La decisión de Carmen 22

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Carmen prepara una nueva y especial humillación para su esclava Vanesa... 

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-         ¿Se puede saber que tienes preparado para Vanesa esta noche?- preguntó Susana que no comprendía bien para que necesitaba Carmen los artilugios que tenía sobre la mesa. La hermana mayor sonrió.

-         Tengo una sesión de lo más divertida para hacer con ella- dijo la chica cogiendo un artilugio que constaba de una cadena larga con cuatro grilletas adheridos- la pena va a ser que no te vas a poder quedar.

-         ¿Por qué no?- preguntó la chica un poco decepcionada.

-         Es una sesión privada, estaremos yo, Vanesa y una invitada sorpresa- Susana asintió con la cabeza y cambió radicalmente de tema.

-         ¿Has pensando en lo que te dije el otro día?

Carmen sabía perfectamente a lo que se refería, la chica le había pedido, tan solo tres días después de tener su primera noche de sexo, convertirse en una de sus esclavas, ante lo que Carmen se había negado en redondo. Sabía que era capaz de tener sexo con su hermana, pero no se veía capaz de someterla al igual que hacía con sus compañeras de facultad.

Aún habiendo expresando una negativa bastante firme, la chica no se desilusionó demasiado y le sugirió a su hermana que se lo pensase un poco ante de rechazarla, eligiendo Carmen aquella opción, del mismo modo que nunca se había imaginado follando con su hermanita también podía despertarla de repente un morbo irracional la idea de poder someter a Susana.

Vanesa llegó a la casa de Ama Adriana unos minutos después de que Carmen le explicase a su hermana los planes que tenía preparados para su esclava, la chica sonrió al tiempo que supo una cara de desear ella también probar aquella sesión.

-         Buenas tardes Ama- dijo Vanesa cuando se presentó en el salón totalmente desnuda para arrodillarse y besar, primero los pies de su hermana y después los de Susana.

-         Hola perra- saludo Carmen mientras hurgaba entre los complementos que tenía preparados- Hoy vas a tener la fortuna de no ir desnuda- dijo Carmen cogiendo un traje de látex- ¿Quieres ir poniéndoselo, Susana?- preguntó sabiendo que a su hermana le encantaría la idea.

La chica, obediente con su hermana mayor, y encantada de poder sobar el cuerpo de Vanesa comenzó a ponerla el traje, sin poder resistirse a tocas sus senos, meter dedos entre los candados que cubrían el sexo de la esclava y dar algún que otro azote sobre sus redondeadas nalgas.

Después de más de los minutos que se habrían necesitado si Susana no se hubiese entretenido gozando del cuerpo de Vanesa, la esclava estuvo con su traje puesto. A Vanesa le sentaba realmente bien aquel traje de látex negro que la cubría desde el cuello hasta los tobillos, resaltando sus bonitas curvas y mostrando íntegramente sus enormes pechos, sus nalgas ligeramente marcadas por los manotazos de Susana y su sexo enjaulado por los candados que Carmen le había puesto meses atrás.

-         Estás realmente sensual con ese traje- le dijo Carmen asomando una sonrisa en el rostro de la esclava, ya que no estaba acostumbrada a recibir cumplidos de su Dueña.

-         Gracias Ama- dijo la chica levantándose el pelo cuando vio que Carmen se acercaba con un collar de cuero negro rodeado de pinchitos negros.

Carmen ajustó bien el collar al cuello de su esclava y después indicó a su hermana que le pasase la cadena con los cuatro grilletes para entre las dos ponérselos a la sumisa. Vanesa, como era habitual, no hizo absolutamente nada por resistirse y en unos minutos estaba esposada, a cuatro patas y con un traje que la cubría todo su cuerpo salvo sus partes más sexuales.

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