entristecido. Entré a mi automóvil, estaba cayendo una lluvia torrencial tan grande que hasta las gotas eran demasiado friolentas, había olvidado recargar gasolina, así que salí del automóvil y emprendí una gran caminata.

Me fui caminando lo más que pude, no quería que nadie me viera y mucho menos me preguntara, fue bueno irme caminando en la frialdad de la lluvia, porque así, nadie podía darse cuenta de que estaba llorando.

Tomé un taxi y este me dejó en Kenwood, la casa de John, no sé porque, era algo que quería hacer. Simplemente, pedí el servicio y dije la dirección en Weybridge, no fue difícil, fue algo más bien inconsciente.

—Paul, Paul—dijo al verme a fuera de su puerta, la lluvia todavía no había parado—, pasa, ¿Qué ocurre? Vienes empapado.

—Jane se acostó con McElfatrick—dije y al mismo tiempo, se escuchó un rayo detrás de mí.

John me invitó a pasar y me brindó ropa seca y nueva. Tenía una cobija y una taza caliente con chocolates deliciosos, estaba llorando, no podía negarme ante él.

—Ese estúpido—me dio papel—, es tan tarado, se cree el mejor y es una mierda.

—Lo sé, y lo peor, fue que yo lo contraté.

—No te culpes, Paul—tocaba lentamente mi cabello—, tú no tuviste la culpa. Nadie iba a suponer que ese farol iba a ser tan mierda.

—Lo sé...

—Estoy harto... ¡Estamos muy limitados por culpa de ese cabrón! Que si nosotros no podemos, que si él sí. ¿Sabes una cosa? Todos somos humanos y todos podemos tener la misma calidad deductiva que McElfatrick o que hasta el mismísimo Sherlock Holmes, ¡A la mierda!

—Sí... es lo que yo pienso, pero Jane está tan aferrada. No creo que esto lo haga por Cynthia... sino por ella.

—Pero vamos a demostrarlo.

John y yo estábamos en su habitación privad. Abajo estaban sus hijos y su madre Julia, así que gritó con todas sus fuerzas:

—. ¡NIÑOS!, MAMÁ, ¡SUBAN AHORA!

Vi con un poco de risa como los 7 hijos Lennon iban entrando a la habitación, se querían mucho a pesar de sus diferencias de edad, sexo y personalidad. Julia estaba impresionada.

—Sé que han salido demasiado, y ustedes no son tontos. Saben que estamos escondiendo algo—dijo John.

—Al fin vas a ser un verdadero macho, no un cobarde como siempre, popotitos Lennon—dijo Priscila Mimí, ella es la más joven, ¡Vaya manera de hablar!

—Por primera vez, no te regañaré ni negaré tus palabras, Priscila—asintió su papá—, pero tienes razón.

—Anda, ya papá, habla—pidieron los gemelos al mismo tiempo.

—No—susurré a John—, Jane puede enojarse.

Él lo pensó durante varios minutos, pero me miró negativamente, eso era prueba de que no me haría caso, suspiré en forma de decirle que hiciera lo que quisiera.

—Paul, Jane, Pattie, George, Ringo, Maureen y yo... hemos estado investigando al asesino de su madre.

Todos se sorprendieron, era inesperado. La verdad, es que fingimos muy bien este acontecimiento y nadie se creería que las personas del círculo Beatlegirl fueran capaces de hacer o empezar a hacer algo tan loco y súbito como eso.

The Beatlegirls 2Where stories live. Discover now