Después de haber discutido un poco con su mamá, Louis consiguió el tan deseado permiso de poder salir con Harry un jueves en la noche.
Las cosas entre ambos chicos habían evolucionado bastante rápido con el pasar de las semanas, seguían trabajando juntos en el laboratorio, Harry seguía ayudándole con sus tareas algunas veces en la casa del menor y habían empezado a comentarse cosas sobre sus vidas, pero todo era muy superficial. Es por eso que Harry invitó al lindo castaño a salir, Harry tenía todas las intenciones de conocerlo bien, quería ser su amigo porque, aun viéndose casi todos los días, no sabía si eran amigos o si para Louis, él era sólo su tutor con un feo secreto.
Eso era otra cosa, Louis conocía su mayor tormento, ¿podría alguien ser capaz de ser su amigo sabiendo el potencial peligro que su sola existencia significaba? Esa simple pregunta atormentaba a Harry todas las noches, hacía que no pudiera conciliar el sueño y, desafortunadamente, hacía que perdiera control sobre él; Poco a poco, las garras iban calando cada vez más profundo en sus palmas llenando su cama de sangre, su cuerpo empezaba a tensarse y una desesperada necesidad por correr y aullar se apoderaban de él; por lo cual, terminaba huyendo al bosque para evitar causar algún problema y, a la vez, poder llorar sin que nadie lo viera. ¿Por qué tenía que vivir siendo un ser maldito?
Louis podía notar lo difícil que es para Harry no hablar de su "secreto", incluso controlarlo. Podía ver cómo su respiración se alteraba y se encerraba en el baño por algunos minutos, volviendo con sus lindos ojos verdes opacados por estar inyectados en sangre. Otras veces, podía notar cómo éste tenía que cambiarse los guantes al romperlos por estar clavando sus uñas (o garras) en sus palmas, pero ante todo esto, Louis prefería pretender que no lo notaba, no quería que el rizado se sintiera peor, por eso es que desde aquella vez donde Harry le hizo algunas aclaraciones, éste no volvió a preguntar nada al respecto.
Louis había pasado el día bastante emocionado, tanto así que no le importó levantarse temprano para ir al colegio, o tener que aguantarse todos los estornudos de Niall camino a casa, o el hecho de que sus hermanitas no pararan de insistirle en que las viera con sus nuevos trajes de princesas... Él sólo quería poder ver al rizado... Conocer al rizado...
Harry le había dicho el día anterior que fueran al cine, una propuesta algo cliché, pero la cual emocionaba bastante al menor por obvias razones. Lástima que ya había dado su primer beso, pero de lo contrario, amaría que el rizado fuese el que se lo hubiese dado en esa sala.
Louis había decidido empezar a caminar, era una linda noche, despejada, fresca, lo cual era sorprendente para estar tan próximos al invierno. Llevaba un grueso abrigo color azul oscuro que combinaba muy bien con sus ojos, un pantalón negro sencillo y un par de zapatillas deportivas de la misma marca del beanie gris que llevaba dejando sólo un pequeño y desordenado fleco expuesto en su frente.
Caminaba tranquilo por la acera cercana al bosque cuando su teléfono empezó a vibrar mostrando un mensaje en la pantalla.
"De: Harry Styles.
Louis, lo siento tengo que cancelar nuestra salida de hoy.
Sé que ya es la hora que acordamos y es muy descortés
que te cancele, pero surgió algo mayor.
-H."
Y eso hizo que todo el ánimo que había sentido en el día se esfumara tal arena en un huracán, no mentiría, se había ilusionado mucho y leer ese mensaje lo había desanimado lo suficiente para que una lágrima cayera por su mejilla. Surgió algo mayor, wow, ¡vaya manera de decirte que no eres importante! Louis se sentía como un plato de segunda mesa del cual se puede disponer en cualquier momento.
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Turning. (L.S) || En progreso ||
Fiksi PenggemarControlado por una maldición centenaria, perdido ante el hechizo natural de aquellos ojos azules. Publicado: 27 de octubre