Champagne, fresas y tequila. (Editado)

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-Yo…-Tomé aire, le diría la verdad.

En ese instante Taly, la secretaria, golpea la puerta, interrumpiéndome

-Pasa- Le dije, y al instante Taly asomó la cabeza por la puerta

-Señor Lewis, lo requieren en el segundo piso, es una emergencia.

-Esta bien Taly, bajo en un segundo – Lance se puso de pie e hizo una mueca de disgusto – Después seguiremos esta charla cariño.

-Claro.

Ambos salieron de la oficina dejándome en una total perplejidad, ¿Qué acaso todo estaba en mi contra? Justo al momento que me decidí a decir la verdad tenían que interrumpirme.

Me quedé adelantando trabajo y hablando con patrocinadores de la revista, dueños de grandes marcas de ropa, concentrándome lo más que pude.

El negocio iba como viento en popa, por lo que requería cada vez más y más de mí, pero al volver de “La semana de la moda” me tomaría un mes de vacaciones, dejando a cargo a Mike, mi mano derecha en la revista, mi mejor amigo muy gay, por supuesto. Estaba ansiosa por eso, ya que estaba totalmente estresada y extrañaba mucho a Michael, que ahora estaba en Europa, la idea era que venga en un par de días y de aquí ir a el evento en París.

Perdí la noción del tiempo haciendo papeleos cuando Lance entró de nuevo en la oficina, levanté la y lo vi entrar ya sin el saco y con la corbata aflojada.

-Puff, estoy echa puré, es  increíble como uno se acostumbra a holgazanear. - Me queje acomodando los últimos papeles.

-Pobre mi pequeña – Dijo Lance.

Se puso atrás mío y empezó a masajearme los hombros con sus grandes manos, relajando mis músculos agarrotados.

-Uff, me estaba haciendo falta – Dije con los ojos cerrados.

Cuando su respiración me rozó la nuca se me erizaron los bellos, empezó a besarme el cuello dulcemente.

-¿Qué te parece si vamos a tomar unas copas? – Me preguntó

Sinceramente no me parecía mala idea, es más, me serviría para despabilarme, así que accedí, fuimos en su auto a un bar exclusivo que estaba muy concurrido últimamente. Lo bueno de trabajar en algo relacionado al mundo de la moda es que siempre estás bien vestido, incluso para ir a trabajar, por lo que no teníamos que ir a cambiarnos.

Entramos a la parte vip, que se componía de diferentes barras de bebidas, sofás blancos con mesas bajas de vidrio negro en medio y en el centro del lugar una pista bailable cambiaba de colores, era nuestro lugar favorito para ir a tomar copas.

Formando parte del ámbito “elitista” conocíamos a mucha gente, por lo que para llegar a algún lugar para sentarnos fuimos dando besos y saludando a la mayoría de la gente que cruzábamos.

Me senté en uno de los sofás mientras esperaba Lance fuera a buscar champagne. Saqué el móvil del bolso y tenía un mensaje nuevo, era de Thomas y decía solo dos palabras “Te extraño”. Desearía no haber leído ese mensaje, decidí que ya no eran horas de contestar y que mañana por la tarde lo llamaría y hablaría un buen rato con el.

Mientras creaba mi plan vi como Lance se acercaba con una botella de champagne y fresas, mi combinación favorita, los dejó sobre la mesita y se sentó a mi lado, pasando su brazo por detrás de mi cabeza.

-¿Hace cuanto no veníamos a este lugar?

-Uff, una eternidad, me siento vieja - Confesé riéndome.

-Déjate de tonterías, estás cada día mas linda.

Solo le sonreí, siempre tenía algo bonito para decirme.

-Hoy me ibas a decir algo…

Había rezado en todos los idiomas para que no me diga esa frase esta noche.

-Si, ya no me acuerdo que era.

-Fran… - Me dijo escéptico

Tomé todo el contenido de mi copa de un solo trago y le tomé la mano poniéndome de pie.

-¡Vamos a bailar!

Él me miró resignado y se paró siguiéndome a la pista de baile. Bailamos mucho tiempo y tomamos tequila, la mezcla de bebidas y la cantidad que tomamos hizo que empiece a marearme y reírme de todo, estaba más cariñosa que de costumbre por lo que me abrazaba a él y le daba besos en los labios. Decidimos que ambos estábamos lo bastante ebrios como para seguir en el lugar, por lo que nos íbamos a su casa.

Lance conducía más rápido de lo normal por causa del alcohol, pero llegamos sanos y salvos a su apartamento, yo solo reía todo el camino.

Al bajar del auto todo me daba vueltas y apenas podía mantenerme en pie, Lance que aguantaba más, me tomó en brazos y me llevó hasta su puerta, bamboleaba de vez en cuando y se chocaba con algunas paredes, no se como ni cuando abrió la puerta de su casa.

-Que guapa eres – Me dijo una vez dentro, cuando me depositó en el suelo

-Lance…bésame – Le ordené

El no puso resistencia alguna y me besó apasionadamente, el sabor a tequila de nuestras bocas se mezclaba tibio y delicioso, me apoyó contra la pared mientras me besaba el cuello, yo comencé a desprender los botones de la camisa con torpeza y el me quitó la blusa por encima de la cabeza. Sus besos bajaron hasta mis pechos, yo me estremecí al sentir el contacto de su boca en ellos, él se sacó el pantalón como pudo y yo hice lo propio con mi falda. Nos tiramos en el piso sin separar los labios, yo sentía su erección, estábamos excitados y el alcohol ayudaba a ese sentimiento.

*

*

Desperté con el sol la cara, y en el piso, tuvimos sexo, borrachos y en el piso, ahora el remordimiento me carcomía la cabeza, sentía que estaba engañando a dos personas al mismo tiempo. Era una basura.

Mi cuerpo estaba agarrotado, Lance seguía tendido ahí, desnudo, boquiabierto y dando leves ronquidos. Era la ternura hecha persona. Lo desperté y le dije que vaya a la cama, que yo me ducharía, lo hizo sin protestar, parecía un zombie.

La resaca que tenía era insoportable, me dolía la cabeza y todavía tenía que ir a trabajar

Entré a la ducha y mientras el agua tibia caía en mi tenso cuerpo me puse a pensar ¿Se podía querer a dos hombres al mismo tiempo? ¿Era posible eso?, sacudí la cabeza ¿Cómo solucionaría esto?

-Mike, como te extraño, necesito tus consejos – Susurré

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Dulces AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora