Cuando logré despertarme sentía los musculos doloridos de tanto estar en la cama, me estiré y rodé, aún con los ojos cerrados, cuando los abrí me encontré con la mirada divertida de Thom que estaba sentado en una silla contemplandome.
-Hola – Le dije con una sonrisa y la voz soñolienta.
-Hola borracha ¿Cómo dormiste?
-Como un bebe, mejor de lo que dormí en mucho tiempo.-Contesté volviendo a estirar mis musculos agarrotados - ¿Qué hora es?
-Las dos de la tarde.
-¿Qué? – Le pregunté incrédula, con razón me dolía el cuerpo - ¿Tanto dormí?
-Culpa al vodka – Dijo riendo – No me esperaba que fueras una fiestera loca.
-Yo tampoco – Admití riendo tambien.
Luego de un instante mi estomago empezó a gruñir, demonios, siempre me traicionaba en momentos inoportunos.
-Oh, ¿tiene hambre madame? - Dijo poniendo una cara de distinguida seriedad y haciendo un falso acento francés.
-Eso parece, caballero. - Respondí imitando su forma de hablar.
-¿Sería tan amable de comer el humilde almuerzo que he preparado?
-Como no, Monsieur.
Cuando llegamos a la cocina Thomas retiró mi silla para que tomara asiento, aún seguiamos jugando a ser franceses importantes, almorzamos tranquilamente comentando cosas al azar y riendo de nuestras tonterías.
-Comes mucho para ser así de flaca – Me dijo cuando terminé mi segunda hamburguesa, estaba a punto de explotar.
-¡Ja! Es irónico que ese comentario venga de parte del que comió cinco hamburguesas.
-Uhm… en esta te doy la derecha, al parecer tenemos un metabolismo privilegiado – Dijo riendo - ¿Qué quieres hacer hoy mi Lady?
-Hoy, mi Lord, estaba pensando en quedarnos aquí, no me apetece salir y creo que mi cuerpo aún no se recupera de anoche - Le contesté algo avergonzada.
-Que bueno que lo digas, a mi tambien me apetece quedarnos aquí y hacer vida de ermitaños.
Le sonreí y me puse de pie, ¿que mejor plan que hacer vida de ermitaño con este chico que me estaba volviendo loca segundo a segundo?
-Bien, ¿Qué haremos para matar el tiempo? - Pregunté
-¿Tienes cartas?
-Si, supongo que si, mi padre siempre tiene un mazo en todos lados - Me dio nostalgia hablar de mi padre, quien ahora debía estar muerto de preocupación, pero decidí alejar esos pensamientos de mi cabeza.
-¿Juegas póker?
-Es una de mis facetas ocultas – Le sonreí.
-Pues, no hay más que decir, a jugar.
Me puse a buscar las cartas por todas partes hasta que las encontré junto con algunos otros juegos de azar cuviertos de polvo, al parecer no se habían tocado en mucho tiempo. Nos sentamos a jugar en la cama de mi padrey para sorpresa de Thomas gané dos de tres partidas.
-En serio era una faceta oculta ¿eh? - Dijo sorprendido y algo enfadado consigo mismo.
-Pues ya vez – Le sonreí.
El alargó su mano y me tomó del brazo y en un rapido movimiento logró que quedara acostada abajo suyo, yo lo miré con los ojos bien abiertos y él solo sonreía.
-Asi que mi novia, ademas de ser hermosa, es excelente jugando a las cartas, ¿que más puede pedir un hombre? - Dijo divertido.
-¿Tu novia? - Pregunté con las cejas alzadas, eso me tomo de sorpresa.
-Pues si...
Y nadie más habló, el acercó su cara a la mia y yo a la suya, nos besamos tiernamente, como lo hacen los enamorados, pacientes... dulces... saboreando cada rincón de la boca del otro sin cansancio.
Lo que restó del día lo pasamos en la cama, hablando y hablando, para lo único que parabamos era para volver a besarnos, parecíamos una pareja de verdad. Pero recíen nos estabamos conociendo, había tantas cosas que no sabía de él, era una persona muy interesante e inteligente, podía pasar horas esuchandolo hablar, viendo sus gestos al hacerlo y como movía las manos al ritmo de lo que decía, intentando explicar mejor las cosas con ellas.
Por la noche al fin nos levantamos de la cama, pedimos pizza y la comimos en el suelo, sobre los muchos almohadones que había en el sofá y vimos Dirty Dancig, mi pelicula favorita, que la encontramos recién empezada en un canal de peliculas antiguas.
-¿Sabes? Esta película es mi favorita – Comenté.
-El joven humilde y la muchacha rica que se enamoran y su padre no acepta la relación. –Me miró – Nuestra historia.
Nos quedamos en silencio por un rato, ninguno de los dos parecía preparado para lo que había dicho Thomas.
-Ven, vamos a bailar – Me dijo tomándome del brazo cuando empezaba la canción final.
-¿Te sabes la coreografía? – Le pregunté incrédula.
-Nunca te dije que no me gustara la película.
Eso me provocó una carcajada y él me tomó por la cintura mientras yo me aferraba a sus brazos.
-No puedo creerlo – Le dije sin dejar de reírme mientras el bajaba mi cuerpo.
-Bueno, es una de mis facetas ocultas – Contestó citando lo que yo había dicho anteriormente.
Seguimos bailando, como Baby y Johnny, quitando y agregando pasos, jugando a ser otras personas sin problemas ni preocupaciones.
-Gracias – Le dije de repente cuando terminó la musica y nos quedamos abrazados.
-¿Por qué? - Preguntó
-Por todo en general, gracias por esto, ¿sabes? Aunque no logré hacerme daño, antes de conocerte, estaba muerta en vida, me daba igual todo, no sabía lo que era la diversión, la adrenalina de hacer algo prohibido, no tenía idea de lo que era vivir...
Nos apartamos un poco y nos quedamos mirandonos a los ojos.
-Fran... no sabes lo que significas para mi, puede que solo nos conozcamos desde hace tres días, pero no te imaginas lo fuerte que has calado dentro de mí, lo mucho que me importas, nunca he sentido algo así por nadie y en cierto modo... tu tambien me estas enseñando a vivir, yo pasaba los días sobreviviendo, pensaba que no tenía sentido hacer bien las cosas, y ahora todo es diferente, soy una mejor persona y siento que te conozco desde siempre, de toda la vida, como que siempre estuve esperando por ti...
Sus palabras llenaron mis ojos de lágrimas y lo besé, esta vez yo tomé la iniciativa. Fue un beso cargado de sentimientos, mezclados con lagrimas y amor, un beso salado y dulce, que electrificaba cada parte de mi cuerpo y lo que sentí en ese momento sabía que nunca lo iba a poder olvidar.
Entonces todo pasó muy rapido, la puerta se abrió de repente con fuerza y un montón de gente entró al lugar, nos quedamos paralizados, asustados, nos separamos de golpe quedando solo unidos por nuestras manos.
-Las manos arriba ¡Policia! – Gritaron unos hombres uniformados, portando armas en las manos y apuntandonos con ellas, mi corazón casi se salía de mi pecho, nunca había experimentado nada así.
-¿Es ella señor Grignani? – Preguntó un oficial a mi padre que ingresó por la puerta encolerizado, vestido de traje y con la cara transformada, pero en cuanto me vio la misma se llenó de alivio, volvío a ser mi padre, ese al que tanto amaba.
-Si, es ella.
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Si alguien no vió Dirty Dancing, les dejo el link de la ultima coreografia en un comentario abajo.
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Dulces Adicciones
RomanceFrancine no parecía ser una chica problemática, pero como todos sabemos: las apariencias engañan. Ella siente que nadie le presta atención, su madre falleció en un accidente y su padre vive en el trabajo. Y la mejor manera que se le ocurrió para lla...