Capítulo 11 " Uno, dos y tres..."

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Al día siguiente, Ash fue el último en despertar. Cuando salió de la habitación, se percató de la soledad y el silencio que dominaban la casa. Se dirigió a la cocina para encontrarse con un gran tazón de helado de frutas en el refrigerador. Sonrió cómplice. Al parecer, aquel desayuno le pertenecía a alguien más, pero ese alguien no estaba cerca, por lo que, sin sentirse culpable, se adueñó del tazón, y al llevarse la primera cucharada a la boca, sus papilas gustativas quisieron explotar: Estaba delicioso.

―Esto lo hizo...Serena ―susurró, mientras sus mejillas se teñían de rojo.


― ¡Ash, el desayuno está listo! ―gritó la peli miel desde la cocina.

Por la puerta de esta, hizo ingreso un muy adormilado azabache. Traía el cabello apuntando hacia todas partes. Incluso, el típico hilo de saliva que dejaba salir cuando dormía se encontraba allí. Serena, al verlo, no aguantó las ganas de reír y burlarse del chico. Este la miró queriendo matarla en el instante.

―No me mires así, es una broma ―sonrió, tratando de calmarlo.

―Bien ―dijo, sentándose en el lugar de siempre.

―Es tu desayuno favorito. Espero que lo disfrutes.

Ash observó detenidamente lo que tenía en frente de él: Un gran tazón de helado de frutas. Era su favorito, de eso no cabía la menor duda. Solo por eso, se llevó una cucharada mediana a la boca y al probarla, sus enojos desaparecieron. ¿Cómo podía enfadarse con la mujer que amaba por estupideces? Definitivamente, Serena era maravillosa, por donde se le mirara.

― ¿Te gusta? ―preguntó, mientras Ash movía su cabeza de forma afirmativa―. El helado lo preparé de otra forma. Ayer estuve cocinando junto a Mallow en el restaurante. Últimamente he aprendido mucho junto a ella y...

―No tienes que esforzarte solo por complacerme. Todo lo que pruebe de tu mano sabrá delicioso para mí.

―De todas maneras, me gusta.

― ¿Sabes lo que más me gusta?

― ¿Qué cosa?

―Algo aún más delicioso que el helado de frutas ―dijo, mientras se ponía de pie y caminaba hacia la peli miel―: tus labios.

Aquello fue el inicio de un apasionado beso matutino. Las vacaciones recién habían iniciado en la región Alola. El colegio estaba cerrado y las personas, felices y relajadas, se bañaban en las playas de arenas blancas pertenecientes a la Isla Mele Mele. Tal vez por eso aquel beso tuvo un sabor diferente, un sabor único para ambos.

Y después dicen que el amor no sabe de colores y sabores.


El azabache volvió a la realidad y de unas cuantas cucharadas se comió el contenido del tazón, sin sentir culpa por su verdadero dueño. Dejó el recipiente, vacío, sobre la mesa para dirigirse al baño a lavar sus dientes. Una vez terminado aquello, salió de la casa con rumbo al laboratorio del profesor Sycamore. Desde la vez que Alain lo escondió allí, el lugar se transformó en una especie de "Cuartel Anti – Kalm" o algo así.

―Tengo que pensar en una estrategia ―se dijo el azabache, hablando consigo mismo―. Quedan 6 malditos días para mi gran enfrentamiento con Kalm y tengo que ganarle. Además, desde el laboratorio podré transferir a mis Pokémon desde Pueblo Paleta y también podré entrenar con Alain, que a su vez conoce la estrategia del idiota.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora