La decisión de Carmen 13

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Vanesa entrega a su Ama Sara la llave con la que poder someter a Nuria, una de sus dos amigas que humillaron a Carmen días atrás...

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Sara salió de su casa el domingo al medio día con una sonrisa en la cara. Era el día en el que expiraban los dos día de plazo que tenía Vanesa para entregar a Nuria, una de las dos cómplices que la ayudaron a someter a Carmen unos pocos días atrás.

El Ama en un principio le había dicho que le daba igual a cual entregase primera, pero al día siguiente la llamó para decirle que quería a la fortachona judoca para la cual ya tenía el castigo preparado.

La mujer estaba contenta de lo rápido que había comprendido la situación Vanesa, al día siguiente de recibir el castigo la muchacha por iniciativa propia había buscado la casa de Carmen para dejar allí su bolso con todas sus pertenencias. Pero aún así la mujer no tenía intención de ser blanda con ella, había hecho sufrir a su fiel sumisa durante demasiado tiempo como para darse por pagada con ese fingido gesto de buena voluntad, que Sara sabía que tan solo se había producido por el temor que la Dominante le infundía.

La mujer había quedado con su nueva esclava en una cafetería cercana a la universidad. Allí la estaba esperando Vanesa, usando una ropa mucho más recatada que en la que ella era habitual, llevando un jersey de cuello alto y unos pantalones vaqueros, seguramente aquel cambio de indumentario era para que nadie pudiese ver las marcas de su primera sesión, que casi con total seguridad adornaban aún todo su cuerpo.

- Espero que me hayas traído algo que merezca la pena perra, porque si no ya sabes quien será castigada- le dijo como único saludo mientras se sentaba frente a la sumisa- Y te aseguro que el castigo al que voy a someter a tu amiga no es cosa de risa- dijo mirándola con una sonrisa sádica.

- Lo tengo Señora- dijo la sumisa comenzando a buscar en su bolso y sacando un taco de fotografías que la mujer ojeó.

Todas habían sido tomadas en lo que parecían los vestuarios de un gimnasio, eran un total de 20 fotos en las que la joven y musculosa judoca salía cambiándose de ropa. En ella se podía apreciar perfectamente todas las partes del cuerpo de la chica teniendo las instantáneas una calidad muy buena y apareciendo en todas ellas la cara de la muchacha para que no hubiese duda alguna de que era ella.

- Muy bien perra, espero que sea suficiente para que obedezca, sino serás tú la que ocupe su lugar- le avisó la mujer.

- Sí Señora- dijo la sumisa con la cabeza gacha sin atreverse a cruzar mirada con su Ama.

- ¡Llámala y desaparece de mi vista hasta nueva orden, zorra! ¡La quiero aquí en cuarto de hora!

- Sí Señora, ahora la llamo- dijo la sumisa levantados de la silla, para sacar su teléfono móvil y citar allí a su amiga.

Sara pidió un refresco a la camarera de la cafetería, no quería tomar nada alcohólico ya que siempre que sometía le gustaba estar sobria para disfrutar de la humillación o del sufrimiento de la sumisa.

Tal y como había ordenado la Dominante, su presa entró en el local escasos 15 minutos después de que lo abandonase su esclava. Era la chica de la foto, una joven de mediana estatura, piel un poco bronceada, media melena de pelo castaño y liso y un cuerpo delgado y bastante fibroso. Sara al verla sonrió y se acercó a ella.

- Te estaba esperando- le dijo antes de que la Nuria se pudiese acercar a la barra, la muchacha puso rostro de sorpresa, pero Sara se apresuró a aclarar- He sido yo la que he ordenado a Vanesa que te llame.

- ¿Cómo que ordenado? - preguntó incrédula.

- Acompáñame te lo explicaré por el camino- dijo la mujer sacando una de las fotos, concretamente en una en la que salía tan solo vestida con braguitas y la mano metida dentro de estas. La joven no necesitó más para obedecer y seguir a Sara.

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