Lance Lewins (Editado)

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5 años después – New York City

Iba hacia la oficina cuando sonó mi blackberry que estaba guardado al fondo de mi bolso, suspiré, encontrar algo allí era como buscar la aguja en el pajar. Luego de varios minutos de luchar contra un Louis Vuitton de considerable tamaño logré dar con el móvil “Llámame cuando estés libre – Lance” decía el BBM, sonreí disimuladamente mientras llegaba a otro largo día de trabajo en la editorial de mi revista de modas “Red Carpet”, obsequiada por padre en mi vigesimoprimer cumpleaños, aún recuerdo como exageró de felicidad cuando le conté el proyecto el año anterior, al fin su rebelde y atolondrada hija asentaría cabeza. En este corto lapso de tiempo mi revista ya entraba en competencia con “Vogue” y "Vanity Fair" crease o no, gracias a papá y sus innumerables contactos y yo era totalmente diferente, había pasado de ser una solitaria adolescente sin vida social a una exitosa mujer rodeada constantemente de gente.

Al salir de mi trabajo llamé a Lance, mi apuesto novio de 28 años, heredero de una gran  fortuna familiar, hijo del mejor amigo y socio de mi padre y sobre todo, excelente persona, me dijo que nos encontraríamos en un elegante restaurant a las nueve. Y pese a mi cansancio accedí, era una especie de tradición para nosotros cenar fuera los jueves.

Llegue a mi nuevo piso, me di una ducha ya que no tenía tiempo para darme un relajante baño de inmerción. Me vestí con un nuevo diseño de Prada color blanco y negro, lo suficientemente corto para ser sexy pero no tanto para considerarse vulgar. El pelo que ahora lo tenía mas largo y bonito que en mi adolescencia lo deje suelto, al natural y en los pies opté por unos clásicos Manolos negros.

Al bajar mi chofer me esperaba en la puerta, llegué al lugar rápidamente ya que no quedaba muy lejos de mi apartamento. Al entrar pedí que me llevaran a la mesa de Lance Lewis y así lo hicieron, al verme él se puso de pie inmediatamente, estaba encantador, vestido con pantalón de vestir y una camisa Dior blanca, en su cara había, como siempre, una sonrísa y su pelo rubio cuidadosamente acomodado.

-Francine, cariño, estas preciosa – Me dijo al acercarme, depositándome un breve beso en los labios.

-Lo mismo digo Lance, siempre tan guapo. 

-Somos la pareja más guapa de todo Estados Unidos. - Sonrió regodeándose 

-Claro que si, después de Brangelina lo somos – Contesté provocándole una carcajada

*

Estábamos saboreando el postre y hablando de todo y nada, de como nos fue en el día y demás temas sin importancias cuando recordé una noticia importante.

-Amor - Anuncié

-Dime

-El sábado es el cumpleaños de papá y debo ir a mi ciudad natal una semana, ¿te apetece acompañarme?

-¿Que pregunta es esa? Claro que te acompaño, ya extraño a mi suegro - Dijo robandome un poco de mi postre.

Sonreí gustosa, claro que me acompañaría ¿Cuando Lance se había negado a hacer algo por mi? 

*

*

*

El sábado por la mañana nuestro avión llego, al bajar mi padre rodeado de más personas desconocidas estaba parado con una sonrisa esperandonos, este hombre no envejecia, solo delataban su edad alguna que otra cana en su cabeza. Corrí a abrazarlo

-¡Feliz cumpleaños papi! – Le dije soltandolo al fin.

-Gracias cariño, te he estado echando de menos últimamente, estas preciosa. - Dijo satisfecho mirandome de arriba abajo - Y muy delgada - Agregó esta vez con leve preocupación en su rostro.

-Papá – Le dije señalando a mi novio quien esperaba, tambien con una sonrisa, a mi lado – Traje a Lance para que se quede con nosotros esta semana. 

-Feliz cumpleaños señor Grignani – Le dijo Lance educadamente.

-Lance, muchacho, que bueno tenerte por aquí – Le dijo mi padre sinceramente y le dió un rapido abrazo.

Luego de almorzar en familia, mi padre sugirió que fueramos al puerto ya que lo habían remodelado completamente. Así lo hicimos, fuimos hasta ahí y caminamos de la mano casi sin hablar, observando lo bonito que había quedado el lugar.

-¡Francine! – Grito alguien a mis espaldas.

Me di vuelta y me quedé anonadada... ahí estaba él, palido, alto y guapo como siempre, quizás incluso más, tenía el pelo más corto que cuando lo conocí y el viento lo despeinaba levemente despeinado por el viento. Apreté la mano de Lance, tenía enfrente mio a Thomas mirandome sorprendido.

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Espero y les guste la vuelta que le dí a la historia 

Dulces AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora