Aturdimiento.
¿Has estado solo?
Cuando no puedes pensar en el mañana, ni en el hoy, solo en el ayer y todo dentro de ti se rompe.
Para Daniel todo había pasado demasiado rápido, como cuando le adelantas con el control remoto a una película, las escenas van pasando frente a tus ojos pero no logras comprender del todo la historia. Por primera vez en la vida se le iban las cosas de las manos, no podía controlarlas, no sabía qué hacer, como actuar. Un amargo nudo se anido en su garganta.
Simplemente no tenía la culpa ¿o sí? Había sido un día largo, muy largo, en donde con ayuda de sus amigos habían burlado a un mafioso y a toda una seguridad para robar un chip y, ahora él como líder y salvador del equipo estaba a punto de encontrarse con el ojo y ponerle punto y final a Mabry y a sus incontables violaciones. Fue gracioso como de la nada, como por arte de magia cuando ya no necesitaban de Dylan y al fin había dejado de pensar en él, este apareciere. No es como si su corazón no hubiese latido como loco al verle parado entre todas esas personas como una ilusión, una de tantas. No es como si su respiración no hubiese cambiado al punto de hacer que sus manos le sudaran al escucharle y olerle pero... ¿Dónde estaba todas las veces que le llamo? ¿Dónde estaba cuando lo necesito, cuando era violado, insultado y humillado? ¿Dónde estaba aquel que prometió que los cuidaría, cuando él le llamaba por las noches llorando? Y ahora aparecía cuando nadie lo necesitaba, para llevarse toda la victoria, como siempre, como si en verdad le perteneciera decir: "vine a salvarlos" ¡¿De quién?! ¿¡De la libertad?! ¡Por el amor de dios, ellos solos se habían salvado! No necesitaban que Dylan viniera tarde y quisiera darse sus baños de grandeza. Pues no señor, hoy no.
Así que no había sido su culpa haber reaccionado de esa manera tan descomunal, tan brutal y déspota. No tenía ni una pizca de culpa haberle dicho a Dylan que ya no lo necesitaban, que era un estorbo y un pésimo líder, no le dolió ver aquella mirada de decepción ni tristeza en sus ojos....
Mentira.
Le dolió ver aquella contemplación dirigida a su persona, se sintió mal y quiso detenerlo cuando lo vio partir, cuando le dio la espalda; pero su orgullo le peso más y no hizo nada. Siguió esperando a que llegaran las personas del ojo, cuando ellas estuvieran ahí podría olvidarse del quinto jinete, de sus órdenes, de su mirada, de su tacto. Debía sentirse alegre por salvar a sus amigos, de ser mejor que todos los Jinetes y aun así... ¿Por qué no se sentía bien? de todas maneras cuando acabase todo esto podría... ¿Podría, en verdad estar con Dylan?
Sus piernas quisieron moverse para ir a buscar al quinto jinete y entonces sucedió, frente suyo estaba su peor pesadilla. Todo fue muy rápido. Había caído en una trampa que el mismo había creado y nadie podía imaginar la vergüenza y coraje que sentía en ese momento cuando Mabry apareció con una enorme sonrisa en el rostro.
Todas sus fuerzas, su valor, cayeron en su estómago como una bomba, mientras más escuchaba el plan del sociópata menos quería saber, esto tenía que ser una maldita broma.
Estar en este lugar realmente no era culpa de Merrit ni mucho menos de Dylan... era suya, su maldito ego, orgullo lo cegaron y puso en peligro la vida de todos, Mierda. Mabry seguía sonriendo y le tomo del cuello acariciando con malicia su mejilla izquierda. – Es hermoso ¿no lo crees? Serás mi perra para siempre y al fin podre deshacerme de todos esos idiotas a los que llamas amigos- Atlas sintió miedo y no de su persona ya que primero moriría antes de estar con este tipo otra noche pero los demás.. Ellos no se habían buscado todo esto, de hecho su imprudencia corrió al único que podía salvarlos. – Dame el chip – escucho que el castaño le ordeno a lo que negó con la cabeza.
"Merrit, Jack... lo siento"
"Henley, Lula... discúlpenme"
"Dylan, yo... yo."
Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió como alguien depositaba un brutal golpe en el estómago, casi vomita bilis y aun así el dolor que le invadió no fue tan grande como saberse el provocador de esta desgracia. Su equipo, sus amigos, su familia... todo lo que amaba lo había jodido como todo lo que hacía en su vida. Si tan solo hubiese escuchado cuando Merrit le dijo que era una mala idea, ahora no solo perdería la libertad, perdería a los demás jinetes y lo peor de todo, es que de entre todas las personas que perdería, Rhodes era el más importante y era aquel que no había tenido nunca ni cómo amigo.
- Dylan...- murmuro por lo bajo con cierta tristeza y solamente para él mismo como consolándose por su cobardía al levantar la mano y enseñarles el chip. Solo quería un poco más de tiempo, si se lo daba a Mabry podría ganar un poco más tiempo para que sus amigos escaparan, pero sabía que era inútil. Ellos lo estarían esperando y nadie jamás les avisaría que van tras ellos, que morirían. – Dy...
Entonces sintió como alguien lo levantaba del suelo. Al levantar la mirada se topó con el rostro de Dylan, este apareció de entre la gente y le tomo de las solapas para regañarlo, vio sus ojos furiosos brillar con decisión y como su aliento chocaba con su respiración, sus piernas temblaron al verlo tan impotente frente suyo arrebatándole la tarjeta de las manos y guardándosela para si en su chaqueta mientras seguía regañándolo, le había quitado el chip seguramente porque él sabría cuidarlo mejor y no se los entregaría con un simple golpe.
Atlas quería decirle que lo sentía, que lamentaba todo esto. Estaba seguro que el quinto jinete había escuchado que toda esta estúpida situación era su culpa y bien gustosamente recibiría una paliza por este hombre con tal de obtener su perdón. Lo necesitaba con toda el alma. Quería echarse a sus brazos a llorar, más Dylan era muy rápido, audaz además de que fingía demencia de lo habían hablado tan solo hace un momento y lo alejo del lugar estrellando la puerta de lleno en su nariz. ¿Había una puerta en ese lugar? Porque juraría por todos los dioses que eso no estaba ahí cuando llego.
Daniel Atlas aun podía sentir el rose de las manos del mayor en su pecho, se encontraba atontado por la confusión y tanteo inseguro su bolsillo al sentir aun el tacto de Rhodes, había un borde, algo que no cuadraba ¿Qué era?
La carta... y en lugar de dibujar una sonrisa por la grandiosa maestría en la actuación del quinto jinete, por la victoria y el tiempo que ahora poseía, el corazón se le cayó por los suelos. Quiso regresarse pero al darse cuenta de que estorbaría un nudo aun mayor se formó en su garganta puesto que era un inútil; además Dylan lo excluía de un equipo para trabajar solo. Siempre solo...
Se alejó de ahí suplicando porque el quinto jinete saliera ileso de esa pelea o que por lo menos aguantara en lo que llegaban los refuerzos, sin darse cuenta entre más corría las lágrimas iban aflorando al exterior. Debía verse como un marica, un traidor, avaricioso y codicioso. Sabía que todo eso era verdad; pero no importaba en absoluto con su orgullo destrozado, con su vanidad vertida ya en el lodo solo le quedaba salvar a su familia, salvar a quien amaba.
Notas de la autora: alguien recuerda como se llamaba el chico chino del ojo que los ayuda al final de la segunda entrega?
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LOS ILUSIONISTAS -YAOI-
Hayran KurguLa mejor ilusión que he visto en toda mi vida Es aquella sonrisa que me dedicas, Porque sé que no es para mí. Y el mejor engaño es esa triste mirada Que siempre tienes cuando nadie te ve. ¿Cuál es la verdad tras tu sonrisa muerta y tu mir...