Capítulo 28 "Altaria y Serena"

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Con cada día que pasaba, Ash podía sentir la cercanía de la joven, por la que perdía el sueño, aún más presente. Estaba más que claro que conseguir que Serena confiera nuevamente en él no había sido tarea fácil aunque las pruebas a la vista sobraran. Todos los días, ambos jóvenes visitaban a Braixen que, desde su especie de habitación, depositaba un gramo de confianza hacia ellos en cada ocasión. Serena podía sentir que con cada mirada una parte de su Braixen volvía a renacer desde las cenizas del maltrato.

― ¡Muy bien, Braixen! ―exclamó Serena con un plato vacío en sus manos―. Te comiste todo, por fin.

La peli miel no podía evitar soltar algunas lágrimas de felicidad. Cada muestra de confianza que el Pokémon dejaba entrever era una gran victoria para la chica. Sin dejar de mirarla se retiró de allí con algo más que solo amor en su corazón. A las afueras, un Ash recargado en la pared la esperaba, sonriente. Ella miraba siempre esa sonrisa embobada igual a la suya. No sabía cuánto la extrañaba.

―Braixen está volviendo, poco a poco, pero volviendo ―dijo Serena con una sonrisa radiante y amplia.

―Lo sé. Greninja y Sylveon también lo han notado ―dijo el azabache mientras tomaba el plato vacío de las delicadas manos de la chica para llevarlo a la cocina y agregó―: Braixen estará bien. Es momento de ir por los demás.

¿Los demás? Aquella frase dejó congelado el cerebro de la chica que, sin poder mover un músculo, se mantuvo estática en su lugar. ¿Acaso había escuchado bien? Era momento de ir por sus demás Pokémon, pero ¿En dónde comenzaría a buscar? Lo último que recordaba era que Kalm, simplemente, un día se los arrebató de las manos y desapareció con ellos, así como desapareció su alma.

―Yo no sé dónde están ―balbuceó Serena una vez que Ash había vuelto de la cocina.

―Tranquila. Tengo la ligera sospecha de dónde pueden estar. Solo necesito que me acompañes. ―Estiró su mano hacia la chica esperando, gustoso, aquel contacto.

Sin pensarlo dos veces, Serena entrelazó sus dedos con él y juntos partieron hacia el bosque a las afueras de la ciudad, lugar donde Ash había visto aquella sombra asustada entre los árboles. Sin proponérselo, una nueva barrera había caído entre los jóvenes que ahora caminaban a paso rápido. Estaban cada vez más cerca uno del otro; la confianza se estaba recuperando.

Una hora más tarde, Ash y Serena se encontraban caminado en el bosque con la esperanza de que un milagro sucediera. Sylveon los acompañaba, con su mirada atenta y sus sentidos al máximo, vigilando sus pasos y cualquier movimiento en el paisaje. La peli miel se encontraba asustada. Tenía miedo de no encontrar a sus Pokémon perdidos y que ellos la olvidaran, volviendo a su estado salvaje y natural. De pronto, una sombra de ojos profundos saltó de un árbol a otro moviendo levemente el follaje florido. La chica dio un ligero respingo e inmediatamente el azabache se posicionó delante de ella con el fin de protegerla de aquello.

― ¿Qué es eso? ―preguntó la chica con un ligero temblor en su voz.

―No lo sé, pero tranquila. Yo te protegeré ―dijo Ash con confianza, confianza que le duró hasta que unas ramas crujieron detrás de ellos―. Es impresionante lo que puede hacer un ruido como eso ―dijo con cierto temor.

El sonido se aproximaba por lo que ambos jóvenes de voltearon rápidamente para ver de quien se trataba y frente a ellos apareció un imponente Pokémon. Su vista se veía cansada y su cuerpo delgado y magullado. Respiraba con dificultad, como si una fuerte fatiga lo estuviera atormentando. Cuando los ojos azules de la chica impactaron en los de la criatura, las frutas que llevaba esta última cayeron al suelo estrepitosamente.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora