La decisión de Carmen 10

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Finalmente llega el día de la fiesta y la subasta de pony-girls en la finca de Ama Sonia…

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A tan solo una hora de que se iniciase la fiesta en la finca de Ama Sonia todo estaba preparado. Las capataces Ana y Marina se habían encargado de dirigir con mano dura a los ponys para que se ocupasen de distribuir mesas y sillas en el exterior.

Carmen por su parte se había puesto un vestido que le había facilitado su Ama. Era una prenda de color negro que dejaba al descubierto gran parte de sus muslos y le hacía mostrar un generoso escote, pese a que sus senos no eras excesivamente grandes. Aquella noche había recibido órdenes de su Ama sobre su cometido; hacer de camarera para los Amos y las Amas que se presentasen aquella noche en la finca.

A falta de media hora para el inicio de la fiesta, Ramón llegó a reunirse con sus compañeros. El degradado capataz estaba totalmente desnudo exhausto caminando con rapidez detrás de la que durante los últimos días había sido un Ama implacable para él.

-         ¡Ve con los tuyos escoria!- le gritó la mujer después darle un nuevo fustazo en su espalda.Carmen había sido testigo del cambio que había sufrido aquel musculoso sumiso desde que defraudó a su Ama. En aquel momento tenía el cuerpo, tanto por delante como por detrás marcado a golpes, la mayoría de ellos eran los producidos por la vara y el látigo de Ama Sonia, pero también se notaban fustazos en la espalda del esclavo con el sello de su actual cuidadora.

Además de aquellas marcas físicas Carmen sabía que el sumiso estaba siendo obligado  a correr mucho más que cualquier otro pony de la cuadra, a veces incluso con pesados lastres en sus piernas que le dificultaban su tarea. Pero allí no se acababan sus desgracias, desde las 10 de la noche hasta las 3 de la madrugada, tal y como había ofrecido Ama Sonia, todas las capataces, los ponys que estaban a cargo de Ramón y alguna sumisa con autorización de su cuidadora tenían permiso para sodomizarle tanto como deseasen u obligarle a que les diese placer del modo que quisiesen sin restricción alguna.

Carmen se sorprendió de que el sumiso no pronunciase su palabra de seguridad después de la primera noche en la que le había oído gritar de dolor muchas veces.

-         ¡Capataces desnudaros vosotras también!- dijo Ama Sonia que acababa de salir de la casa acompañada por Sara, las tres mujeres a cargo de las ponys obedecieron liberándose de toda su ropa- ¡bien, todos y todas vais a ser alquilados esta noche a los invitados a la fiesta!- informó cuando todas las sumisas estaban firmes y atentas a las palabras de su Dueña- como es habitual todas tendréis un precio de salida, si nadie puja por vosotras no participaréis esta noche en la fiesta ¡pero mañana a esas perdedoras les daré personalmente latigazos hasta hacerlas perder en sentido!- exclamó asustando a las sumisas gorditas, que seguramente eran las que tenían menos posibilidades de ser adquiridas.

Mientras Ama Sonia seguía informando a las sumisas sobre la importancia para ellas de ser adquiridas por algún Amo u Ama las criadas comenzaron a poner en los cuellos de la ponys sus collares, de los cuales colgaban grandes etiquetas que mostraban la cantidad mínima por la que un Dominante podría adquirir las piezas.

A Carmen la sorprendió ver las cifras tan elevadas que se manejaban: ninguna de las 3 sumisas gorditas bajaban de 300 euros, todas las ponys de las que Carmen se había encargado estaban por encima de los 800, del cuello de Ana colgaba una etiqueta con un 1000 y del de Ramón una con 1500 seguramente su Ama le puso un precio de salida tan elevado para que este no fuese adquirido y así poder castigarle al día siguiente de nuevo.

-         Bien esclavos, ahora colocaros alrededor de las mesas con las manos a la espalda y esperando a que algún comprador se interese en vosotros, cuando se acerquen procurar convencerles de que os alquilen- les dijo a todos con una sonrisa en los labios antes de que todos los sumisos y sumisas comenzasen a caminar para tomar posiciones en torno a las mesas que pronto se llenarían de dominantes.

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