La decisión de Carmen 2

667 9 1
                                    

Carmen comienza a adaptarse a su vida de sumisa de manos de su Ama, Sara que la empieza a aproximar a personas que comparten sus mismos gustos...

***

-Bueno Carmen, es hora de que elijas- le dijo su Ama que iba vestida con un largo vestido rojo en el que destacaba un gran escote que dejaba entrever sus sobresalientes pechos. A cada lado de la mujer había un hombre desnudo, ambos debían de ser esclavos porque los dos tenían un collar al cuello y los testículos atados por cuerdas cuyos extremos se encontraban en la mano de Sara- estos dos esclavos llevan 2 meses en castidad, los dos se han portado muy bien con sus Amas, pero solo uno de ellos puede correrse, y como el que se vacíe hoy lo hará dentro de ti nos parece que te podemos dar la licencia de elegir el que más te guste.

Carmen que estaba de rodillas en una esquina esperando a su Ama miró a los dos candidatos, uno era un hombre de unos 30 años, piel clara, bastante atractivo y con un pene totalmente erecto que llegaba a los 20 centímetros, el otro por el contrario parecía algo mayor y su sexo era bastante mas pequeño, no llegan a los 15 centímetros. La única característica en común que tenían era que sus genitales tenían un color bastante más morado de lo que se podía considerar saludable, y se les veía muy hinchados. La chica después de pensarlo durante un par de segundos se decantó por el hombre de mayor edad, estaba segura que si el otro joven el que la ensartaba con su miembro le haría mucho daño, debido a su gran tamaño y a las ansias que tendría por llegar a un orgasmo después de tanto tiempo.

El elegido por Carmen dio un paso al frente tan pronto como Sara soltó su cuerda, colocándose a la espalda de Carmen y apuntando su polla sobre el sexo de la chica.

Carmen se colocó a cuatro patas, pero al parecer no era lo que el hombre quería, en su lugar la levantó, la hizo abrir la piernas y se deslizó entre ella para que fuese la chica la que se esforzarse en hacerle conseguir el orgasmo, cabalgándolo. La sumisa deseando que acabase cuanto antes comenzó a botar sobre el miembro del esclavo una y otra vez, hasta que vio al esclavo que había sido descartado junto a su Ama, Sara le estaba entregando un látigo negro que chasqueó con violencia contra el suelo.

-Es el premio de consolación- informó Sara acercándose a su sumisa- te azotará hasta que hagas este perro se corra- dijo dando una patada en el costado al sumiso que estaba en el suelo- se ha esforzado mucho para poder correrse y no lo va a conseguir por una zorra como tú, eso no le sienta bien a nadie, compréndelo sumisa- dijo sonriendo y besando los labios de su esclava.

-A... Ama...- dijo temblando de miedo, paralizada mientras su Ama se alejaba de ella. El joven esclavo echó su mano hacia atrás cogiendo todo el impulso posible para descargarlo sobre su pobre cuerpo desnudo...

Carmen se despertó con la respiración acelerada en su habitación, su frente estaba empapada en sudor, y al poco rato se dio cuenta de que no solo su frente, sino todo su cuerpo, aquel no era el primer sueño que tenía desde que había aceptado la oferta que Sara la había hecho dos semanas antes.

Pese a que la mujer mayormente la usaba como sirvienta en casa para hacer las tareas domesticas y alguna que otra vez para darla sexo oral o algún masaje de pies, nunca se mostraba tan sádica como en sus sueños, donde la sometía a toda clase de castigos físicos y vejaciones.

Aquello sueños Carmen los achacaba a la cantidad de información que la chica estaba tratando de recopilar por su cuenta. No quería que las prácticas que seguramente su Ama hiciese con ella le pillasen por sorpresa y todos los días trataba de indagar algo más sobre el extraño mundo en el que se había metido casi sin querer. La búsqueda de información era muy sencilla, en el dormitorio que Ama Sara la había facilitado tenía toda clase de comodidades, una televisión, un ordenador portátil con internet, un amplio armario en el que guardar su ropa y la que su Ama ya le había comprado...

La decisión de CarmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora